El fin último
del arte es…
“El Arte
espírita es una
herramienta de
educación y no
diversión,
debemos
encararla como
un excelente
instrumento que
de forma muy
sutil consigue
cambiar nuestra
forma de ver y
actuar sobre el
mundo
despertando en
el espectador
importantes
reflexiones.” (Fabrício
Alexandre Sanas,
nuestro
entrevistado en
esta edición.)
En el
Espiritismo, el
arte es una
herramienta. No
tiene a sí mismo
como un fin.
Herramienta de
educación, jamás
podrá ser simple
instrumento de
diversión o de
pasatiempo,
porque su
objetivo es, en
último análisis,
educar los
sentimientos.
El fin último
del arte es
mostrar lo que
el hombre
realmente es.
Creando empatía,
los personajes
retratan
comportamientos
que son como
espejos, que son
instrumentos de
identificación.
El arte espírita
debe tener un
lenguaje libre
de prejuicios. Y
debe, en la
medida del
posible,
presentarse de
manera leve,
agradable,
facilitando el
entendimiento.
Muchas veces,
las personas,
como en un
espejo o
identificación,
despiertan en
los otros
sentimientos
olvidados.
Para comprender
mejor, el arte
debe manifestar
de manera simple
el contenido,
para que éste
sea
correctamente
asimilado e
interpretado. Lo
que se quiere
atingir es la
sensibilidad del
espectador,
sensibilidad que
es manifestada
por su
percepción de lo
que ve y de lo
que siente.
“Sí, aceptar el
otro como él es
con sus puntos
positivos y
negativos. A
través del arte
es posible
desarrollar sin
imposición esta
capacidad por el
simple hecho de
que necesito
respetar el otro
para que pueda
comunicarme con
él y atingir el
objetivo
propuesto.” (Fabrício
Alexandre Sanas)
Los
comportamientos
buenos o malos
deben ser
acogidos con
indulgencia,
aceptándose las
personas como
ellas son. Eso
porque, como
sabemos, debemos
actuar siempre
con benevolencia
para con todos,
indulgencia para
con las
imperfecciones
de los otros y
perdón
ilimitado.
“El Arte permite
conmovernos, a
nosotros y a los
otros. Es muy
común las
personas oyeren
una música y
verter lágrimas,
oír un texto ya
conocido y tener
otra perspectiva
debido a la
forma, mirar el
payaso y acordar
de cómo es
posible ser
feliz a través
de la
simplicidad.
Algo interesante
es como las
personas
reaccionan
delante del
arte, nuestros
sentimientos son
sofocados por
las
adversidades,
dificultades de
la vida.” (Fabrício
Alexandre
Sanas.)
Simplicidad es
una virtud
esencial que
consiste en
desapego y
desinterés
material.
El hombre simple
se comunica con
los otros según
la disciplina de
los propios
pensamientos,
actitudes y
palabras.
Sabe contornar
el complejo, sin
herir el amor
propio del
interlocutor.
Sabe que seremos
juzgados según
nuestras
actitudes.
Y busca
generalmente
colocarse en el
último lugar,
porque vive
siempre feliz,
sea en las
experiencias
dolorosas, sea
en los días de
bonanza, que
componen las
diferentes
etapas de una
existencia
corpórea en el
mundo donde
vivimos.
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