¿Cómo nació su
interés por las
lecciones del
Evangelio como
tema en sus
conferencias?
No habrá en
nuestra
humanidad un
ejemplo mayor a
ser seguido que
la vida de
nuestro Maestro
Jesús. Estudiar
el Evangelio es
sumergirse en lo
más profundo
acerca de la
conducta moral.
Seguir los pasos
que el Maestro
recorrió de la
Tierra es
entender el
Reino de Dios.
Al preparar una
conferencia,
siempre pensamos
en llevar al
público lo que
puede ser
significativo
para personas
para la
comprensión y el
entendimiento de
sus aflicciones,
de sus
búsquedas, de
sus dudas.
Siempre monto
una conferencia
con lo que yo
entiendo que
pueda ser
importante para
ayudar al
progreso de los
hermanos que
buscan la
Doctrina
Espírita. El
Evangelio de
nuestro Maestro
Jesús es la
referencia más
importante para
que podamos
seguir nuestra
marcha con buen
ánimo, con
entendimiento de
las pruebas por
las que pasamos
y, lo más
importante,
teniendo al amor
como la mayor
conquista de
nuestro
Espíritu.
¿Cómo realiza la
unión entre las
situaciones y
los ejemplos de
lo cotidiano con
esas lecciones?
Además de ser el
Espíritu más
evolucionado que
estuvo en
nuestro Planeta,
Jesus también
fue el más
grande educador
que hemos
tenido. Sus
palabras tienen,
al mismo tiempo,
la profundidad
de quien conocía
todos los
misterios del
universo, así
como la
sencillez de
quien explicaba
a los que
poseían poca
comprensión.
Así, traer al
Evangelio a las
situaciones que
vivimos en el
día a día es muy
sencillo, ya que
Jesús nos dio
lecciones que
pudiésemos
utilizar en
todos nuestros
pensamientos en
todos nuestros
actos. Con ello,
el público se
identifica con
las lecciones
del Evangelio y
logra pensar en
cómo practicar
la verdadera
reforma íntima.
Situaciones de
lo cotidiano,
hechos que
vivimos en
nuestra familia,
dilemas que
vivimos en el
trabajo… Todo
puede ser
relacionado con
las lecciones
del Evangelio y,
de esa manera,
ampliamos aún
más la
comprensión de
las palabras de
nuestro Maestro
Jesús.
¿Cómo se dio la
inclusión de
pequeños cuentos
y también de
canciones en sus
enfoques?
Esas son dos
cosas que me
gustan mucho.
Los cuentos que
traen mensajes
edificantes en
sus narraciones
siempre provocan
un gran interés
y llaman mucho
la atención del
público. Las
personas se
identifican con
los personajes,
con las
historias, como
si viviesen
aquello. Hay
relatos, después
de las
conferencias, de
personas que se
sintieron
perfectamente
retratadas en un
cuento que
incluí en una
conferencia. Se
vuelve algo que
fortalece al
público, además
de llevar
mensajes
importantes de
una forma más
suave. Sobre la
música, este es
un capítulo
aparte para mí.
Siempre fui un
apasionado de la
música y pienso
que ella tiene
la capacidad de
elevar mucho
nuestros
pensamientos. La
música trae
alegría a las
personas, hace
sonreír y calma
las tensiones
que vivimos en
las
tribulaciones de
nuestro mundo.
Cada vez estoy
preparando una
conferencia y
siento que una
canción puede
complementar
aquellos
conceptos que
están siendo
tratados, a
través de su
letra o
simplemente por
su melodía, y
trato de incluir
de la mejor
manera aquel
contenido.
¿Cuál es su
percepción en
cuanto al
interés del
público?
Claro que nunca
conseguimos
unanimidad en
las cosas que
hacemos en esta
vida. Ni es mi
pretensión,
porque existen
percepciones
diferentes,
culturas
diversas o,
simplemente, una
cuestión muy
particular de
gustos propios
de cada uno.
Pero en general,
las personas
reaccionan de
una manera
increíble a la
música, cuando
es incluida en
una conferencia.
Como siempre
trato de traer
canciones que ya
son aclamadas en
los repertorios
de la música
popular
brasileña, o de
la música
mundial, las
personas
reconocen y
vivencian
experiencias
increíbles con
ella. Muchos
cantan
animadísima
desde las
primeras
palabras de la
letra de las
canciones. Veo
también a
personas que
cerrar los ojos
y se permiten
hacer verdaderos
viajes de
emociones al son
de las melodías
que conmueve
algún sentido
emocional. De
esta manera,
pienso que
podemos llevar
los
conocimientos
importantes de
nuestra Doctrina
de las formas
más diversas
posibles y para
los públicos más
diferentes. Este
tal vez sea uno
de los mayores
desafíos de los
conferencistas y
de los
divulgadores de
la Doctrina de
Kardec: llevar
conceptos,
conocimientos e
ideas que
lleguen
verdaderamente a
los corazones.
¿Qué más le
agrada de la
preparación de
las conferencias
y también en la
experiencia de
hablar de esas
sublimes
lecciones?
Sin la menor
sombra de duda,
lo que más me
agrada, cuando
preparo una
conferencia, es
el efecto que
ésta pueda
producir en mis
propias
reflexiones, en
mis
cuestionamientos
íntimos y en mi
reforma íntima.
Aunque la frase
anterior pueda
parecer egoísta,
al contrario,
ella representa
una de las leyes
que nuestro
Maestro Jesús
considera como
primordial: Amar
al prójimo como
a nosotros
mismos. Cuando
estemos
preparados y
fuertes en
nuestras grandes
cuestiones,
estaremos en
mejores
condiciones de
ayudar al
prójimo. Que la
verdadera
caridad comience
en nosotros,
para que podamos
practicarla con
nuestros
hermanos que lo
necesitan. Al
estudiar el
Evangelio en la
preparación de
mis
conferencias,
entiendo mejor
mis desafíos y
obstáculos,
ampliando cada
vez más la
comprensión del
otro. Esto no
significa que
debemos alcanzar
la cumbre de la
escala evolutiva
para que
tengamos las
condiciones de
ayudar al
prójimo. Pero sí
que debemos
estar siempre en
una marcha de
progreso, y que
podamos durante
esta caminata no
perder nunca de
vista la
posibilidad de
trabajar en el
auxilio de los
hermanos que
recorren el
camino a nuestro
lado.
De las lecciones
que el Evangelio
nos presenta,
¿cuál le llama
más la atención?
¿Por qué?
La mayor belleza
del Evangelio
está en la
sencillez y, al
mismo tiempo,
profundidad de
las palabras de
nuestro Maestro
Jesús. No hay
como estudiar
una simple frase
de Jesús, sin
que podamos ver
claramente el
tamaño y la
envergadura
moral de
nuestro
hermano, que
vela por nuestro
planeta. ¡Hay
tanto amor en
sus palabras y
tanta
comprensión del
estado emocional
y espiritual de
los que lo
buscaban!... Hay
ciertos pasajes
del evangelio
que emocionan
profundamente y
que acaban
volviéndose
verdaderos guías
de conducta y de
moral. La calma
en lidiar con el
silencio en el
episodio de la
mujer adúltera;
la inmensa paz
que el espíritu
disfrutada, aún
en la situación
del intenso
sufrimiento en
su crucifixión;
el perdón
incondicional
que concedió a
todos que lo
desafiaron en
vida. Son tantos
los ejemplos que
podemos decir
que, más que una
vida aquí
vivida, fue una
verdadera
escuela moral
que Cristo vivió
y nos dejó de
legado. ¡Que
podamos siempre
continuar
bebiendo de esa
inagotable
fuente de amor!
¿Y en relación a
las enseñanzas
que el
Espiritismo nos
ofrece?
Como el
Consolador
prometido por
Cristo, el
Espiritismo da
continuidad a la
obra que el
Maestro inició
en la Tierra.
Bajo la batuta
de Jesucristo,
el Espiritismo
nos trae, dentro
de lo que
nuestra
evolución
intelectual y
moral permite,
la mayor
comprensión de
la obra de
Nuestro Padre.
El Espiritismo
nos sitúa,
conscientemente
y sin dogmas,
dentro de
nuestro camino
evolutivo,
explicando lo
que quedó en
nuestro pasado,
esclareciendo el
momento actual
en que vivimos
y, más
importante aún,
mostrando
claramente lo
que está por
venir. Es una
doctrina
completa y
enriquecedora
que nos empodera
como Espíritus
en evolución, en
la
concientización
de nuestro
estado actual,
colocando
exclusivamente
en nuestras
manos - y bajo
la égida de las
leyes de Dios -
la total
responsabilidad
de la calidad de
nuestra
trayectoria. El
Espiritismo nos
coloca como
agentes
constructores de
nuestro camino.
Sin promesas
vanas, sin
misterios, sin
rodeos. Conocer
el Espiritismo
es colocar la
luz sobre el
celemín y no
estar nunca más
en la oscuridad.
¿Hay algo
resaltante de
sus recuerdos en
la actividad
espírita que le
gustaría
relatar?
Sabemos que hay
varias maneras
de participar y
contribuir con
actividades
relacionadas con
la Doctrina
Espírita. El
trabajo del
voluntariado de
las casas
espíritas es muy
amplio y
especial,
independiente de
lo que usted
realiza. El
estudio, la
práctica
mediúmnica, la
recepción en las
reuniones, todo
tiene su
importancia. En
los últimos
años, yo escogí
la divulgación
de la doctrina
como actividad
principal, a
través de la
realización de
conferencias.
Hay una frase
que cada vez que
la escucho, es
el combustible
que necesito
para continuar
con esta
actividad, y
esta es: “usted
hizo esta
conferencia para
mí. Todo lo que
usted dijo era
exactamente lo
que yo quería
oír”. Cuando
alguien viene
hacia mí al
final de una
conferencia
diciendo eso, sé
que ese día
cumplí con mi
misión y gano
fuerzas para
continuar.
Cuando el
mensaje que uno
quiere pasar
llega a tener
sentido, aunque
sea para un
único corazón,
la sensación es
maravillosa y
nos causa una
profunda paz
interior. Y
pienso que en
esta vida no hay
nada mejor que
yo pueda desear…
Si pudiese decir
algo al público
como esencial
para la buena
vivencia
cristiana, ¿que
sería?
Cuando le
preguntaron eso
al Maestro con
otras palabras,
él respondió:
“Amar a Dios con
toda su Alma,
con todo su
Corazón y con
todo su
Entendimiento.
Amar a su
prójimo como a
sí mismo”. Yo
no podría decir
algo diferente.
En esas dos
frases, que
resumen todo lo
que debemos
practicar para
la buena
vivencia
cristiana, nunca
podemos
olvidarnos de
quienes son
nuestros
prójimos. Los
que nos rodean.
Los que conviven
con nosotros.
Los que nos
aman. Y los que
no nos quieren
bien. Todos
somos hermanos.
Debemos tener la
mirada de amor
universal para
con todos. A los
que nos aman
verdaderamente,
debemos
practicar el
amor mayor y
ejercitar
nuestras mejores
virtudes. A los
que nos
perjudican, la
oración
verdadera del
amor, y el deseo
de que no sean
aquejados por el
mal, la voluntad
mayor de que la
paz les invada
el corazón,
retirándolos del
camino del mal.
Ésos son
nuestros
desafíos. Y son
muchos. Pero
busquemos
siempre al
Maestro como
guía y todas
nuestras
preguntas serán
respondidas.
Sus palabras
finales.
Deseo que todos
los hermanos que
puedan leer esta
entrevista
sientan el calor
del Evangelio en
sus corazones.
No hay mejor
camino a
recorrer que
aquel que
hacemos en
compañía de
nuestro Maestro
Jesús. No hay
mejor dirección
para nuestras
vidas que
aquella que
señala nuestra
Doctrina
consoladora. Por
nuestra
condición aún de
Espíritus en un
planeta de
expiaciones y
pruebas, tenemos
la certeza de
que los caminos
que iremos a
recorrer no
serán fáciles.
Las dificultades
serán muchas
aún, pues
tenemos mucho
que aprender.
Sin embargo,
Jesús nos dice
que su fardo es
ligero y su yugo
es suave. A los
que experimentan
los beneficios
del
esclarecimiento
mayor, las
dificultades se
empequeñecen y
los horizontes
se expanden en
entendimiento y
consuelo. Que
nuestra mirada
esté dirigida
más hacia lo
Alto. Y que la
paz de nuestro
Maestro Jesús
esté siempre
presente en
nuestros
corazones.
|