El médium nunca debe parar de
estudiar
Nubor Orlando Facure escribe sobre la teoría hereditaria
de la mediúmnidad y del desarrollo filogenético de los
seres.
“Vamos a comprender bien lo que dice Hipócrates: él
atribuye exclusivamente al cerebro y sólo al cerebro
toda nuestra actividad mental y, principalmente,
nuestros comportamientos. Las neurociencias de hoy no
abren la mano de esas afirmaciones de Hipócrates – se
apoyan exclusivamente en esa visión materialista.”
(Nubor Orlando Facure, en el artículo “¿La mediúmnidad
es un comportamiento hereditario?” uno de los
relieves de la presente edición.)
Desde el punto de vista materialista, el fenómeno
“mente” sería un epifenómeno del funcionamiento cerebral
– una especie de reacción adversa o efecto colateral de
ese funcionamiento. En verdad, las enseñanzas espíritas
nos informan que el cerebro no solamente es un calco del
cerebro perispiritual, como éste lo transciende por la
emancipación del alma y por la conexión con el fenómeno
anímico de la manifestación del inconsciente.
“Mendel en Dinamarca,
Darwin en Inglaterra y Kardec en Francia –
contemporáneos que no conocían el trabajo unos de los
otros, pero bajo la orientación de la espiritualidad
mayor -, introducían en la Humanidad las primeras
nociones de nuestra responsabilidad evolutiva y de
nuestros compromisos hereditarios.”
(Nubor Orlando Facure, en
el artículo mencionado.)
Kardec, en sus comentarios y preguntas, manifiesta
opiniones acordes con el pensamiento evolucionista, lo
que causa sorpresa porque sus primeros estudios sobre el
Espiritismo antecedieron el surgimiento de la obra de
Darwin, bien como los estudios de Gregor Mendel, el
padre de la teoría genética.
“El Espiritismo entiende
que, después de la muerte, los Espíritus se sitúan en
otra esfera de la vida, en tareas que los atraen tanto
por el interés como por la necesidad, y millones de
ellos permanecen al nuestro lado, manteniendo sintonía
con nuestros pensamientos, interfiriendo en nuestras
vidas, sugiriéndonos tanto buenas como malas conductas
en nuestras decisiones. En la mayoría de las veces
nuestro contacto con ellos es sutil y fuera de sospecha,
pero, a través de los médium, es ostensivo, vibrante y
conmovedor.”
(Nubor Orlando Facure, en el artículo mencionado.)
La inspiración, una variedad de la intuición, hace de
todos los hombres médium. Pero ella no delimita muy bien
lo que hace parte del pensamiento del Espíritu
comunicante y lo que es inherente al pensamiento del
sensitivo encarnado. Son sugerencias, como que dejando
al encarnado la responsabilidad por el acatamiento de la
idea o de su no adhesión. Es el instrumento generalmente
usado por los protectores.
“Enseña Kardec que el fenómeno mediúmnico se procesa a
través del cerebro del médium: es en el cerebro del
médium que el Espíritu comunicante va a buscar elementos
para producir su trabajo. En toda comunicación
inteligente hay una contribución del dominio del
conocimiento del propio médium.” (Nubor Orlando
Facure, en el artículo mencionado.)
La interferencia del médium en la comunicación viene
principalmente de esa actitud no pasiva. El médium nunca
es enteramente pasivo, mismo en el caso de médium de
incorporación inconsciente.
“La inteligencia y toda
capacidad mental de un individuo son propiedades del
Espíritu, siendo el cerebro sólo un instrumento que le
permite manifestarse en ese mundo. Pero la
predisposición orgánica del cerebro del médium debe
poseer las condiciones adecuadas para la manifestación
del Espíritu.”
(Nubor Orlando Facure, en el artículo mencionado.)
La predisposición mencionada es, sin duda, esencial, una
vez que la mediúmnidad se radica en el organismo del
sensitivo. En eso tiene participación fundamental la
epífisis, o glándula pineal, situada, más o menos, en el
centro de la cavidad craniana. Calcada del cerebro
perispiritual, esa glándula es estructurada conforme el
mapa genético del individuo, de manera que la facultad
mediúmnica es siempre concedida como una tarea o, si
quisiéramos, como una misión a ser desempeñada con un
fin útil.
En otro sentido, es indispensable que el médium sea
receptivo a la influencia del Espíritu y reúna
determinadas condiciones para tornarse un buen
intérprete.
El equipaje cultural se
inserta en el cuadro de las condiciones que permiten al
Espíritu manifestarse con mayor cualidad. He aquí el
motivo por el cual el médium jamás debe parar de
estudiar. Ejemplo de cómo eso es importante puede ser
cosechado en la experiencia vivida por Chico Xavier en
sus primeros trabajos como el poeta Augusto dos Anjos
(Espíritu), como el propio médium relató. Para recordar
el episodio
clique aqui
.
Traducción:
Elza Ferreira Navarro -
mr.navarro@uol.com.br