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Instituto Bairral: excelencia en psiquiatría |
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Alberto Luís de Mello Rosatto (foto), presidente
del Consejo Directivo de la Fundação Espírita Américo
Bairral, de Itapira (SP), es nuestro entrevistado.
Alberto es natural de la capital paulista, pero reside
en la ciudad en la que se ubica la institución. Espírita
desde 1966, sus respuestas a la presente entrevista
muestran una visión general – desde sus inicios hasta
las importantes conquistas de los días actuales – de la
conocida institución
modelo para el país y probablemente para América Latina.
¿Cuándo fue fundado el Instituto Bairral?
La fundación del Hospital data del 31 de diciembre de
1937, cuando fue aprobado el primer estatuto. Pero todo
indica que ya funcionaba antes de esa fecha, tal vez de
manera informal. Consta que Doña Gracinda llegó a
recibir pacientes en su propia residencia. Son
considerados fundadores el señor Onofre Batista y su
esposa, doña Gracinda Batista, habiendo sido ellos
quienes donaron el inmueble que hizo posible la creación
del hospital como una fundación. Después contaron con la
colaboración de su yerno, Cesar Bianchi, quien abandonó
su taller de ebanistería para dedicarse en cuerpo y alma
a la nueva institución. Además, tuvo la importante
participación de la señora Dalila Batista Bianchi, hija
de Onofre y Gracinda y esposa de César Bianchi. Es de
destacar que ninguno de ellos tenía una formación
académica, pues Onofre era albañil y doña Gracinda, ama
de casa. Dalila hizo un curso de enfermería en São
Paulo, dedicándose a partir de entonces, no sólo a
tratar a los pacientes, sino también a formar a los
nuevos enfermeros, razón por la cual fue escogida como
patrona de Enfermería de Bairral.
¿Cómo surgió la idea de su fundación?
Surgió de la necesidad de acoger a enfermos mentales que
hasta entonces eran simplemente abandonados en cárceles
públicas o confinados en los sótanos de Hospicios.
Movidos por el sentimiento de caridad que recomienda la
Doctrina Espírita, Americo Bairral y sus compañeros
tuvieron la idea de fundar un hospital para tratar a
esas personas.
¿Quién fue Americo Bairral?
Americo Bairral fue un funcionario público de la
Recaudadora de Impuestos- Coletoria Federal de Itapira y
un destacado líder espiritual. Fundó el Centro Espírita
Luiz Gonzaga y una institución que hoy es la Casa de
Reposo Allan Kardec, destinada a albergar ancianos. Sin
embargo, desencadenó antes de realizar su sueño de
fundar el hospital, o sanatorio, como entonces eran
llamados los hospitales psiquiátricos. Sus compañeros
llevaron adelante la idea y ahí está hoy Bairral, un
hospital grande y respetado.
¿Cuantos metros cuadrados de área tiene y cuantos
funcionarios? ¿La atención incluye al SUS, además de
enfermos particulares?
En el área urbana, tenemos más de 400,000 m² de terreno,
por donde están dispersas las diferentes unidades del
hospital, desde el Predio Central, donde son acogidos
los pacientes encaminados por el SUS, hasta las llamadas
“alas externas”, destinadas a pacientes particulares y
de convenios. En total son 824 camas, de las cuales 511
son ofrecidas al SUS; las otras 313 a particulares y
convenios.
En los 80 años de existencia de la institución, ¿qué se
puede destacar?
El gran progreso alcanzado en este tiempo. Partiendo de
las dos pequeñas casas del inicio, se llegó a este
complejo hospitalario sin igual en el país y,
probablemente, en toda América Latina. Además de su
crecimiento, digamos físico, con instalaciones dignas de
hoteles de buena calidad, es de destacar su evolución
técnica en los últimos años, con una inversión basada en
el perfeccionamiento de nuestro cuerpo de profesionales,
recordando que tenemos cerca de 150 empleados, de
diversas áreas, con formación universitaria. Todo ese
esfuerzo culminó con la implantación del programa de
Residencia Médica, para la formación de médicos
psiquiatras, hoy reconocida como una de las mejores del
país. Otro punto a destacar es la reciente
implementación de la atención en psiquiatría infantil,
con un proyecto de diagnóstico y terapia innovadores y,
probablemente, único en Brasil.
¿Cuáles son los mayores desafíos?
Continuar la atención de los pacientes SUS, que nos han
exigido ingentes sacrificios, por tratarse de una
actividad extremadamente deficitaria, en función de la
remuneración, que yo podría calificar de ridícula,
proporcionada por el Ministerio de Salud a los
hospitales psiquiátricos. Nosotros en Bairral aún
tenemos un ala de pacientes “no SUS” que nos permite
recursos para enfrentar los perjuicios que trae la
atención al SUS. Nos vamos a empeñar, como hicimos hasta
ahora, para mantener esa atención, pero cada vez más
preocupados, pues nuestra capacidad de soportar los
perjuicios se encuentra en el límite.
De las conquistas en marcha, ¿cuál sobresale en este
momento?
Creo que es la Psiquiatría infantil. Se trata de una
iniciativa pionera, por lo menos en los niveles de
calidad que estamos implementando, y es muy importante
pues es patente que muchos trastornos mentales futuros
podrían ser evitados si hubiera una intervención
adecuada en las primeras manifestaciones de los
síntomas.
De sus recuerdos con la institución, ¿cuál es la que
sobresale?
Desde el punto de vista personal, creo que no hay dudas
de que fue mi elección para la presidencia del Consejo
Directivo en 1998, por la enorme responsabilidad que
estaba asumiendo, pues en aquella época sólo tenía tres
años de participación en el Consejo como segundo
secretario, delante de varios compañeros con décadas de
dedicación a la institución. Pero contando con la ayuda
y la comprensión de todos, me permito decir que he
cumplido con el encargo, pues he sido reelegido desde
entonces.
¿Algo que le gustaría destacar en especial?
Me gustaría destacar que es extremadamente gratificante
para toda la directiva la oportunidad del servicio que
nos ha sido ofrecida, permitiéndonos ser parte de la
historia de esta institución modelo que es el Instituto
Bairral de Psiquiatría, hecho que representa motivo de
un cierto “orgullo”, y al mismo tiempo, el desafío de
legar a nuestros sucesores un hospital tan bueno o mejor
del que recibimos de nuestros antecesores.
Sus palabras finales.
Al conmemorar los 80 años de la fundación del Instituto,
sólo nos resta pedir el auxilio de la espiritualidad
amiga para que podamos tomar siempre las decisiones más
correctas, para que nuestra institución pueda cumplir
sus objetivos de constituirse en un puesto de socorro
para nuestros hermanos sometidos a esta dura prueba que
es la enfermedad mental.