La envidia de la excursión
Ese día, por alguna razón, algunos niños de la clase
estaban muy descontentos con la vida, irritados y
siempre pensando lo peor. En verdad, los compañeros más
grandes de otra clase más adelantada habían planeado
hacer un paseo y estaban muy contentos; habían traído
loncheras e irían a pasear en ómnibus con la profesora.
Al ver a los compañeros entrar en el ómnibus contentos y
risueños, los menores se mostraron fastidiados.
La profesora, al ver el malhumor de la clase, intentó
mejorar el ánimo de cada uno afirmando:
- ¡No se pongan tristes! Hoy son sus compañeros lo que
irán a pasear, otro día serán ustedes quienes podrán
estar como ellos hoy, saliendo y aprendiendo más en la
visita a un museo, a una fiesta o a algún bello parque
¡para que jueguen a sus anchas!
Pero los alumnos estaban realmente irritados con la
alegría de sus compañeros
mayores. La
profesora, viendo a la clase infeliz, preguntó:
- ¿Todos aquí piensan de la misma forma? ¿Y
si el paseo que hacen hoy no es tan bueno ni tan
interesante? ¿Van a estar contentos? Eso tiene un
nombre: ¡es envidia!
De repente Pedrito levantó la mano y dijo:
- Profesora, ¡yo no lo veo así! Pienso que todos
nosotros debemos tener nuestra oportunidad, ¡que puede
ser mejor que la de ellos!
- Exacto, Pedrito. ¿Será ese paseo de verdad tan bueno?
¿Y si llueve? ¿Y si sucede que se revienta una llanta
del ómnibus y se tienen que quedar en mitad del camino,
esperando que se arregle, en vez de pasear como
planearon?
En ese momento otro alumno levantó la mano y se acordó
de que una vez su familia salió a pasear y se rompió una
pieza del carro, ¡y ellos se quedaron muchas horas
parados, sin saber qué hacer, esperando que arregle la
pieza para colocarla en el carro!
Otro alumno levantó la mano y estuvo de acuerdo:
- ¡Nosotros también, profesora! ¡La última vez que
fuimos a la playa, un carro chocó con el nuestro y fue
la dificultad más grande para poder llegar a nuestro
destino, que era la playa!
Entonces la profesora miró a toda la clase y dijo:
- ¿Vieron como no todo es alegría cuando se sale de
paseo? ¿Quién sabe lo que pueda pasar con ellos?
¡Necesitamos orar por ese grupo que acaba de salir hoy
para que nada malo les pase en su excursión! ¿No nos
gustaría que hicieran eso por nosotros si fuéramos los
que nos quedáramos en el camino?
Los alumnos estuvieron de acuerdo con ella y alguien
sugirió:
- Profesora, ¿vamos a hacer una oración por ese grupo
que salió hoy?
- Buena idea, Julio. Sí, vamos, será muy bueno para
todos ellos ¡y para nosotros también que dejamos nuestra
envidia de lado! Como fuiste tú quien se acordó,
¿quieres hacer la oración por nosotros, Julio?
El niño aceptó y, cerrando los ojos, comenzó a orar:
- Señor Jesús, ayuda a nuestros compañeros que salieron
hoy de excursión, de modo que todos ellos puedan volver
en paz a nuestra ciudad. Que tus bendiciones los
envuelvan a todos y que nosotros, cuando nos toque
también hacer nuestra excursión, que todo vaya muy bien.
Gracias, Señor, por las bendiciones que hemos recibido
en nuestras vidas: el don de aprender, la posibilidad de
ver, el aire que respiramos, la bendición de oír, de
poder andar y también por poder aprender. Bendícenos a
todos los que estamos aquí y también a nuestras
familias. ¡Gracias,
Amigo Jesús!...
MEIMEI
(Recibido por Célia X. de Camargo, en 24/07/2017.)
Traducción:
Carmen Morante:
carmen.morante9512@gmail.com