|
La verdadera curación está en el cambio de nuestros
sentimientos |
|
Ricardo de Souza Cavalcante (foto), espírita de
nacimiento, natural de la ciudad de Garça (SP), actualmente residente
de Botucatu (SP), es nuestro entrevistado. Medico
Infectólogo del Hospital das Clínicas de la Facultad de
Medicina de Botucatu UNESP, es el actual presidente de
la Asociación y Médico-Espírita de Botucatu, con trabajo
regular en el Centro Espírita Caminho da Luz, de la
misma ciudad.
¿Cómo le surgió el interés por el área de la
infectología?
Para aquellos que no lo saben, la infectología es una
rama de la medicina que estudia y trata las infecciones.
Aunque aún predomine la visión materialista, tal como
las especialidades médicas en general, la infectología
es un área de la medicina que busca comprender al
individuo como un todo, considerando sus aspectos
genéticos, comportamentales, sociales y ambientales.
Además, el hecho de lidiar con un gran contingente de
individuos que viven en condiciones de vida precarias,
transitando entre la pobreza y la miseria, pues en ellos
inciden una enormidad de enfermedades infecciosas, nos
pareció sumamente interesante, un área donde podríamos
prestar ayuda a los más necesitados.
¿Qué paralelo se puede establecer entre esa ciencia y el
Espiritismo?
Todo lo que se refiere a la criatura humana se relaciona
con el Espiritismo. No es diferente de la medicina. Como
Allan Kardec lo señala en el libro “La Génesis”: el
Espiritismo, teniendo por objeto el estudio de uno de
los elementos constitutivos del universo (el espíritu),
toca forzosamente a la mayor parte de las ciencias.
Siendo el espíritu el responsable directo de sus actos,
experimenta las consecuencias de los mismos, en la
medida de su intención, ya sea buena o mala. Aunque
reciba la contribución de factores físicos, tales como
la alimentación, los vicios, los agentes infecciosos, el
proceso de la enfermedad tiene sus orígenes en el alma,
en el incumplimiento de las leyes divinas, que lesionen
el periespíritu y transmiten ese desorden al cuerpo
físico.
En un enfoque espírita de las infecciones, ¿qué aspectos
quedan más en evidencia?
Aunque las infecciones sólo ocurren ante la invasión de
un microorganismo en nuestro cuerpo físico, tales como
virus, bacterias, hongos o protozoarios, ese fenómeno
solamente es posible si nuestras defensas orgánicas
estuvieran incapacitadas para trabajar adecuadamente.
André Luiz, en el libro “Evolución en Dos Mundos”, nos
dice que hay una ruptura de la armonía de las células
del sistema inmunológico, tanto en el periespíritu como
en el cuerpo físico, que permite la invasión microbiana.
Considerando que nuestras inestabilidades emocionales y
psíquicas, y claro, igualmente morales, afectan
directamente a la salud corporal, ¿se puede afirmar que
muchas enfermedades, en caso sean por medio de las
infecciones, se instalan en función de nuestro patrón
moral y por las emociones desequilibradas que
alimentamos?
Efectivamente. Manuel Philomeno de Miranda, por medio de
la mediumnidad de Divaldo Pereira Franco, nos presenta
en la introducción del libro “Paneles de la Obsesión”
que el malhumor, el pesimismo, la rebeldía, el odio, los
celos, la lascivia y los vicios de cualquier naturaleza
causan un importante daño a las células de nuestro
cuerpo físico. En la obra mencionada, el autor
espiritual explica que esos comportamientos emocionales
llevan a la pérdida del control inmunológico y a una
incapacidad de las células de defender a nuestro
organismo para que actúen de un modo adecuado para
combatir a los agentes infecciosos. Además, M. P.
Miranda indica que esos sentimientos negativos producen
una materia mental que sirve de alimento a los
microorganismos infecciosos. Nos gusta mucho citar esta
obra, porque representa un verdadero tratado de medicina
e infectología.
Trayendo su conocimiento profesional y académico, en
las situaciones vividas, ahora a la luz del conocimiento
espírita, ¿cómo podemos entender las infecciones bajo el
prisma espiritual?
Resumiendo, podemos considerar que el origen de toda
enfermedad está en el espíritu que incumple las leyes
divinas. Envuelto en los sentimientos negativos que lo
afligen, ya sea por la culpa o las aflicciones, por la
rabia o la rebeldía, el espíritu imprime sobre su
periespíritu, que es su vehículo de expresión, un área
de debilitamiento energético. Eso puede ser consecuencia
de los sentimientos experimentados en pasadas
existencias y desconocidas en la actualidad debido al
mecanismo natural del olvido del pasado, o por el
comportamiento mental presente. Teniendo el periespíritu
una unión íntima con el cuerpo físico, éste a su vez
obedecerá al comando originado en la mente,
incapacitando sus defensas orgánicas. Ante las
condiciones ambientales y comportamentales a las que el
individuo se encuentra expuesto, puede entrar en
contacto con agentes infecciosos tales como virus,
bacterias, hongos protozoarios, permitiendo su invasión
y en consecuencia la enfermedad.
De sus recuerdos y estudios, ¿qué le parece más
resaltante?
Algo nos llamó mucho la atención durante los estudios de
la colección de André Luiz, por la psicografía de
Francisco Cándido Xavier. En la obra “Misioneros de la
Luz”, André Luiz nos explica que existen agentes
infecciosos en el mundo espiritual, que pueden afectar
tanto a encarnados como a desencarnados, dependiendo de
la conducta que adopten. Semejante a los
micro-organismos terrenos, que son parásitos en el
cuerpo físico, esas minúsculas criaturas consumen
nuestras energías físicas y espirituales.
Háblenos de su experiencia con la AME-Botucatu.
Desde hace muchos años, se vienen realizando en la
ciudad de Botucatu reuniones de estudio que analizan la
interfase entre la salud y el Espiritismo. En el año
2004 se dio el primer Congreso de Salud y
Espiritualidad, con sede en la Facultad de Medicina de
Botucatu – UNESP, organizado por ese grupo espírita de
médicos, profesores, alumnos y otros profesionales que
se interesaban en estudiar el tema. Ese evento tuvo una
gran aceptación y se volvió tradicional en la región.
Por los encuentros y desencuentros de la vida, nada por
azar, solamente pudimos oficializar la Asociación Médica
Espírita de Botucatu en el 2013. Actualmente nuestra
actividad está fuertemente dedicada al desarrollo de
investigaciones científicas dirigidas a comprobar los
conceptos espíritas en el medio académico. Recientemente
concluimos una investigación que demostró la eficacia
del pase en el tratamiento de la ansiedad, publicada en
un periódico científico internacional.
Considerando una parte de la vida existente en bacterias
y otros agentes que causan las infecciones, ¿cuál es su
visión espírita sobre esta conexión con la vida humana?
Aunque sean seres microscópicos, existen en ellos la
presencia del principio inteligente, aún de manera
rudimentaria, que dirige las acciones de esas pequeñas
criaturas de la Naturaleza. Como los demás seres de la
creación, excepto el hombre, su comportamiento es aún
comandado exclusivamente por los instintos. La intención
de esos agentes que causan la infección no es la de
causar daño al hombre, sino sólo sobrevivir. En la
Naturaleza, por las leyes que rigen el universo físico y
moral, la interacción entre los seres vivos es un
fenómeno necesario para la evolución. Las enfermedades
infecciosas que afligen a la Humanidad son mecanismos
importantes para el reajuste del hombre ante sus abusos
y faltas. Así, la Naturaleza, comandada por la
Providencia Divina, utiliza a esos pequeños seres para
ofrecer la oportunidad de rescate por los débitos
asumidos, siguiendo la ley de causa y efecto.
¿Algo más que le gustaría añadir?
La Doctrina Espírita nos ofrece un inmenso manantial de
informaciones para que comprendamos el fenómeno de la
enfermedad, puesto que sus orígenes están en el alma,
objeto principal del estudio del Espiritismo. Además,
nos presenta todos los recursos necesarios para que
superemos la enfermedad, cuando se presente, o para que
evitemos que ella ocurra, cumpliendo de esta manera su
papel de Consolador prometido, como señala Kardec en “El
Evangelio según el Espiritismo”. Esos recursos están
bien discutidos en esta obra del Codificador, pues es en
el Evangelio de Jesús nos encontramos. La verdadera
curación está en el cambio de los sentimientos,
obtenidos mediante la educación del alma.
Sus palabras finales.
Ante las enfermedades que asolan el cuerpo físico, es
fundamental usemos los recursos ofrecidos por la
medicina terrenal, para que podamos obtener el reajuste
del vehículo carnal. Pero no debemos olvidar que, aunque
la medicina haya alcanzado un gran desarrollo, aún le
falta conocer el espíritu. Es sólo educando al alma que
podremos conquistar la verdadera curación. Hoy hay un
gran movimiento dentro del Espiritismo enfocado en
estudiar esta relación entre la salud y sus interfaces
con la vida espiritual, representado por la Asociación
Médico Espírita (AME) de Brasil. Ya se suman diversas
obras literarias destinadas a esta temática, en las
cuales el lector puede profundizar sobre el tema.