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Interacción entre la curación y
la ecología |
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¿Cómo aplicar en nuestro día a día el conocimiento que
tenemos sobre nuestra ecología y el medio ambiente para
usarlo en nuestro favor, facilitando el proceso de
recuperación de algunas enfermedades? ¿Sería este un
buen camino para nuestra curación interior?
En base a estas ideas, la cardióloga y vicepresidenta de
la AME-Arapiraca (AL), Dra. Iuri Candiago, presenta en
esta entrevista el tema de su conferencia ofrecida en el
último MEDNESP, que trató sobre la curación y la
ecología.
¿Cómo delinear una interacción entre la curación y la
ecología?
Entendiendo la curación, de acuerdo con el sentido
etimológico de latín, que significa cuidar, administrar,
y ecología, del griego oikos, casa y logos,
lenguaje, podemos entonces ampliar los horizontes de
lo que comprendemos como nuestra casa. Según León Denis:
“en la planta, la inteligencia duerme; en el animal,
sueña; sólo en el hombre despierta, se conoce, se posee
y se vuelve consciente…” Por lo tanto, se fuimos
habitantes de otras formas físicas que albergaron la
vida, que no fue humana, se impone el respeto a las
otras formas de vida.
En el libro “Nuestro Hogar”, la benefactora Narcisa nos
enseña: “No solo e hombre puede recibir fluidos y
emitirlos. Las fuerzas naturales hacen lo mismos en los
diferentes reinos en que se subdividen. Para el caso de
nuestro enfermo, necesitaremos los árboles. Ellos nos
auxiliarán eficazmente”.
Así, comprendiendo que nuestra casa es todo el planeta y
ampliando el sentido de cuidar, estaremos actuando de
manera fraterna con las plantas, con los animales, con
los seres humanos y con aquellos seres angelicales que
seremos un día, según la promesa del Divino Maestro,
donando y recibiendo los recursos preciosos para el
mantenimiento del equilibrio y de la salud mental.
El binomio salud-enfermedad, ¿puede ser alterado con la
ecología?
Podemos alterar el curso de los acontecimientos de dos
formas: la primera facilitando la recuperación del
equilibrio perdido actuando de forma decisiva en la
fraternidad y la sencillez. Decía Lisias, en el libro
Nuestro Hogar: “… La causa de sus males persistirá
en sí mismo, hasta que se deshaga de los gérmenes de
perversión de la salud divina, que agregó a su cuerpo
sutil por el descuido moral y por el deseo de gozar más
que los demás. La carne terrestre, de la cual abusamos,
es también el campo bendito en el que podemos realizar
labores fructíferas de curación radical, cuando
permanecemos atentos al deber justo”. Entonces, viviendo
sin exageraciones, que consumen los recursos preciosos
de la naturaleza, estaremos preservándonos de la
ambición que corroe por dentro e imprimimos una ruta
segura y saludable a nuestros destinos. La segunda nos
puede complicar un poco más los sufrimientos: el médico
Henrique de Luna, también en el libro Nuestro Hogar,
esclarece a André Luiz: “El malestar tal vez no asumiría
características tan graves si su procedimiento mental en
el planeta estuviese encuadrado en los principios de
fraternidad y templanza. Mientras tanto, su modo
especial de convivir, muchas veces exasperado y sombrío,
captaba vibraciones destructoras en aquellos que lo
oían… Esa circunstancia agravó aún más su estado
físico”. Por ello, convivir con respeto y amor a la
Naturaleza nos hace extraer que fluidos consoladores y
restauradores de la paz.
¿Cómo medir los beneficios de la ecología para la
curación?
De acuerdo con el contexto que elegimos para
relacionarnos con la Naturaleza y el número de
individuos que lo elige en sus diversos niveles, podemos
tener una idea cuantitativa de la relación con la
creación divina. Existen los que ejercen la competencia
por espacio(fama), por el alimento o por socios para la
reproducción, por poder, dinero; otros actúan como
verdaderos depredadores o parásitos y hay los que eligen
la simbiosis para dirigir sus vidas, cooperando
mutuamente para la supervivencia. Si nos relacionamos de
forma agresiva con la enfermedad que nos aflige,
ciertamente los virus o bacterias involucrados en los
procesos infecciosos se multiplicarán, ya que nos
retroalimentamos de energías inferiores induciendo el
deterioro orgánico e inmune. Si escogemos interactuar de
manera constructiva y reaccionamos en el sentido de
búsqueda de la fraternidad, ya sea en compañía de un
perro, de plantas, o hasta conversando con nuestro
cuerpo, con las células, tendremos resultados benéficos.
La recuperación en ambientes con música relajante, con
fuentes de agua corriendo, con plantas medicinales o
provechosas, nos lleva a mejorar más rápidamente de los
que se quedan ensimismados. Las personas optimistas y
agradecidas a Dios se recuperan más rápido y
difícilmente se enferman.
Esta curación, ¿puede ser emocional y psíquica, además
de física?
Yo diría que la curación que realmente necesitamos es la
definitiva, es decir, la emocional y psíquica, pues si
la mente no está sana, será sólo cuestión de tiempo para
que la enfermedad se instale. Además, podemos estar
físicamente enfermos, pero si el alma estuviera resuelta
al bien, nace una fuerza poderosa que hace centellear el
ser eterno, demostrando el coraje de
resistir las aflicciones. Esa sí, es la curación
verdadera.
La ecología actualmente, ¿es una preocupación constante
del ser humano o solamente cuando se ve afectado o
perjudicado?
Si pensamos profundamente, veremos que la mayoría de las
veces, pensamos en la recuperación de la salud solamente
cuando la perdemos. Esto sucede porque tenemos
prioridades diferentes de acuerdo con nuestro punto de
vista. Si somos afectados por la falta de agua potable,
economizamos. Cuando el problema está solucionado,
regresamos al comportamiento anterior. Raras son las
personas que ven el resultado de la falta de cuidado en
el presente que culminará en el futuro.
¿Es posible estimular actitudes de interacción entre la
curación y la ecología para sanar las enfermedades?
¿También
en los
ambientes
hospitalarios?
Mucho se hace ya en los tratamientos con animales, como
la equinoterapia, por ejemplo. Ya que las relaciones
afectivas nos hacen bien, sería interesante recordar los
momentos agradables que tuvimos con los animales que
estimamos, los ambientes acogedores en la Naturaleza
donde estamos a solas con el pensamiento en Dios.
Podemos hasta conversar fraternalmente con los seres
microscópicos que en forma de bacterias o de virus nos
tratan de debilitar. Cuando el amor se pone a
disposición para ayudar, conseguimos verdaderos milagros
de acuerdo con el mensaje bíblico: “Ustedes son dioses,
pueden hacer esto y mucho más”.
¿Qué otras ideas le gustaría dejar sobre el tema?
Si recordamos que la vida no está sin circunscrita a lo
que nuestros ojos pueden ver y que hay seres
microscópicos, seres jurídicos y que la vida pulula por
todas partes, entenderíamos que la Naturaleza tangible y
la intangible forman parte de un todo creado para la
evolución. Ayer habitábamos envolturas microscópicas en
sus diversos reinos evolutivos. Después envolturas
vegetales, animales y, hoy, humanos. Pero la evolución
no se detiene allí. En el futuro, la pureza de la
angelitud nos espera. ¿Cuándo será? “Cuando comprendamos
la verdad, ella nos liberará”.
En las relaciones optimizadas que Jesús nos enseñó,
también Chico Xavier al conversar con las plantas y las
hormigas y ellas emanaron respeto al ser superior,
siendo tratados con respeto, o Francisco de Asís al
dialogar con las posibilidades de comprensión del lobo
de Gubio y éste, al ser respetado, declina su instinto
primitivo y sigue al “sol de Asís”. Sabremos entonces
que se debemos ser los soles de comprensión y respeto,
pues es mejor amar que ser amado, el amor es la fuerza
poderosa y creativa asimiladora del Creador, energía
transformadora y redentora para nosotros y todos los
seres de la Creación.
Traducción:
Ricardo Morante -
rmorante3@yahoo.com
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