Continuamos
en
esta edición el
estudio de la
Revue Spirite
de 1861,
publicación
mensual de
divulgación
espírita fundada
y dirigida por
Allan Kardec.
Este estudio se
basa en la
traducción al
idioma portugués
realizada por
Júlio Abreu
Filho y
publicada por
EDICEL. Las
respuestas a las
preguntas
propuestas se
encuentran al
final del texto
para la lectura.
Preguntas para
el
debate
A. El periespíritu, ¿puede penetrar la material sólida?
B. ¿Cómo los Espíritus superiores ven la música?
C. ¿Hay fiestas en el mundo espiritual?
Texto para la lectura
73. Analizando un curioso hecho ocurrido en Lituania,
donde el cólera afectó a muchas personas, San Luis habla
sobre la causa de los flagelos materiales y, a propósito
de este tema, Kardec reitera la enseñanza de que todos
los dioses del paganismo no tienen otro origen que las
manifestaciones espíritas.
(PP. 148 y 149)
74. La Revue informa sobre interesantes fenómenos
de transporte ocurridos en Orleans, e informa que tales
hechos pueden ocurrir con el médium tanto dormido como
en vigilia.
(PP. 150 a 153)
75. Las flores transportadas son recogidas por el
Espíritu en los jardines. Los bombones son sacados del
lugar donde le place. En el caso que se informa, el
anillo fue retirado de la tumba y llevado a la hija de
la mujer fallecida, a quien le había pertenecido. (PP.
154 y 155)
76. El Dr. Glas, espírita fervoroso, muerto a los 35
años de edad, evocado a pedido de su padre, dice que se
encontraba con frecuencia junto a su esposa, su hijo y
su padre. Incluso estando en la Sociedad, podía verlos
en casa, sin esfuerzo; pero Kardec rescata que un
Espíritu inferior no podría. “Los que tienen una cierta
elevación son los que pueden ver simultáneamente desde
puntos diferentes”, enseña Kardec. “Los otros son aún
muy prosaicos.” (PP. 152 y 153)
77. El Dr. Glas confirmó que los Espíritus pasan a
través de todo, así como todo pasa a través de ellos.
(P. 159)
78. Pudiendo, en estado fluídico, ocupar el mismo
asiento ocupado por un encarnado, si el cuerpo
espiritual quedase tangible, tedría forzosamente que
cambiar de lugar, reconstruyéndose al lado.
(P. 160)
79. Kardec explica: “En el estado normal, es decir,
fluídico e invisible, el periespíritu penetra
perfectamente la materia sólida; en el estado de
visibilidad, ya hay un comienzo de condensación que lo
vuelve menos penetrante; en el estado de tangibilidad,
la condensación es completa y la penetrabilidad
desaparece”. (P. 160)
80. Kardec dice a Jobard que no es posible obtener
pruebas materiales de identidad del Espíritu de personas
antiguas. El nombre en esos casos no es relevante y solo
se le debe dar una importancia secundaria. (PP. 162 y
163)
81. Después de la muerte – dice Kardec – el alma refleja
las cualidades y defectos que tenía en la vida corporal.
(P. 166)
82. Deben ser consideradas, así como apócrifas, las
comunicaciones que en todos los puntos desmientan el
carácter del Espíritu cuyo nombre llevan. Pero es
injusto condenarlas en conjunto por algunas manchas
parciales.
(P. 167)
83. Hablando sobre las artes, Lamennais afirma que la
música, a su modo de ver, es el arte que va más
directamente al corazón. La pintura, la arquitectura, la
escultura, llegan primero al cerebro. “En una palabra,
la música va del corazón al espíritu, la pintura del
pensamiento al corazón”, dice el Espíritu, esclareciendo
que la música seria, religiosa, eleva el alma y los
pensamientos, mientras que la música ligera solo hace
vibrar los nervios, nada más. (P. 167)
84. Felicia cuenta que hay fiestas frecuentes en el
mundo espiritual, y tienen un encanto indescriptible.
(P. 168)
85. Ferdinand, en mensaje recibido en Burdeos, afirma
que el Espiritismo es la aplicación de la moral
evangélica, predicada por Cristo, en toda su pureza, y
los hombres que lo condenan sin conocerlo son poco
prudentes.
(PP. 168 y 169)
86. Kardec informa quién fue Channing: William Ellery
Channing, nacido en 1780 en Newport y fallecido en 1842,
en Boston, quien en 1803 se convirtió en ministro de la
capilla unitarista – una secta protestante – de Boston.
(P. 173)
87. Reproduciendo partes de un discurso hecho por
Channing en 1834, Kardec demuestra que su descripción de
la vida futura concuerda perfectamente con la doctrina
enseñada por los Espíritus dos décadas más tarde.
(PP. 177 y 178)
88. El gran poeta Milton, citado por Channing, ofrece
sobre el mundo invisible una opinión conforme a la de
Channing, la cual es también la de los espíritas
modernos. Ellos eran, dice Kardec, espíritas por
intuición, y no lo sabían.
(P. 178)
89. Kardec informa la recepción de una carta del Sr.
Roustaing, abogado en Burdeos.
(P. 179)
90. En la carta, Roustaing habla de sus estudios
espíritas, dice que comprende que la Tierra es un lugar
de exilio, un mundo de pruebas o de expiación, y afirma
que cree en la reencarnación, como realidad y no como
alegoría. (PP. 179 y 180)
91. La reencarnación – dice Roustaing – al mostrar que
no hay rey que no descienda de un pastor, ni pastor que
no descienda de un rey, disipa todas las vanidades
terrenas, libera del culto material y nivela moralmente
a todos. (P. 182)
(Continúa en el próximo número.)
Respuestas
a las preguntas
A. El periespíritu, ¿puede penetrar la material sólida?
Conforme a las explicaciones de Kardec, en su estado
normal, es decir, fluídico e invisible, el periespíritu
penetra perfectamente la materia sólida. Sin embargo, en
el estado de visibilidad, ya hay un comienzo de
condensación que lo vuelve menos penetrante y en el
estado de tangibilidad, la condensación es completa y la
penetrabilidad desaparece.
(Revue Spirite de 1861, pp. 159 y 160.)
B. ¿Cómo los Espíritus superiores ven la música?
Dice Lamennais que la música, a su modo de ver, es el
arte que va más directamente al corazón. La pintura, la
arquitectura, la escultura, llegan primero al cerebro.
“En una palabra, la música va del corazón al espíritu,
la pintura del pensamiento al corazón”. Según el mismo
Espíritu, la música seria, religiosa, eleva el alma y
los pensamientos, mientras que la música ligera solo
hace vibrar los nervios, nada más.
(Obra citada, p. 167.)
C. ¿Hay fiestas en el mundo espiritual?
Sí. Las fiestas, dice el Espíritu de Felicia, son
frecuentes en el mundo espiritual y tienen un encanto
indescriptible.
(Obra citada, p. 168.)