Estudio de las Obras de Allan Kardec

por Astolfo O. de Oliveira Filho

La Revista Espírita de 1861

Parte 6

 

Continuamos en esta edición el estudio de la Revue Spirite de 1861, publicación mensual de divulgación espírita fundada y dirigida por Allan Kardec. Este estudio se basa en la traducción al idioma portugués realizada por Júlio Abreu Filho y publicada por EDICEL. Las respuestas a las preguntas propuestas se encuentran al final del texto para la lectura.


Preguntas para el debate


A. ¿Cómo definir la oración?

B. ¿Los Espíritus puros tienen alas?

C. ¿Qué es el periespíritu?


Texto para la lectura


92. Comentando la carta recibida de Roustaing, Kardec lo considera un espírita serio y elogia la declaración con la que Roustaing cerró su carta: “Yo me honro de ser altamente y públicamente Espírita”. (PP. 182 y 183)

93. La Revue transcribe un poema titulado “La Oración”, de la autoría del Espíritu de Joly, que define la oración como “un impulso de amor, de fluídico ardor que se escapa del alma y se eleva al Señor”. (PP. 184 y 185)

94. “Orar no cambia en nada la ley del Padre Eterno”, dice Joly, “pero el corazón paterno derrama su influjo sobre el que le implora”. Kardec comenta afirmando que, indudablemente, Dios no deroga sus leyes a nuestro pedido, pero la oración obra principalmente sobre aquél que es su objeto, inspirándole el arrepentimiento y el deseo de reparar sus errores. (PP. 185 y 186)

95. Comentando el caso del Marqués de Saint-Paul, que antes de morir tuvo la revelación del mundo que iría a habitar, Kardec dice que el fenómeno del desprendimiento anticipado del alma es muy frecuente: antes de morir, muchas personas vislumbran el mundo de los Espíritus, suavizando así, por la esperanza, el pesar de dejar la vida terrena. (P. 187)  

96. En sus últimos momentos, el Marqués, al tener sed, decía: “Él tiene sed”, refiriéndose al cuerpo físico, que él distinguía del “yo” pensante, que está en el Espíritu. (P. 188)

97. Evocado por Kardec, declaró que estaba en un estado transitorio, en el que las virtudes humanas adquieren su verdadero valor. Su estado era mil veces preferible al de la encarnación terrena, pero su alma solo sería saciada cuando pudiese volar a los pies del Creador, nuestro Padre. (P. 188)

98. Kardec evoca al célebre calculador y pastor Henri Mondeux, un hombre iletrado que desde los diez años se hizo notar por la prodigiosa facilidad con que resolvía mentalmente los más complicados problemas de Aritmética. (PP. 188 y 189)      

99. Explicando su misión, que fue asombrar a los matemáticos, Mondeux dice que su Espíritu fue preparado para ver los números que otros Espíritus le proporcionaban; él no pasaba de ser, pues, un médium al dar sus respuestas. (P. 191)

100. La Sra. Anais Gourdon, evocada a pedido de su padre y su marido, dice ser feliz en el mundo espiritual. “El cielo no me causa terror – dice ella – y espero con confianza y con amor que las alas blancas me crezcan.” Kardec, extrañado ante tales ideas, afirma que las alas de los ángeles, arcángeles y serafines no pasan de ser un atributo imaginado por los hombres. (P. 192)

101. Los Espíritus puros pueden, sin embargo, aparecerse a los hombres con ese accesorio, para responder a su pensamiento, así como otros Espíritus toman la apariencia que tenían en la Tierra para ser reconocidos. (P. 192)

102. Kardec, al informar sobre la muerte del Sr. Laferrière, dice que si se hiciese una estadística de las causas que llevan a los desórdenes del cerebro, se vería que la desesperación responde, por lo menos, a un 80% de las ocurrencias. (P. 194)

103. La prensa informó que el Sr. Laferrière tenía sentimientos religiosos; sin embargo, esos sentimientos no impidieron que sucumbiera a la desesperación, lo que podría haber sido prevenido en el caso que hubiera tenido ideas menos vagas sobre el futuro, como las que ofrece el Espiritismo, que prueba la inexistencia real de la muerte. (P. 194)

104. El suicidio del Sr. Léon L..., de 25 años, empresario de ómnibus, que no soportó la muerte de su esposa, causó una fuerte impresión en la región donde era muy estimado. Él se mató para ir a reunirse con su esposa, un error que hubiera sido evitado si Léon supiese, por el Espiritismo, la suerte de los suicidas. (P. 195)

105. Kardec cita un hecho en el que la comunicación del Espíritu del esposo hizo que su mujer abandonara el propósito de vengarse del médico, a quien ella creía responsable, por impericia, de la muerte del primero. (PP. 195 y 196)

106. Erasto clama a los espíritas: “Id y predicad la palabra divina”. (P. 197)

107. En el mismo mensaje, Erasto enseña cómo reconocer a los espíritas que están en el buen camino. (PP. 198 y 199)

108. Un Espíritu afirma que el tedio no alcanza a quien vive por el espíritu y cuyas facultades tienden hacia un objetivo correcto. El tedio, dice, solo resulta del vacío del alma y de la esterilidad del pensamiento. (P. 199)

109. Lamennais dice que a las palabras les falta color y forma para explicar el periespíritu y su naturaleza, pero una cosa es cierta: el periespíritu es la envoltura fluídica material del alma. (P. 201)

110. El periespíritu - dice Lamennais – es, para los Espíritus, el agente por el cual ellos se comunican con nosotros, ya sea indirectamente o directamente. (P. 202) (Continúa en el próximo número.)


Respuestas a las preguntas


A. ¿Cómo definir la oración?

En un poema titulado “La Oración”, Joly (Espíritu) define la oración como “un impulso de amor, de fluídico ardor que se escapa del alma y se eleva al Señor”. “Orar no cambia en nada la ley del padre Eterno”, dice Joly, “pero el corazón paterno derrama su influjo sobre el que le implora”. Kardec comenta el asunto afirmando que, indudablemente, Dios no deroga sus leyes a nuestro pedido, pero la oración obra principalmente sobre aquél que es su objeto, inspirándole al arrepentimiento y al deseo de reparar sus errores. (Revue Spirite de 1861, pp. 184 a 186.)

B. ¿Los Espíritus puros tienen alas?

No. Comentando un mensaje del Espíritu de Anais Gourdon, evocada a pedido de su padre y su marido, Kardec esclarece que las alas de los ángeles, arcángeles y serafines no pasan de ser un atributo imaginado por los hombres. Los Espíritus puros pueden, sin embargo, aparecerse a los hombres con ese accesorio, para responder a su pensamiento, así como otros Espíritus toman la apariencia que tenían en la Tierra para ser reconocidos. (Obra citada, p. 192.)

C. ¿Qué es el periespíritu?  

Lamennais dice que a las palabras les falta color y forma para explicar el periespíritu y su naturaleza, pero una cosa es cierta: el periespíritu es la envoltura fluídica material del alma. El periespíritu es para los Espíritus, dice Lamennais, el agente por el cual ellos se comunican con nosotros, ya sea indirectamente o directamente. (Obra citada, pp. 201 y 202.)  

 
Traducción:
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com

 

     
     

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