Sócrates y la pluralidad de las
existencias
¿La reencarnación está en la Biblia?
La pregunta arriba es el título de uno de los relieves
de esta edición – el Especial firmado por Hugo Alvarenga
Novaes, autor del e-book La idea de la reencarnación
está en el Evangelio, publicado en el día 29 de
julio de 2016 por la EVOC – Editora Virtual El
Consolador.
Hablar sobre la reencarnación es siempre importante,
pero nos parece excesiva, en nuestro medio, la
preocupación de querer enseñar en la Biblia la
confirmación de los principios fundamentales del
Espiritismo, entre los cuales la reencarnación se
inserta.
La reencarnación no es una teoría, una revelación, una
enseñanza. La reencarnación es un hecho, que sucede de
una ley natural, a que todos, queramos o no, estamos
sujetos, independientemente de nuestras convicciones y
creencias, pues ateos, católicos y evangélicos también
reencarnan y reencarnarán, hasta que el proceso que nos
lleva a la perfección esté en curso.
Mucho más importante que localizar la evidencia de las
vidas sucesivas aquí o allí, en los textos bíblicos, es
mostrar al público que antes del advenimiento del
Cristianismo el tema era conocido y propagado por
representantes importantes de la ciencia y de la
filosofía, como Pitágoras, Sócrates y Platón.
Sócrates, que nació en el año 469 antes de Cristo y
desencarnó, a los 70 años, en 399 a.C., trataba
abiertamente del asunto, lo que es fácil apurar en obras
como Fédon,de Platón, que el lector puede
encontrar con facilidad en las librerías comerciales.
(¹)
En la obra El Evangelio según el Espiritismo - Introducción,
parte IV – titulada “Sócrates y Platón, precursores
de la idea cristiana y del Espiritismo”, Allan
Kardec nos presenta un resumen de las ideas de los dos
conocidos pensadores que guardan intimidad con las
enseñanzas espíritas y cristianas.
Las grandes ideas, nos acuerda Kardec, jamás irrumpen de
súbito. Las que se asientan sobre la verdad siempre
tienen precursores que les preparan los caminos. Cuando
llega la hora, Dios nos envía alguien con la misión de
resumir, coordinar y completar los elementos sueltos y
los reúne en cuerpo de doctrina.
Fue exactamente eso que se dio con las ideas cristianas,
presentidas muchos siglos antes de Jesús y de los
esenios, teniendo por principales precursores, entre
otros, Sócrates y Platón, en cuyos escritos se nos
deparan también los principios fundamentales del
Espiritismo, como la inmortalidad del alma y la
reencarnación.
He aquí dos ejemplos extraídos de las ideas de Sócrates
y de Platón, tales como fueron reunidas por Kardec en la
introducción d’ El Evangelio según el Espiritismo:
- El
hombre es un alma encarnada. Antes de su encarnación,
existía unida a los tipos primordiales, a las ideas del
verdadero, del bien y del bello; se separa de ellos,
encarnando, y, recordando su pasado, es más o menos
atormentada por el deseo de volver a él.
- Después
de nuestra muerte, el genio (daimon), que nos fuera
designado durante la vida, nos lleva a un lugar donde se
reúnen todos los que tienen de ser conducidos al Hades,
para que sean juzgados. Las almas, después que hayan
estado en el Hades el tiempo necesario, son reconducidas
a esta vida en múltiples y largos periodos.
Además de referirse a la doctrina de los Ángeles
guardianes o Espíritus protectores, los dos escritos son
muy claros con relación a la inmortalidad del alma y a
la pluralidad de las existencias.
Encontraremos, sin embargo, quien no dé a eso valor
alguno y que insistirá en la idea de que vivimos en la
Tierra una única vez y, en sobreviniendo la muerte,
tendremos nuestro futuro definitivamente trazado.
¿Qué hacer?
Con personas así sólo nos toca proceder como hacía un
inolvidable compañero de lides espíritas, hoy en la
patria espiritual. A quien contestaba la idea de la
reencarnación, él proponía: - ¿Amigo, podemos volver a
hablar de eso de aquí a cien años?
(¹) En 2012 la Edipro – Ediciones Profesionales Ltda. – www.edipro.com.br –publicó Fédon,
de Platón, con base en la traducción hecha directamente
del griego por Edson Bini.
Traducción:
Elza Ferreira Navarro
mr.navarro@uol.com.br