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La ansiedad como causa de accidente
cerebrovascular desde la óptica espírita |
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A inicio de este año, el accidente cerebrovascular (ACV)
tomó notoriedad en los medios de comunicación tras la
enfermedad y el fallecimiento de la ex primera dama
Marisa Leticia a consecuencia de ese mal. También
conocido como derrame, el ACV también puede ser
analizado desde el punto de vista espiritual y, como
tal, fue discutido en el MEDNESP -Congreso Médico
Espírita que transcurrió entre los días 14 y 17 de
junio, en la ciudad de Rio de Janeiro.
El médico José Herique Rubim de Carvalho, Presidente de
la Asociación Médico Espírita de Nova Friburgo (RJ), nos
ofrece datos sobre la ansiedad como causa de accidente
cerebrovascular, en las enseñanzas de André Luiz,
Espíritu que psicografió por medio de Waldo Vieira y
Francisco Cándido Xavier innumerables obras.
El médico José Henrique Rubim de Carvalho (foto) nos
concedióla siguiente entrevista sobre este tema:
¿Cuáles son los tipos de accidente cerebrovascular que
existen?
Existen dos tipos principales de ACV: el isquémico y el
hemorrágico, más conocido como derrame cerebral. El
isquémico es el más común y corresponde al 87% de los
casos, y el hemorrágico entre 13 al 20%. En el ACV
isquémico, un coágulo bloquea la arteria que lleva la
sangre al cerebro. Puede ser provocado por una trombosis
cerebral, cuando un coágulo de sangre se forma en una
arteria principal en dirección al cerebro. Hay también
el ACV causado por una embolia cerebral, cuando el
bloqueo acarreado por el coágulo, una burbuja de aire o
un glóbulo de grasa se forma en un vaso sanguíneo en
alguna parte del cuerpo y es llevado por la corriente
sanguínea al cerebro. También puede haber algún bloqueo
en los pequeños vasos sanguíneos de la parte más
profunda del cerebro.
El segundo tipo de ACV (hemorrágico) es un derrame
cuando un vaso sanguíneo se rompe (pudiendo ser una
aneurisma cerebral), causando una hemorragia en el
cerebro. Puede ser provocado por una hemorragia
intracerebral, cuando un vaso sanguíneo se rompe dentro
del cerebro, o una hemorragia subaracnoidea, cuando un
vaso sanguíneo superficial del cerebro sangra en el área
entre el cerebro y el cráneo. Esta
área se denomina espacio subaracnoide.
Por lo tanto, las causas más comunes de AVC son debidas
a la malformación arterial cerebral (aneurismas de
causas genéticas), hipertensión arterial, cardiopatías,
tromboembolia, arritmias, uso de anticonceptivos y el
fumar, que, según el Ministerio de Salud, es responsable
del 25% de las enfermedades vasculares, entre ellas el
ACV.
¿Cómo la ansiedad propicia la aparición de un ACV?
Actualmente estamos observando una mayor ocurrencia de
casos de ACV entre los jóvenes. Sustrayendo las causas
orgánicas, como alteraciones genéticas, arritmias y el
uso de anticonceptivos, podemos atribuir el hecho a
factores psíquicos y emocionales. Vivimos en un mundo de
competitividad, rivalidades y disputas que responden al
egocentrismo, generadores de ansiedad, estrés y
angustias, que se expresan en el cuerpo físico y
periespiritual. La hormona del estrés se sintetiza en el
núcleo paraventricular del hipotálamo (zona límbica
cerebral) y actúa en la hipófisis desencadenando la
producción de ACTH, que va a actuar en las glándulas
endocrinas y principalmente en la suprarrenal, que
elabora dos hormonas importantes: el cortisol que es
responsable por actuar en el sistema inmunológico y la
adrenalina, con amplia actuación en el sistema
cardiovascular. Esta es la cadena que responde por el
estrés y la ansiedad. La ansiedad, debido a esto, tiene
un efecto dirigido al sistema muscular esquelético y
liso. Las fibras musculares lisas están dispuestas en
las paredes de los vasos sanguíneos, y pasamos a
comprender la actuación de los trastornos de la ansiedad
en las contracciones de las fibras musculares lisas de
los vasos sanguíneos arteriales, generando alteraciones
que pueden llevar al ACV. La arteriosclerosis es la
rigidez de las arterias que ataca al grupo de edad de
los más ancianos, aunque pueda iniciarse en edades más
precoces. Toda representación material y orgánica tiene
su génesis en las zonas espirituales y periespirituales,
es decir, la rigidez física corresponde a una rigidez
comportamental del Espíritu en evolución moral.
La rigidez espiritual, con sus fijaciones mentales,
estandarizadas e inflexibles, cuando no son atendidos en
el grado de exigencia que le es peculiar, lleva a una
inseguridad y miedos enormes, generando un cuadro de
ansiedad, inestabilidad, que se expresa bajo la forma de
contracciones musculares que llevan a perturbaciones y a
alteraciones fisiopatológica, en el caso del sistema
arterial. Además de esto, tendremos concomitantemente
desequilibrios en el sistema sanguíneo, mediante
alteraciones en el fluido vital (ectoplasma) que, como
afirma André Luiz, está íntimamente ligado a la mente.
Comienzan entonces los depósitos de grasa en el
endotelio vascular, formando las placas de ateroma
(ateromatosis), en arterias en disfunción por la rigidez
(arterioesclerosis). A través de innumerables
mecanismos, esa placa se rompe llevando a la formación
de los trombos, que cuando bloquean totalmente la
arteria desencadena el cuadro clínico citado.
Hoy la ansiedad es muy común en diferentes fajas de
edad, géneros y clases sociales. ¿Cómo trabajar para
suavizar ese sentimiento y prevenir problemas más
graves?
Como afirma la Neurociencia, no podemos evitar el estrés
ni la ansiedad, que son inherentes a los seres
imperfectos bajo un régimen de pruebas y explicaciones.
Pero podemos epeñar esfuerzos domando nuestras
tendencias y predisposiciones, como sugiere El
Evangelio según el Espiritismo, es decir, auto
conociéndonos, aceptándonos, y de esta manera vamos a
elaborar una hormona antagónica, denominada oxitocina
(hormona del amor), que minimizará los efectos de la
corticotropina y sus consecuencias desastrosas en el
campo físico. La meditación tiene una contribución muy
eficaz como ansiolítica y en el autoconocimiento.
¿Cómo describe el Espíritu de André Luiz la ansiedad
como factor de predisposición a un accidente
cerebrovascular?
En el capítulo 7 del libro Misioneros de la Luz,
Justina desencarnada, madre del septuagenario encarnado
Antonio, busca afligida al mentor Alexandre, buscando
ayuda para su hijo, diciendo: (…) “Y hoy traje al
hecho de reposo tantas preocupaciones inadecuadas, tanta
angustia innecesaria, que las creaciones mentales se
transformaron en verdaderas torturas… lamentablemente es
tan grande su desequilibrio interior, que toda mi
colaboración resultó inútil, permaneciendo su cerebro
bajo la amenaza de un derrame mortal”. André Luiz
también nos relata que Antonio “parecía cercano a los
setenta años y exhibía todas las señales de
arterioesclerosis avanzada”. Los preocupados y
angustiados son los ansiosos y estresados, con reflejos
muy nítidos en la envoltura material. Nos muestra André
Luiz la posibilidad de un Accidente Cerebrovascular
Hemorrágico en un anciano con arterioesclerosis e una
probable ateroesclerosis.
¿Cuáles son los aprendizajes emocionales, psíquicos e
incluso espirituales que esta enfermedad (ACV) trae
tanto para el médico como para los familiares?
No solo el ACV nos trae enseñanzas profundas, así como
otras enfermedades vistas bajo el nuevo paradigma que es
la Medicina Espiritual, que nos señala al enfermo, que
es el Espíritu inmortal en sus periplos depurativos, y
no a la enfermedad, que es la consecuencia natural de
los desmanes y desarmonía morales, que dejan marcas
indelebles en los campos morfogenéticos, para el debido
rescate y reajuste irrecusable. André Luiz, el
dinamizador de la Doctrina de los Espíritus, la
actualiza con enseñanzas preciosas, amalgamando la
ciencia a la espiritualidad. Es la rendición de las
religiones ortodoxas cartesianas que están cediendo a
las evidencias científicas que marcan sus hitos en la
lógica, en la razón y en las pruebas inexorables.