La Revista Espírita de 1862
Parte 1
Iniciamos en
esta edición el
estudio de la
Revue Spirite
correspondiente
al año 1862. El
texto condensado
del volumen
citado será
presentado aquí
en 16 partes,
tomando como
base la
traducción de
Júlio Abreu
Filho publicada
por EDICEL.
Preguntas para
el
debate
A. ¿Quiénes son los ángeles?
B. ¿Qué problemas insolubles derivan de la creencia de
que el alma es creada en el momento en que se forma el
cuerpo?
C. Los Espíritus, ¿pueden valerse de nombres respetables
para engañarnos?
Texto para la lectura
1. Kardec abre la edición de enero de 1862 con un ensayo
sobre la doctrina de los ángeles caídos, afirmando que,
conforme la doctrina espírita y también de acuerdo con
muchos teólogos, los ángeles no son seres de creación
privilegiada, exentos del trabajo impuesto a los demás,
sino Espíritus llegados a la perfección por esfuerzos y
méritos propios. (PP. 1 y 2)
2. Si no admitimos la reencarnación, tendremos que
admitir que el alma es creada en el momento en que se
forma el cuerpo, pero de esta creencia derivan varios
problemas sin solución como la diversidad de aptitudes y
de instintos, la suerte de los niños muertos a tierna
edad, la existencia de personas que presentan retardo
mental, mientras que todo eso se explica naturalmente
si admitimos que el alma ya vivió antes y que al
encarnar trae lo que había adquirido anteriormente.
(P. 3)
3. La idea de los ángeles rebeldes, los ángeles caídos y
el paraíso perdido se encuentra en casi todas las
religiones y en estado de tradición de casi todos los
pueblos. Ella debe, pues, basarse en una verdad. Ahora
bien, los Espíritus que, por haber empleado mal sus
encarnaciones, son expulsados de la Tierra y enviados a
mundos inferiores, ¿qué serán allí sino ángeles caídos?
(N.R.: Fue lo que se dio en nuestro mundo con la llamada
raza adámica, conforme se ve en el cap. XI de La
Génesis de Allan Kardec.) (P. 7)
4. Un hecho parece apoyar la teoría que atribuye una
preexistencia a los primeros habitantes de la raza
simbolizada en la figura de Adán: su desarrollo
intelectual, muy superior al de las razas salvajes
actuales, y su aptitud para los trabajos de arte muy
adelantados. (N.R.: Recordemos que Caín construyó una
ciudad en homenaje a su hijo.)
(P. 8)
5. Los Espíritus expulsados de un planeta, una vez
instalados en el mundo del exilio, no se despojan
súbitamente del orgullo y los bajos instintos que
causaron su expulsión y durante mucho tiempo conservan
las tendencias de su origen, un vestigio del viejo
germen. Lo mismo debe haber sucedido a los Espíritus de
la raza adámica, exiliados en la Tierra. Ahora bien, ¿no
está allí, de manera muy clara, el pecado original?
(P. 10)
6. Afirmando que el volumen alcanzado por las
comunicaciones espíritas no permitía que todas fuesen
incluidas en la Revue Spirite, Kardec hace una
lista y analiza los diversos sistemas que podrían ser
empleados en su divulgación: 1º Publicaciones periódicas
locales. 2º - Publicaciones locales no periódicas.
3º
Publicaciones individuales de los médiums. (PP. 12 a 14)
7. A continuación, el Codificador informa que los
inconvenientes que él señaló en los sistemas descritos
serían completamente superados por la publicación
central y colectiva que los Sres. Didier & Cie.
emprenderían bajo el título de “Biblioteca del Mundo
Invisible”, que comprendería una serie de volúmenes que
serían vendidos por separado. (PP. 14 y 15)
8. Sin buscar el lucro personal con esas publicaciones,
Kardec dice que, en su caso, la intención era aplicar
los derechos que le correspondiesen en favor de la
distribución gratuita de sus obras a las personas que no
las pueden adquirir. (P. 15)
9. Disertando sobre el control de la enseñanza espírita,
el Codificador recuerda que los Espíritus orgullosos a
veces pueden valerse de nombres respetables para
predicar sus utopías. ¿Cómo proceder, entonces, para
tener el control de la autenticidad de las
comunicaciones espíritas verdaderas, cuando las firmas
no son siempre una garantía de ello? (PP. 15 y 16)
10. En caso de divergencia, dice, el mejor criterio es
la conformidad de las enseñanzas dadas por diferentes
Espíritus y transmitidos por médiums diferentes y
extraños unos a otros. Si hay un medio de llegar a la
verdad es, ciertamente, tanto por la concordancia como
por la racionalidad de las comunicaciones. Eso fue lo
que contribuyó a la credibilidad de la doctrina expuesta
en El Libro de los Espíritus.
(P. 16)
11. En vista del criterio referido, la Sociedad Espírita
de París decidió someter las cuestiones controvertidas a
los grupos que tenían correspondencia con ella. Estas
son las primeras: 1ª - ¿Cuál sistema sobre el origen y
la formación de la Tierra – el de la condensación
gradual de la materia cósmica o el de la incrustación de
cuatro satélites de un antiguo planeta desaparecido – es
el verdadero? 2ª - ¿Existe el alma de la Tierra? 3ª -
¿Dónde se sitúa la sede del alma humana? 4ª – La Vía
Láctea, ¿es la morada de los Espíritus superiores? 5ª -
¿Es verdad que ningún Espíritu humano puede comunicarse
con los hombres, solamente Dios? 6ª - ¿Qué pensar de la
teoría de los ángeles rebeldes, los ángeles caídos y el
paraíso perdido, expuesta por Kardec en la Revue?
(PP. 17 a
20)
(Continúa en el próximo número.)
Respuestas a las preguntas
A. ¿Quiénes son los ángeles?
Kardec dice que, conforme la doctrina espírita y de
acuerdo con muchos teólogos, los ángeles no son seres de
creación privilegiada, exentos del trabajo impuesto a
los demás, sino Espíritus llegados a la perfección por
esfuerzos y méritos propios.
(Revue Spirite de 1862, pp. 1 y 2.)
B. ¿Qué problemas insolubles derivan de la creencia de
que el alma es creada en el momento en que se forma el
cuerpo?
Esos problemas son varios: la diversidad de aptitudes y
de instintos, la suerte de los niños muertos a tierna
edad, la existencia de personas que presentan retardo
mental, hechos que se explica naturalmente si admitimos
que el alma ya vivió antes y que al encarnar trae lo que
había adquirido anteriormente.
(Obra citada, p. 3.)
C. Los Espíritus, ¿pueden valerse de nombres respetables
para engañarnos?
Sí. El Codificador del Espiritismo dice que los
Espíritus orgullosos a veces pueden valerse de nombres
respetables para predicar sus utopías. ¿Cómo proceder,
entonces, para tener el control de la autenticidad de
las comunicaciones espíritas verdaderas? El mejor
criterio, dice Kardec, es la conformidad de las
enseñanzas dadas por diferentes Espíritus y transmitidos
por médiums diferentes y extraños unos a otros. Si hay
un medio de llegar a la verdad es, ciertamente, tanto
por la concordancia como por la racionalidad de las
comunicaciones. (Obra citada, pp. 15 y 16.)