Entrevista

por Orson Peter Carrara

Una experiencia de viudez que puede ayudar a otras personas

Luciana Bernardes Vasquez (foto), espírita desde el 2011, es natural de Campinas y reside en Nova Odessa, ambos municipios paulistas. Economista, investigadora y doctorada en Desarrollo Económico en el área de Economía Rural y Medio Ambiente, de la Universidad Estatal de Campinas, nuestra entrevistada está vinculada al C.E Camino de Damasco, en la ciudad en donde reside, y es miembro de la directiva como tesorera.

Luciana relata en esta entrevista la dolorosa experiencia de la desencarnación de su marido, aun con niños pequeños.

¿Cómo su experiencia de viudez la hizo acercarse al Espiritismo?

Yo no era cercana a ninguna religión. Y eso me hizo mucha falta. Un año después de la muerte de mi marido, sentí que no podía superar la pérdida yo sola. A pesar de tener acompañamiento psicológico, estaba entrando en un proceso depresivo; me faltaba algo. Así es que, una amiga, percibiendo lo que hacía falta, me invitó a visitar a un Centro Espírita. Comencé con un tratamiento espiritual, luego en un grupo de estudio y nunca más paré.

¿Cómo se dio cuenta de que eso la ayudó?

Lo que más me ayudó fue la comprensión de la magnitud de la vida espiritual y de la grandeza de la misericordia divina. Entendí que yo no era una "agraviada", que mis hijos no estaban siendo "castigados"... que todo era parte de un proceso de madurez del espíritu por el cual todos tenemos que pasar...

¿De qué forma la comprensión de la inmortalidad del alma, con la amplitud ofrecida por el conocimiento espírita, resulta práctica para enfrentar los desafíos que se desarrollan, incluso con los hijos pequeños?

Entender que la vida continúa nos ayuda a no desistir, nos ayuda a entender que las adversidades como la pérdida de un ser querido pueden (y deben) convertirse en oportunidades para el crecimiento interior y fortalecimiento nuestra fe. Además, la comprensión de mi responsabilidad hacia esos dos espíritus (mis hijos) reencarnados bajo mi tutela me hizo crear fuerzas para mí y para ellos.

Cuando su marido partió, ¿qué edad tenían los niños? ¿Y cómo recibieron la nueva información que el conocimiento espírita ofrece y que usted podía transmitir?

Uno tenía 4 años y el otro sólo tenía 10 meses. Hoy, con el conocimiento espírita, ellos lidian más fácilmente con del tema de la separación. Al principio cuestionaban mucho, incluso se rebelaban al ver a los compañeros de la escuela con sus padres. Todavía sufren de nostalgia, pero ya entienden mejor y utilizan su experiencia para consolar a amigos que han pasado por la misma situación después de ellos.

Teniendo en cuenta que sus respuestas pueden ofrecer un gran consuelo a otras personas que han enfrentado o enfrentan los mismos desafíos, ¿qué le diría, de corazón, a otras mujeres que han enviudado?

¡Que la vida continúa! Y que desistir es perder una gran oportunidad de aprendizaje. Siempre que me pasa algo, trato de entender lo que eso está tratando de enseñarme... Tengo claro que la situación no dejará de repetirse hasta que aprenda lo que es necesario. ¡No es fácil, pero es posible!

De sus recuerdos de esos desafíos, ¿qué surge inmediatamente en su memoria?

Lloré mucho el primer año. Todos los días, todo el tiempo. Casi me volví loca. No podía aceptar tener que interrumpir tantos proyectos y sueños. Sólo dejé de llorar cuando entendí que eso le hacía daño tanto a quien parte como al que se queda y que la nostalgia duele por ambos lados... entonces él también podría estar sufriendo... y yo podría estar agravando ese sufrimiento con mi tristeza y rebelión.

En un viaje interno y especialmente cronológico, ¿cómo califica hoy lo que vivió?

Fue mi despertar para la vida espiritual. Quizás sin ese acontecimiento yo todavía estaría dormida...

Y de la experiencia actual con el Centro Espírita, ¿qué le gustaría citar? ¿Por qué?

Me gustan mucho los grupos de estudio y los recomiendo a todos con los que converso, porque eso fue lo que cambió mi vida. Bien dice Emmanuel que la sabiduría es una de las alas que nos conducirá a Dios. Sabemos que eso no es suficiente, pero es un paso importante. Entender los problemas espirituales y la grandeza del Amor de Dios nos hace ver el mundo, los problemas (que me gusta llamar oportunidades) y a las personas con otros ojos. Dejamos de ver el mal en las personas y empezamos a verlas como "enfermos" o "distantes de Dios". Dejamos de ver los acontecimientos como problemas o castigos y lo vemos como una lección y esto cambia nuestra vida profundamente.

Sus palabras finales.

Acostumbro decir que allá más adelante no sobrará ninguna pieza del rompecabezas de nuestras vidas. Incluso aquellas piezas que parecen no tener cabida, que van a “sobrar” o que "no nos pertenecen", tienen un significado muy importante... Es sólo esperar y confiar porque de Dios solo nos entrega AMOR.

 

Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com

 

 

     
     

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