Entrevista

por Giovana Campos  

Ampliando las fronteras de la Fraternidad

Con la intención de ayudar al prójimo, llevando el pan material y espiritual más allá de nuestro país, el grupo Fraternidad sin Fronteras (FSF) sigue el camino de la solidaridad y la caridad ayudando a niños, jóvenes y adultos a tener una vida más digna.

Con sede ubicada en Campo Grande (MS), fue fundada en el 2009 e, inicialmente, tuvo su trabajo en África, con 27 Centros de Acogida, entre Mozambique y Madagascar, que albergan a aproximadamente a 12 mil niños, siendo 9 mil huérfanos. El amparo se da a través del apadrinamiento realizado por voluntarios en Brasil y en varias partes del mundo. Cuando ingresa al programa de la ONG, el huérfano pasa a recibir alimentación diaria, refuerzo y útiles escolares, orientación sobre higiene y actividades culturales. Además, cuenta con la visita de cuatro caravanas anuales compuestas por padrinos voluntarios de diferentes áreas del conocimiento, entre ellos médicos, dentistas, educadores, pedagogos, ingenieros, psicólogos y enfermeros.

La Fraternidad Sin Fronteras sigue también con otras actividades en Senegal y también en la Región Norte de Brasil y el Nordeste brasileño, en una acción dirigida a los niños con microcefalia.

El idealizador del programa, Wagner Moura, nos habla en esta entrevista un poco más sobre los proyectos en marcha en la institución:

La Fraternidad sin Fronteras ha realizado un extenso trabajo en Mozambique y ha extendido su área de acción a otros países africanos, como Madagascar y Senegal. ¿En que se basó la elección de esos países y que se ha hecho para mejorar la vida de las personas allá?

La organización humanitaria Fraternidad sin Fronteras trabaja en algunos de los lugares más pobres del planeta, con la esperanza y el profundo deseo de ayudar a acabar con el hambre y construir un mundo de paz. Siendo un niño, veía en mi mente imágenes de África. Los sueños relacionados con los niños me llamaban mucho la atención. Los primeros trabajos se basaron en alimentar a miles de niños, muchos de ellos huérfanos. El proyecto creció y hoy la FSF mantiene 27 centros de acogida en Mozambique, dos en Madagascar y uno en Roraima. Además de la alimentación, también hay baños, higienización, atención de la salud, apoyo escolar y proyectos culturales y de sostenibilidad.

Recientemente, otra actividad de la expresión de la institución es el centro de acogida para las familias con los niños con microcefalia. ¿En qué localidad brasileña está ubicado este centro y qué acciones se desarrollan?

En Paraiba, la Fraternidad sin Fronteras abrazó la causa que nació del corazón y la dedicación de la doctora e investigadora Adriana Melo. Los niños reciben el tratamiento que necesitan en el Centro de Atención Integral de los niños con microcefalia,  del Instituto de Investigaciones Profesor João Amorim Neto (IPESO). Un equipo multidisciplinario formado por fisioterapeutas, psicólogos y médicos, atiende a los niños, ofreciendo a las familias la posibilidad de un tratamiento adecuado.

El movimiento más reciente se encuentra en un centro de acogida para los refugiados de Venezuela, ubicado en Boa Vista, capital de Roraima. ¿Cómo se viene haciendo la atención a las familias? ¿Cuáles son las principales necesidades del momento?

En Roraima, conocemos a los migrantes y también a los corazones dispuestos a ayudar. Unimos voluntarios, patrocinadores y lanzamos el proyecto "Brasil, un corazón que acoge". Construimos un centro de acogida – el primero en Brasil – y estamos amparando a 100 familias. La estructura local cuenta con dormitorios familiares, comedor, una escuela y baños colectivos. Estamos articulando alianzas para ofrecer cursos de formación para el trabajo e ingresos, y de lengua portuguesa. El objetivo es que las familias conquisten su autonomía, en poco tiempo, para luego garantizar su propio sustento y permitiendo la acogida de otras personas más necesitadas. Hasta la independencia financiera, ellas permanecerán en el centro recibiendo tres comidas diarias, animando el corazón por el sentimiento de hermandad.

¿Hay nuevos proyectos a la vista?

Recientemente, al regreso de la última caravana a Madagascar, viendo tantas necesidades, surgió un nuevo sueño en la fraternidad: la ciudad de la Fraternidad. La idea es un lugar con agua, escuela, parque infantil, espacio para huertas, talleres de artesanía, alimentación y dignidad. Ya hemos conseguido el terreno de 45 mil metros cuadrados y cada casita, hecha con material local, costará 3 mil reales. La mayor parte del área estará destinada al cultivo sostenible de alimentos y todos los moradores estarán involucrados en alguna de las actividades de trabajo, artesanía, costura y otros, produciendo y conquistando autoestima.

¿Cómo puede la población ayudar a estos proyectos de la Fraternidad sin Fronteras de manera presencial y virtual (a los que no pueden trasladarse a los centros de atención)?

Hay varias acciones en favor de  la FSF. En Santos, además de los cuadernos para África, también hay Botellas del Mar. En Curitiba se encuentran Los Vestiditos de Amor y en São Paulo, Nanitas Fraternas y Muñequitas Africanas. Hay también varios bazares en Niterói (RJ), Campinas e Indaiatuba (SP), Anápolis (GO), Juiz da Fora (MG) y Porto Velho (RO). Hay otros encuentros y eventos unitarios en favor de las actividades que realizamos, además de participar en stands de eventos empresariales, que nos invitan a difundir nuestros proyectos. Para ayudar personalmente en los centros de acogida en África, existen las caravanas. Para ser participante, es necesario ser padrino de uno de nuestros proyectos.


Para tener más información sobre los proyectos, videos y cuentas bancarias para apoyar las actividades de la ONG Fraternidad sin Fronteras, sólo tiene
que acceder neste link


Traducción:

Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com

 

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita