Hay un grupo en el
movimiento espírita que defiende una especie de estudio
doctrinario “Kardec-Estricto”, o sea, Espiritismo es tan
solamente la obra de Allan Kardec. Nada más.
La postura arriba
mencionada es casi tan extraña como aquella
inconsecuente actitud de los que dicen “todo lo que
habla de Dios es bueno”. El grupo del “Kardec-Estricto”
parece ser una especie de “respuesta”, dentro del
movimiento espírita, a ese último subgrupo, que es mayor
y más antiguo, y que tiene características
espiritualistas altamente permisivas, en el mejor estilo
“habló del bien significa que es bueno”. Ese subgrupo
asociado a un “Espiritualismo permissivo” acostumbra
alegar que cualquier actitud de
orientación doctrinaria
más esclarecedora y diferenciadora de lo que tiene
calidad en relación a lo que no tiene calidad
doctrinaria “es falta de caridad” con aquellos que
cometen errores doctrinarios.
Son dos actitudes
completamente opuestas y pasibles de análisis.
Comencemos por los
espiritualistas altamente permisivos. Ellos afirman que
el centro espírita tiene que divulgar y vender de todo
lo que habla del bien, pues argumentan no poder
restringir la libertad de las personas. Podríamos
cuestionar: ¡¿podemos divulgar y vender todo igual?! ¿El
Padre Marcelo Rossi, Nelson Rodrigues y Paulo Coelho
incluidos?! Sería el caso de también preguntar lo que
diferencia una libreria espírita de un libreria
espiritualista o de una libreria común.
Así como hicimos con la
libreria espírita, podemos cuestionar el centro
espírita. ¿Qué diferencia un centro espírita de un grupo
espiritualista cualquiera o de cualquier otro grupo,
religioso o no?
Algunos podrían arriesgar
responder que es la caridad, pero esa respuesta es
insatisfactoria porque la caridad es hecha, con varios
matices, en varios ambientes que no son espíritas. Otros
responderían: el Evangelio, pero bien o mal, el
Evangelio es predicado en varios núcleos cristianos, lo
que, inclusive, ya ocurría mucho antes de surgir el
Espiritismo en 1857. Es evidente que el Evangelio está
presente en la Doctrina Espírita, pero solamente el
Evangelio, así como ocurre con la caridad, no consigue
caracterizar y diferenciar totalmente el núcleo espírita
de otros grupos, aún considerando que la interpretación
espiritista del Evangelio tiene características
peculiares y de mayor lucidez en términos de fe razonada.
El hecho de ser una
Doctrina altamente esclarecida en lo que concierne a la
alteridad y de no restringir la felicidad espiritual a
cualquier segmento no quiere decir que la Doctrina
Espírita no tiene identidad propia del punto de vista
conceptual. Al contrario, es un cuerpo doctrinario
extremadamente coherente y bien construido, no aceptando
cualquier idea solamente por contener algo de
pensamiento positivo, auto-ayuda, Evangelio y/o
espiritualismo (ved la admirable exposición de nuestro
compañero José Passini titulada “Análisis de la
Literatura Espírita”).
En el otro extremo, el
subgrupo “Kardec-Estricto” tendría solamente las obras
de Kardec en su libreria, que debería ser, en principio,
una “mini-libreria”. En los centros espíritas de ese
subgrupo sólo podrían ser citadas básicamente las obras
de Allan Kardec.
Es importante resaltar
que, si fuera para leer un sólo autor, que sea Kardec.
Kardec es el primero, mayor y más fiable y recomendable
autor espírita.
Bajo la perspectiva
registrada en el párrafo anterior, no dejamos de
respetar a los compañeros que sólo estudian Kardec. Sin
embargo, es importante resaltar: sólo estudiar a Kardec
es una cosa; ¡sólo admitir informaciones que estén
explícitamente en Kardec es otra, completamente
diferente! La primera
actitud es una elección
respetable de estudio espírita, mientras que la segunda
actitud significa ignorar, por completo, el carácter
evolutivo de la Doctrina Espírita, el cual, obviamente,
está explícito en Allan Kardec (ved “La Génesis”). Luego,
la segunda actitud representa una contradicción.
Estudiar solamente a
Kardec por una cuestión de prioridad, en función de una
mejor construcción doctrinaria inicial o por una
cuestión de exíguo tiempo disponible, consiste en
actitud bastante razonable, desde que esa selección, en
principio sabia y coherente, no resvale en ataques
groseros y gratuitos a otros autores respetables del
movimiento espírita, como hemos visto en algunos casos.
De hecho, no es preciso mayores reflexiones para
identificar tal posicionamiento como algo inconcebible
en cualquier individuo con un mínimo de espiritualidad,
independientemente de su vinculación religiosa.
No podemos, sin embargo,
dejar de identificar una paradoja en los compañeros “Kardec-Estricto”.
Ahora, el segundo libro de Kardec es “El Libro del
Médiuns – Guía de los Evocadores” (LM). Es la segunda
obra fundamental de la Codificación y en ella Kardec se
esfuerza para explicar
el fenómeno mediúmnico y
para enseñar cómo lo conducís adecuadamente en el
contexto espírita, o sea, cómo practicar la mediumnidad
para fines elevados, con efectiva productividad (aquello
que se convino llamar en el movimiento espírita
“mediumnidad con Jesús”). Ahora, si la única obra que
sirve es la de Kardec y ninguna otra, de médium alguno,
¿por qué el Maestro de Lyon enseñó como lidiar y
trabajar con la mediumnidad? ¿Sería, por casualidad,
sólo para aplicación de pases o solamente para
psicofonías en reuniones de desobsesión? Probablemente
no.
De hecho, Kardec menciona
pero no enfatiza la aplicación de pases en su obra;
además, el Maestro de Lyon da un destaque especial a la
psicografia o mediumnidad escribiente en LM, lo que no
ocurre con la psicofonía o mediumnidad hablada. Kardec,
en LM, recomienda pruebas mediúmnicas concernientes a la
psicografia. Por lo tanto, el Maestro de Lyon
probablemente esperaba que nuevos médiums psicógrafos
desarrollaran aspectos doctrinarios después de su muerte,
una vez que sabía estar enfermo y tenía noción de que
probablemente no viviría mucho tiempo (en el diálogo con
el desencarnado Doctor Demeure, en 1865, eso queda
evidente). Nada que él haya dejado escrito, inclusive en
la Revista Espírita, hace suponer lo contrario, o sea,
en ningún texto Kardec exhibe cualquier señal de que el
Espiritismo estaría listo y acabado y que solamente sus
obras deberían ser leídas y valoradas.
Por otro lado, constatamos
a compañeros “formando” médiums en cursos que aceptan
gran número de ingresos y haciendo severas restricciones
a Chico Xavier, Divaldo Pereira Franco, Waldo Vieira (mención
concerniente a la fase de actuación espírita de Waldo) e
Yvonne de Amaral Pereira. ¿Posiblemente los
médiuns formados en esos
métodos son mejores que los cuatro médiums citados? Si
son, nos gustaría conocer las obras de esos médiums, los
cuales fueron supuestamente más bien formados con tales
procedimientos, cursos y estrategias pedagógicas. Como
la psicografia fue la mediumnidad más valorada por
Kardec en LM, aguardamos los textos supuestamente
superiores que son obtenidos con tales procedimientos,
principalmente aquellos venidos de grupos que
menosprecian el contenido obtenido por la mediunidade de
CX, DPF, WV e YAP.
En ese escenario, tenemos
dos situaciones posibles:
2)
Esos grupos no tienen
mensajes mediúmnicos superiores a esos médiums que ellos
desprecian.
3) Esos grupos pueden
considerar que tienen mensajes mediúmnicos superiores a
aquellos de los médiums citados. Están invitados, así
pues, a publicarlos para que nosotros podamos ser
igualmente beneficiados por esas contribuciones.
Con el debido respeto,
considero improbable que tengan mensajes superiores a
aquellos de esos cuatro médiums que ellos tanto
menosprecian.
No estamos afirmando que
todo lo que fue obtenido por el cuarteto mencionado no
esté sujeto a críticas y correcciones, pero, en general,
proporcionaron lo que tenemos de mejor em la mediumnidad
del siglo XX, salvo mejor juicio.
¡¿Qué tales grupos
“Kardec-Estricto” acostumbran a hacer entonces?!
O paran con reuniones
mediúmnicas (que es una alternativa menos utilizada).
O continuan con las
reuniones mediúmnicas para fines de pases y psicofonía
en reuniones de desobsesión, continuando a atacar a
Chico, Divaldo, Yvonne y Waldo, los mayores médiums
psicográficos espíritas del siglo XX, sin generar
resultados próximos de aquellos producidos por esos
médiums, pero continuando criticando duramente a tales
médiums.
La actitud de arriba, de
clara incoherencia doctrinaria, tiene dos implicaciones
muy negativas:
a) hace suponer que Kardec
erró de alguna forma, pues propuso algo tan difícil que
sólo él conseguía organizar de forma productiva (o sea,
la reunión mediúmnica y, principalmente, la
productividad mediúmnica buscando la generación de
conocimiento doctrinario), ¡y más nadie!
b) nivela por debajo a
todos los médiums, y ahí, sí, fomentan una extraña
mentalidad que favorece una serie de médiums y autores
malos (bajo el punto de vista doctrinario). Muchos de
esos médiums y autores, algunos de ellos “best-sellers,
se sienten “libres” para continuar produciendo obras
pésimas, pues, al final, en esa visión altamente
distorcionada de la realidad, estarían “aproximadamente
en el mismo nivel” de Chico, Divaldo, Yvonne y Waldo,
pues serían “igualmente” despreciados.
Kardec, en su obra “Qué es
el Espiritismo”, en el segundo capítulo, en el ítem
cuarto, explica:
“El Espiritismo también
tiene aprendices; y quien quiera esclarecerse no debe
coger enseñanzas de una sola fuente, porque sólo por el
examen y por la comparación se puede afirmar un juicio”
(Allan Kardec – “Qué es el
Espiritismo”).
Nuestra conclusión y
sugestión es que el subgrupo “Kardec-estricto” debería
abstenerse de criticar de forma tan inconsecuente a
Chico, Divaldo, Yvonne y Waldo, pues, al hacer eso, se
comprometen con el deber de ofrecer contribuciones para
la literatura espírita, mediúmnica o no, superiores a
aquellas ofrecidas por los citados médiums. Ahora, este
objetivo, por lo que conseguimos aprender, no há sido
logrado. Luego, tales criticas acerbas a CX, DPF, YAP y
WV demuestran, en realidad, de parte de esos críticos,
que los mismos poseen poça aptitud para lidiar con la
mediumnidad a fin de generar mensajes que generen
contribuciones efectivas para el crecimiento de la
Doctrina Espírita y/o del Movimiento Espírita.
Tales contradicciones
denotan incomprensión o por lo menos necesidad de mayor
intercambio de informaciones y experiencias en nuestros
estudios sobre mediumnidad en el movimiento espírita.
Conclusiones
La postura ideal del
espírita debe ser la de valorar, con todo el énfasis, la
obra de Allan Kardec en primer lugar, y, en segundo
lugar, también valorar las llamadas excelentes obras
subsidiarias. Cabe al espírita consciente estudiar con
profundidad y perseverancia para seleccionar las obras
que son verdaderamente dignas de ser consideradas
subsidiarias a la obra de Allan Kardec.
Entre las dos posturas
analizadas en el presente artículo, a nuestro ver
indebidas, de los subgrupos “Kardec-Estricto” y
“Espiritualismo permisivo”, consideramos que la actitud
“Kardec-Estricto” es la menos incoherente. No obstante,
tal postura seria, menos inadecuada desde que no
repercuta en ataques a trabajadores y médiums que
ofrecieron y ofrecen legítimas contribuciones al trabajo
espírita y desde que no implique una percepción de que
el texto de Kardec es un tipo de “texto sagrado”, “infalible”,
lo que violentaria una de las grandes contribuciones del
Espiritismo que es la “Alianza de la Ciencia y de la
Religión” (ved “El Evangelio según el Espiritismo”),
o, en otras palabras, el triple aspecto doctrinario:
ciencia, filosofía y religión.