Llegamos a un tiempo de estraordinarias realizaciones.
Es una pena que paralelamente a ellas aun la
intolerancia, criminalidad y abusos de toda especie
manchan con oscuras excusas tantos avances científicos y
tecnológicos de esta humanidad vencedora del sílex. Es
bueno mirar hacia atrás cuando vivíamos tan solamente
para mantener nuestros cuerpos físicos y para tanto
guerreábamos unos contra los otros en una búsqueda
incontenida del alimento, del avance territorial, de los
caminos que nos llevasen a los lagos y a las aguas
corrientes o a las grutas que nos protegiesen de la
noche con sus peligros o incertidumbres. Sí, fue
gloriosa la jornada del hombre en estos últimos setenta
mil años cuando salimos del hombre de Neandertal para el
Sapiens Tecnológicos, como se propone en la actualidad.
Y lo más importante es que todos participamos. Todos
dimos nuestra parcela de contribución desde las más
simples a las más complejas. Somos, como dice Emmanuel,
“Héroes de la Inteligencia”.
Sin embargo la historia no cuenta cómo era la vida de
los hominídeos de cerca de 2, 5 millones de años atrás
cuando la epopeya humana tuvo inicio. Según el Ph.D. en
Historia Yuval Harari, “em um paseo por el África
Oriental de 2 millones de años atrás, usted podría muy
bien observar ciertas características humanas
familiares”. ¿Y cuáles serían esas características? –
preguntamos nosotros. El próprio académico nos responde:
“¡Madres ansiosas acariciando a sus bebés; bandas de
niños despreocupados jugando en el lodo; jóvenes
temperamentales rebelándose contra las reglas de aquella
sociedad y ancianos cansados que sólo querían estar en
paz y había aun los machos orgullosos intentando
impresionar a las bellezas locales más allá de viejas
matriarcas sabias que ya habían visto de todo!
¿Historia? ¿Realidad? Importa considerar que según la
psicología nuestros comportamientos actuales se basan en
experiencias ancestrales. Lo que está descrito arriba en
mucho se asemeja a nuestros comportamientos actuales.
Nos da la impresión de que nuestros cérebros armacenaron
por milenios aquellas vivencias haciendo que reflejen en
esta actualidad. No existe más discusión científica
sobre nuestros orígenes. Estamos en un camino evolutivo
donde cada momento fue fundamental para que montásemos
nuestra vida actual. El Espiritismo, desde su inicio,
corrobora con la ciencia, añadiendo que somos mónadas
divinas en expansión. He ahí el hecho y la necesidad de
adecuarnos a el.
Comumente discutimos este o aquel episodio y, casi
siempre apresuradamente, damos nuestro parecer. Ahora,
en este momento imnumerables estudios están siendo
realizado em torno a todo y decir sobre algo o todo
requiere conocimientos profundizados. El espírita debe
ser alguien comprometido com la verdad. ¿Y qué es la
verdad sino el conocimiento y la práctica de las leyes
divinas desde las leyes físicas como las leyes morales?
Siendo así, opinar, en calidad de espírita, debe antes
pasar por las crivas racionales y lógicas de aquello que
la Codificación nos presenta. O sea: no vale más el “yo
pienso”, aun tan comun en nuestros medios. El “yo
pienso”, traducido, dice: “yo no tengo certeza”, ahora,
si no tengo certeza, ¿cómo puedo dar mi opinón? Ella
estará llena de medias verdades.
“El tiempo es sabio, el
revela todo” dice el filósofo griego Tales de Mileto que
vivió en el 624 a 546 a.C. y él estaba cierto.
Gradualmente las revelaciones se hicieron en el mundo y
se hacen en cada uno de nosotros. Siendo así, es bueno
medir lo que yo pienso con lo que los avances
científicos y tecnológicos que la actualidad nos coloca.
En el capítulo sobre la Ley del Progreso, insta en El
Libro de los Espíritus, vamos a encontrar que el
progreso es fatal y que nadie puede intentar detenerlo.
Pregunta 781-a: “¿Qué
se debe pensar de lo que intentan detener la marcha del
progreso y hacer que la Humanidad retrograde? ¡Pobres
seres, que Dios castigará! Serán llevados a confusión
por el torrente que procuran detener”.
Se habla con vehemencia sobre el mundo de regeneración y
de los exilios que podrán ocurrir a aquellos que no
desean adecuarse a las propuestas de Jesús. He ahí el
hecho a ser pensado y repensado.
Necesitamos de la sed del saber para avanzar más allá.
Nos dice Luis Sepúlveda, romanticista, guionista,
periodista y activista político chileno: “El cazador
debe siempre estar con un poco de hambre, pues el hambre
despierta los sentidos”. Y es en este contexto que
debemos situarnos. Hay que buscar permanentemente. André
Luiz nos habla sobre el “Aliento del Creador”, o sea, el
flujo de la vida. Estamos en este fluo y el nos invita a
saber más. Una vez concluída una etapa, otra nos surge,
he ahí el desafío, he ahí la propuesta para el vencedor
de sí mismo. Ocurre que muchos, al vencer una etapa,
prefieren permanecer en ella, situados en zonas de
confort que más apagan sentidos que los hacen avanzar
para otros estádios. Somos de ayer, de hoy y de siempre.
Habrá un tiempo en que el único tiempo a ser considerado
será el eterno presente.
En esas reflexiones necesitamos buscar quién somos y lo
que hacemos de nosotros en el tiempo que nos es ofrecido
por Dios. ¿Somos cazadores de nosotros o degeneradores
del medio que nos es ofrecido? Veamos lo que dice
Jean-Jaques Rousseau, filósofo, Teórico político y
escritor del siglo XVIII: “Todo degenera en las manos
del hombre. Él trastorna todo, no quiere nada como la
naturaleza hizo, ni incluso el hombre”. Con los
conocimientos de la Psicologia y del Espiritismo
entendemos que este hombre viene buscando
perfeccionarse, incluso muy lentamente. Ocurre que una
nueva dimensión se presenta dentro del nuevo ciclo
planetario: la 4ª. dimensión, que es el tiempo. El
traerá nuevas opciones diferentes de todo lo que
conocemos y hemos vivido. En el las viejas tertúlias
dominicales o semanales y hasta incluso diarias tendrán
que ser más ágiles, las informaciones menos resumidas y
los datos más difusos tendrán que aproximarse unos de
los otros en pro de los individuos.
Volviendo a Yuval Harari, él propone que la humanidad
vivió tres grandes revoluciones: primero cognitiva, en
que surge la imagen racional y los sapiens se esparcen a
partir de África. El fuego pasa a ser uso de lo
cotidiano. Hay la extinción de los Neandertales y los
sapiens pasa a ser la única especie humana
sobreviviente. Se inicia la historia, he ahí que el
hombre comienza a decir quién es a través de sus marcas
en cavernas o en sitios arqueológicos. Enseguida vino la
revolución agrícola, donde el hombre domestica plantas y
animales buscando asentamientos permanentes. Surgen
entonces sistemas de escritura y dinero, así como las
religiones politeístas. Después surge la revolución
cientifica donde la humanidad reconoce su ingnorancia y
parte en busca de sus conquistas. El planeta entero se
vuelve un sólo palco. Este es nuestro tiempo. Curioso es
notar que en este volumen de acontecimientos la
humanidad fue preparada para recibir el Espiritismo a
partir del renacimiento hasta el Iluminismo, en las
artes, filosofias y ciencias fuimos gradualmente
entrenados para apropiarnos de las informaciones de los
Espíritus Superiores a partir de la Codificación y
estendiéndose en las palabras de grandes médiums,
notablemente Chico Xavier, Divaldo Franco, Yvonne
Pereira do Amaral, entre otros.
He ahí nosotros señores de un nuevo tiempo. Una nueva
revolución: la revolución espiritual, que nos colocará
más allá del simple ciudadano del mundo para el
ciudadano del universo a partir del sistema Tierra que
nos acogió y nos alimenta de informaciones y
oportunidades. La Psicologia actual nos provoca a buscar
el autoconocimiento para que nos volvamos
autorrealizadores en nosotros mismos. Nuestra jornada,
desde el hominídeo de 2 millones 500 mil años atrás, nos
capacita a apropiarnos de nuevas búsquedas para que
nuevos avances se hagan en nosotros y a partir de
nosotros. Se acabó el tiempo de los encontramos, acabó
el tiempo de las risas desgovernadas, de las posturas
inferiores e infelices.
Deepak Chopra, iniciando su libro “Usted y el Universo”,
nos dice: “Existe una relación que ha sido mantenida en
secreto en la vida de todas las personas. No sabemos
cuando comenzó, más somos totalmente dependientes de el.
Si el un día terminase, el mundo desaparecería como una
nube de humo. Se Trata de nuestra relación con la
realidad”. Y él aun dice: “... Es magnífico que muchas
cosas se encajen con perfección para que la realidad,
nos impulse siempre para Dios, sin embargo, insistamos
en quedarnos donde estamos. Ya hablamos sobre el flujo
de la vida, aliento del Creador, y volvemos a decir que
es imposible detenerlo. El mundo sufrirá profundos
cambios, pues su gobierno no es humano. Torres Pastorino
en su libro “Sugestiones Oportunas” nos dice que “El
hombre no promoverá la caída de una obra que no es suya.
Así debemos cuidarnos, pues lo que vemos es casi siempre
un volumen de locuras, un sálvese quien pueda, un fin de
fiesta, en que hasta sombrillas y paraguas son usados
para llevar para casa los restos de las mesas, buscando
la alimentación frugal, pasajera y tardia del día
siguiente. No. ¡Definitivamente ese no puede ser el
comportamiento de un espírita, o de nadie, más,
principalmente del espírita!
En La Génesis, cap II, ítem 9, Allan Kardec pone
que “Progresar es condición normal de los seres
espirituales y la perfección relativa, el fin que les
cumple alcanzar”. En el libro Tempo y Renovación,
editado por la FEB, encontramos en el capítulo 43 que
“Progresar, en sentido espiritual, se resume en conocer
la Verdad y amar”. De esta forma, todos estamos en un
régimen abierto de búsquedas en este Universo que nos
acoge. Antiguamente apenas los orientales hablaban sobre
el Universo y sus anotaciones constan de bellos e
inmortales libros que datan de milenios. De un tiempo
para acá este asunto tomó cuenta de la mente occidental,
probablemente por los avances científicos sobre lo que
nos cerca y donde estamos inscritos como participantes
de la vida. Sin embargo, no todos aun buscan entender la
vida en su expansión universal, circunscribiéndose al
lugar donde habita. La física cuántica nos trae
informaciones preciosas y de entre ellas la del “no
lugar”, o sea, la vida se esparce más allá de nuestros
pequeños dominios territoriales. “Progresar, evolucionar
espiritualmente, y expandir la consciencia para niveles
superiores”. Esta información consta del capítulo 33 del
libro Tiempo de Transición, de Juvanir B. Souza,
editado por la FEB.
Todo tiende a la renovación en un continuo proceso de
trasiciones. De ahí que no se puede parar en el tiempo o
dejar que el pase y se desvanezca. Volvemos a la cita
aquí el actualísimo libro Eclesiastes, contenido
en el Antiguo Testamento, que inicia el capítulo 3 con
la siguiente información: “Todo tiene su tiempo
determinado, y hay tiempo para todo el propósito debajo
del cielo” un glorioso futuro fue proyectado por Jesús
para este planeta que habitamos por ahora. ¿Será que
este futuro nos pertenecerá? Va a depender
exclusivamente de cada uno. En el libro Camino,
Verdad y Vida, capítulo 171, Emmanuel nos informa
que “El Evangelio es guía iluminada de la cual Jesús es
el centro divino. En esta Carta de Redención, rodeandole
la figura celeste, existen palabras, recuerdos, dádivas
e indicaciones muy amadas de los que fueron legítimos
colaboradores en el mundo”.
De todo eso queda para nosotros la certeza de qué
fuimos, somos y seremos siempre cercados del amor
incondicional de Dios guiandonos para propósitos
superiores, en que realizaremos otros proyectos que nos
ayuden a sintonizar nuestras mentes con la mente Divina.
Este es el tiempo para pensar así. La religión del
Universo es Dios en Su esencia sin las facciones que
muchas veces impiden un buen conocimiento de las cosas
celestes. Importante es aun considerar que Jesús no creó
ninguna religión. Él nos trajo una base que nos guía
para adelante y para lo alto. Y nos dice aun que si
deseáramos hablar con el Padre que lo hagamos en el
silencio de nuestros cuartos, o sea, en la intimidad de
nuestras almas.
De aquí a poco, tal vez unos 500 años, toda la humanidad
estará buscando esta guía y todas las instituciones
terrenas se gobernarán por ella. De ahí la pregunta:
¿dónde nos gustaría estar de aquí a 500 años? Lo cierto
es que no vamos a morir, desaparecer, extinguir, volver
nada. No hay la mínima posibilidad para tal. De esta
forma, planeamos si nuestro futuro es de buena cuenta
para todos nosotros. “¿El reino del bien podrá un día
realizarse en la Tierra? – preguntó Allan Kardec a los
Sabios de la Espiritualidad Superior en la pregunta
1.019 de El Libro de los Espíritus. “El bien
reinará en la Tierra cuando entre los Espíritus que la
vienen a habitar los buenos superasen a los malos.
Entonces ellos harán reinar el amor y la justicia que
son el bien de la felicidad. Es por el progreso moral y
por la práctica de las leyes de Dios que el hombre
atraerá para la Tierra a los Buenos Espíritus y apartará
a los malos. Pero los malos sólo la dejarán cuando el
hombre hubiese expulsado de aquí el orgullo y el
egoísmo. La transformación de la humanidad fue predicha
y llegáis a ese momento en que todos los hombres
progresistas están apresurándose...” respondieron los
Espíritus superiores.
Seamos, pues, progresistas y ayuderemos a nosotros y a
todos en la transformación moral de este mundo que nos
acogió y nos posibilitó llegar hasta aquí y, de aquí
para adelante, será un paso de suma importancia dentro
de nuestros avances espirituales, necesarios,
ininterrumpidos y gloriosos, si así lo deseamos.