Especial

por Leonardo Marmo Moreira

Las obras de Emmanuel no son “iglesiadas” y ni de autoayuda! (Parte 2 e final)

Hernani Guimarães Andrade escribió obras sobre hipótesis al respecto de la realidad material del mundo espiritual que no son bien construídas teoricamente. Textos como “La Teoria Corpuscular del Espíritu” y “El Psi Quántico”, entre otras, son obras altamente especulaticas, com limitaciones conceptuales. Eso no significa que Andrade no haya dado contribuciones, sobre todo estudiando reencarnación y mediumnidad, con buenas obras para el Movimiento Espírita (ME). De cualquier manera, Hernani G. Andrade es respetado como un estudioso espírita que procuró estudiar temas olvidados por muchos compañeros, y tiene una imagen positiva para la mayoría de los espiritistas.

Hasta incluso el extraordinario autor José Herculano Pires supuso que el concepto físico de antimateria podría explicar la existencia de las realidades “semimateriales” del mundo espiritual, lo que consiste en un posicionamiento altamente cuestionable. Tal hipótesis es resaltada en varias de sus obras. Obviamente, tenemos el mayor respeto y admiración por J. Herculano Pires, según el proprio Emmanuel afirmó en la época, “la mayor inteligencia espírita contemporánea” y “el mejor metro que midió a Kardec”.

Autores febianos, adeptos de Roustaing, escribieron textos flojísimos doctrinariamente, algunos, inclusive, llegando a poner a Roustaing al mismo nivel y hasta por encima de Allan Kardec. A pesar de tamaña incoherencia y fanatismo injustificables, muchos de esos autores continuan siendo respetados como esforzados trabajadores espíritas por muchos compañeros.

El proprio Codificador del Espiritismo Allan Kardec cambió y/o reajusto su opinión en algunas oportunidades, tales como la cuestión de la existencia o no del cuadro de “posesión” (Ved El Libro de los Médiums y La Génesis), entre otros cambios de opinión (sobre todo resaltadas en la “Revista Espírita”) Y si no hubiese desencarnado, de manera, a priori, prematura, nada garantizaría que no pudiese ajustar y/o modificar algún tema aun no significativamente esclarecido. Al final, el Espiritismo es una doctrina que evolucionó con el pasar del tiempo.

Con relación al hecho de haber algunos pasajes tenidos como excesivamente “iglesiados”, o sea, que denotan excesivas marcas de la jerga católica, tendríamos que reflexionar un poco más sobre tal tema. En primer lugar, no podemos olvidar que expresiones católicas como “ángel” y “arcángeles” y títulos de santo son igualmente utilizadas por el proprio Allan Kardec. Sea por una cuestión didáctica considerando el momento histórico y el público blanco, los autores en cuestión pueden haber evaluado que la mayoría del público lector aun necesitaba de referencias culturales previas para entender la esencia del contenido. Por otro lado, tales pasajes menos adecuados al llamado “jerga espírita” también podrían estar asociadas a fijaciones de médiums, Espíritus y hasta de Editoras y sus respectivos revisores (lo que puede haber sido determinante en los supuestos “errores doctrinarios de Emmanuel”, sobre todo en las obras publicadas en la década de 1930). Por tanto, no necesariamente puede ser atribuído a Emmanuel todos los errores que eventualmente ocurren en su obra, principalmente en los libros publicados en la década de 1930, cuando Chico Xavier no era un líder espírita nacional y, probablemente, los editores y revisores se sentían con más autoridad para alterar los originales que Chico enviaba para la evaluación editorial para la publicación. Tal como ocurre con los textos kardecistas y todos los demás textos espíritas, los pasajes oscuros podrían, perfectamente, ser estudiados, divergentes y dejados en la llamada “cuarentena”. Así, estudiaríamos, citaríamos y enfatizaríamos aquellos textos emmanuelinos que realmente consideremos de excelente cualidad doctrinaria, lo que, obviamente, constituye la abrumadora mayoría del legado de Emmanuel.

Falta de respeto contra Emmanuel

Algunos comentarios sobre Emmanuel denotan una falta de respeto totalmente injustificable e igualmente una falta de evaluación de su propia prolífica obra.

El rigor excesivo contra Emmanuel (¡que, usualmente, no es empleado contra otros autores que cometieron errores doctrinarios mucho peores!), utilizado por algunos compañeros, haciendo uso hasta de palabras groseras y comentarios totalmente inapropiados, demuestra una dificultad de debatir ideas, en busca de la fe razonada, de forma más elegante. Basicamente, se trata de una postura de irreverencia de compañeros que se niegan a conocer y, por consecuencia, reconocer la contribución de Emmanuel para la profundización evangélico-doctrinaria de los miembros del movimiento espírita. Obviamente, es derecho de cada uno pensar y expresarse libremente. No obstante, a la luz del pensamiento espírita, tal actitud no parece una línea de comportamiento adecuada, principalmente cuando ataques sin respeto son enunciados.

Algunos autores espíritas alegan que Emmanuel presenta marcas de su origen católico en sus textos. No negamos que eso sea verdad. No obstante, consideramos un cobro desproporcionado en relación específicamente a Emmanuel, pues tal característica es comum a muchos autores espíritas que no son rechazados. En rigor, si hiciéramos una evaluación de forma eximida, tal crítica al lenguaje tal vez pudiese ser aplicado al proprio Codificador y a los Espíritus de la falange del Espíritu de Verdad. De hecho, la obra de Allan Kardec mantuvo los títulos de santos y figuras de lenguaje de la tradición cristiana típicas de origen católica.

Muchos llaman a Emmanuel, peyorativamente, “jesuíta”, pero parecen olvidados de que grandes errores del Cristianismo tuvieron origen en el pensamiento de San Agustín, importante Espíritu de la Codificación. Parecen no incomodarse con eso y ni con el título de “Santo” que permanece en los textos de Kardec. ¿Será que los mensajes de San Agustín presentes en la obra de Kardec deben ser rechazados tales como los mensajes de Emmanuel han sido por algunos compañeros, simplemente por él haber sido sacerdote? ¡¿Y los mensajes del cura d´Ars, de Lacordaire, de Lammenais y otros pensadores con actuación en medios religiosos ( en sus respectivas reencarnaciones, en las cuales tuvieron tales nombres), presentes en la Codificación, también merecen ser desconsiderados?!

Es evidente que existe una parcela del ME con fuerte tendencia “espiritólica”, la cual demuestra una “lectura” de la Doctrina Espírita contaminada de una incompleta desvinculación católica. Pero atribuir ese “espiritolicismo”, basicamente, al benefactor Emmanuel y sus disertaciones evangélico-doctrinarias, más allá de aparente injusticia ( o en lo mínimo una gran exageración en un razonamiento simplista), acaba atrapando la divulgación de mensajes dignos de valor doctrinario. En su gran mayoría, los mensajes de Emmanuel presentan elevado nivel intelecto-moral en sus disertaciones evangélico-doctrinario, lo que hace de muchas de esas críticas una incoherencia delante de nuestra perenne búsqueda por fe razonada.

Emmanuel está pasible de críticas, tal como ocurre con cualquier autor espírita, encarnado o desencarnado. O sea, ningún escritor u orador espírita está por encima de eventuales evaluaciones negativas. Además, buenos autores y expositores no siempre consiguen mantener el mismo nivel de excelencia en todas sus obras y conferencias/seminarios, lo que puede ser causado por diversos motivos. Entre tanto, los ataques a que Emmanuel ha sido sometido con cierta frecuencia en el ME, en su especie de “modismo anti-Emmanuel”, denota una visión parcial de los respectivos evaluadores.

¿Herculano Pires sería una especie de adversario doctrinario de Emmanuel?

Muchos de los críticos de Emmanuel alegan estar apoyados en Herculano Pires, olvidados de que, más allá de parejas en cinco libros, Herculano Pires dice para quien quisiera oírle: “Yo soy fan de Emmanuel”. “Acabo de publicar un libro en el cual apoyo integralmente los mensajes de Emmanuel” (refiriendose a la obra “Chico Xavier Pide Permiso”). Vea en la Web lo que Herculano dice sobre Emmanuel: eis o link

¿Estamos utilizando el mismo rigor doctrinario en la evaluación de los diferentes autores?

Sin una sinceridad mayor tanto del punto de vista intelectual como del punto de vista moral para leer la Doctrina Espírita y el Evangelio, crearíamos un subgrupo dentro del movimiento espírita, supuestamente sincero, pero más orientado por el “Viejo Testamento” que del “Nuevo Testamento”. Esa distorsión puede generar muchos perjuicios al ME.

Si Emmanuel es leído de forma iglesaria en algunas reuniones de grupos espíritas, sin análisis lúcido y comentarios de valor doctrinario, la responsabilidad de tal procedimiento es de aquellos que así proceden y principalmente de los liderazgos que fomentan tales prácticas. Jamás podríamos responsabilizar a Emmanuel por esas dificultades.

Es lamentable que muchos pierdan tiempo atacando a un autor como Emmanuel, cuando constatamos a diversos divulgadores por varios compañeros, inclusive por algunos que combaten los textos emmanuelino. Y de esa forma, cada vez más el movimiento espírita viene siendo “invadido” por obras muy flojas doctrinariamente. Esa inversión de valores, incluso que inconscientemente, vienen bajando el nivel doctrinario medio de nuestro movimiento espírita, restringiéndolo a una condición de movimiento religioso con un nivel de discusión espiritual de un primarismo chocante, en pleno siglo XXI, ya pasados 161 año desde la publicación de la primera edición de El Libro de los Espíritus.

Los problemas asociados a admitir una supuesta “infabilidad” del texto y las actitudes de los Espíritus de Kardec y Emmanuel

En plena conmemoración/reflexión sobre los 150 años de la publicación “La Génesis”, observamos la polémica que se da actualmente en el ME por el hecho del contenido del mencionado libro haber, posiblemente, sufrido modificaciones indebidas después de la muerte de Allan Kardec.

Que se sepa, Kardec no “volvió”, en Espíritu, para avisar a los compañeros cuáles ediciones serían fidedignas y cuáles no serían adecuadas. Si el supuesto mensaje fue obtenido por algún médium, aparentemente, no llegó a tener una amplia divulgación o un reconocimiento como texto con alta probabilidad de autoria kardecista.

Ahora, los problemas de las obras de Emmanuel, en su mayoría, están incluidos en los libros publicados en primera edición en la década de 1930, cuando el poder de influencia del médium Chico Xavier sobre el proceso de editoria era prácticamente insignificante.

Si no exigimos de Kardec-Espíritu que él haya vuelto o vuelva para alertar sobre posibles adulteraciones de sus libros o incluso por interpretaciones doctrinarias equivocadas, ¿por qué razón exigiríamos tan duramente de Emmanuel por eventuales fallos que no necesariamente estaban en sus textos originales?

Quien quisiera rechazar al autor Emmanuel, tiene toda libertad para eso, usando, obviamente, de su libre-albedrío y de su conciencia doctrinaria. Pero que haga estudiando una significativa muestra de los libros del autor para tener un mínimo conocimiento de causa. Que también tenga en consideración el contenido de los llamados “Libros de Mensajes”, consagrado por el uso en nuestro movimiento, normalmente pasa una subentendida idea de libros de menor valor doctrinario. Eso hace, inclusive, que tales obras, realmente elevadas del punto de vista doctrinario, sean niveladas por debajo con otras obras difundidas en el medio espírita más que se encuentran mucho del lado de acá del nivel de disertación emmanuelina.

Fuera de Kardec, ¿cuántos autores espíritas son mejores que Emmanuel?

Si Emmanuel tiene un nivel doctrinario insuficiente al punto de algunos combatirlo, tales compañeros están invitados a citar obras de valor doctrinario superior y, si ellas no existen, a producir tales obras.

Obviamente, todos somos iniciadores en la búsqueda por el conocimiento doctrinario. Por otro lado, ya tenemos condiciones de analizar criticamente las obras, lo que es, inclusive, indispensable, a la luz de la Doctrina Espírita. Si la defensa de la calidad de la obra emmanuelina no fuera justificada en la opinión de los eventuales lectores de ese texto, sería el caso de hacer un estudio comparativo en términos de contenido, originalidad, alcance, valores morales, informaciones evangélicas etc. con otras obras del género, tenidas como excelentes dentro del movimiento espírita (ME). ¡¿Será que son realmente mejores que los textos emmanuelinos?!

Valdría para los compañeros que combaten el valor de los textos de Emmanuel una segunda reflexión acompañada de una simple propuesta. ¿Por qué los compañeros, adversarios de las ideas de Emmanuel, no intentan escribir un único libro con 180 artículos originales sobre versículos evangélicos, que no sean repetitivos, y que enseñen Evangelio, Doctrina y reforma íntima, de forma coherente, en un buen portugués, con una cualidad superior a aquella de los textos de Emmanuel? Si consiguen tal hecho, a nuestro ver inédito, ciertamente traeran gran contribución al movimiento espírita, pues estarán contribuyendo a la mejoría de nuestros estudios y profundización doctrinarias. Y, por otro lado, si perciben que no es tan fácil así escribir solamente un libro de 180 mensajes (recordando que Emmanuel tiene varios con ese volumen), sería el caso, tal vez, de repensar algunas exageraciones críticas. Al final, “se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por el esfuerzo que emprende para domar sus malas inclinaciones.

El reconocimiento del Movimiento Espírita a los libros de Emmanuel

En 1999, en una investigación realizada por la Editora Candia, fueron elegidos, por importantes trabajadores espíritas, los diez mayores libros espíritas del siglo XX. De entre esos diez libros, tres son de autoria de Emmanuel: Pablo Esteban, A Camino de la Luz y Hace Dos Mil Años. ¿Será que esos compañeros votantes en esa investigación están completamente equivocados y obnubilados doctrinariamente? Obviamente, a pesar de improbable, eso no es imposible. Pero si fuera ese el caso, sería necesario un amplio estudio de los fallos de gran parte de exponentes de nuestro movimiento.

Después de Allan Kardec, probablemente ningún otro autor espírita escribió cuantitativamente y cualitativamente tan bien sobre el Evangelio a la luz de la Doctrina Espírita como Emmanuel. Siendo así, sería el caso de cuestionarse: ¿A caso, todos los adversarios de Emmanuel rechazarían el carácter religioso y cristiano del Espiritismo? ¿O considerarían ese aspecto religioso y cristiano menos relevante? ¿O sólo leen una única obra religiosa/cristiana, que sería El Evangelio según el Espiritismo?

Queda las preguntas en pro de nuestro mayor entendimiento del triple aspecto doctrinario.

                  
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita