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Las obras de Emmanuel no son “iglesiadas” y ni de
autoayuda! (Parte
2 e final) |
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Hernani Guimarães Andrade escribió obras sobre hipótesis
al respecto de la realidad material del mundo espiritual
que no son bien construídas teoricamente. Textos como
“La Teoria Corpuscular del Espíritu” y “El Psi
Quántico”, entre otras, son obras altamente
especulaticas, com limitaciones conceptuales. Eso no
significa que Andrade no haya dado contribuciones, sobre
todo estudiando reencarnación y mediumnidad, con buenas
obras para el Movimiento Espírita (ME). De cualquier
manera, Hernani G. Andrade es respetado como un
estudioso espírita que procuró estudiar temas olvidados
por muchos compañeros, y tiene una imagen positiva para
la mayoría de los espiritistas.
Hasta incluso el extraordinario autor José Herculano
Pires supuso que el concepto físico de antimateria
podría explicar la existencia de las realidades
“semimateriales” del mundo espiritual, lo que consiste
en un posicionamiento altamente cuestionable. Tal
hipótesis es resaltada en varias de sus obras.
Obviamente, tenemos el mayor respeto y admiración por J.
Herculano Pires, según el proprio Emmanuel afirmó en la
época, “la mayor inteligencia espírita contemporánea” y
“el mejor metro que midió a Kardec”.
Autores febianos, adeptos de Roustaing, escribieron
textos flojísimos doctrinariamente, algunos, inclusive,
llegando a poner a Roustaing al mismo nivel y hasta por
encima de Allan Kardec. A pesar de tamaña incoherencia y
fanatismo injustificables, muchos de esos autores
continuan siendo respetados como esforzados trabajadores
espíritas por muchos compañeros.
El
proprio Codificador del Espiritismo Allan Kardec cambió
y/o reajusto su opinión en algunas oportunidades, tales
como la cuestión de la existencia o no del cuadro de
“posesión” (Ved El Libro de los Médiums y La
Génesis), entre otros cambios de opinión (sobre todo
resaltadas en la “Revista Espírita”) Y si no hubiese
desencarnado, de manera, a priori, prematura, nada
garantizaría que no pudiese ajustar y/o modificar algún
tema aun no significativamente esclarecido. Al final, el
Espiritismo es una doctrina que evolucionó con el pasar
del tiempo.
Con
relación al hecho de haber algunos pasajes tenidos como
excesivamente “iglesiados”, o sea, que denotan excesivas
marcas de la jerga católica, tendríamos que reflexionar
un poco más sobre tal tema. En primer lugar, no podemos
olvidar que expresiones católicas como “ángel” y
“arcángeles” y títulos de santo son igualmente
utilizadas por el proprio Allan Kardec. Sea por una
cuestión didáctica considerando el momento histórico y
el público blanco, los autores en cuestión pueden haber
evaluado que la mayoría del público lector aun
necesitaba de referencias culturales previas para
entender la esencia del contenido. Por otro lado, tales
pasajes menos adecuados al llamado “jerga espírita”
también podrían estar asociadas a fijaciones de médiums,
Espíritus y hasta de Editoras y sus respectivos
revisores (lo que puede haber sido determinante en los
supuestos “errores doctrinarios de Emmanuel”, sobre todo
en las obras publicadas en la década de 1930). Por
tanto, no necesariamente puede ser atribuído a Emmanuel
todos los errores que eventualmente ocurren en su obra,
principalmente en los libros publicados en la década de
1930, cuando Chico Xavier no era un líder espírita
nacional y, probablemente, los editores y revisores se
sentían con más autoridad para alterar los originales
que Chico enviaba para la evaluación editorial para la
publicación. Tal como ocurre con los textos kardecistas
y todos los demás textos espíritas, los pasajes oscuros
podrían, perfectamente, ser estudiados, divergentes y
dejados en la llamada “cuarentena”. Así, estudiaríamos,
citaríamos y enfatizaríamos aquellos textos emmanuelinos
que realmente consideremos de excelente cualidad
doctrinaria, lo que, obviamente, constituye la
abrumadora mayoría del legado de Emmanuel.
Falta de respeto contra Emmanuel
Algunos comentarios sobre Emmanuel denotan una falta de
respeto totalmente injustificable e igualmente una falta
de evaluación de su propia prolífica obra.
El
rigor excesivo contra Emmanuel (¡que, usualmente, no es
empleado contra otros autores que cometieron errores
doctrinarios mucho peores!), utilizado por algunos
compañeros, haciendo uso hasta de palabras groseras y
comentarios totalmente inapropiados, demuestra una
dificultad de debatir ideas, en busca de la fe razonada,
de forma más elegante. Basicamente, se trata de una
postura de irreverencia de compañeros que se niegan a
conocer y, por consecuencia, reconocer la contribución
de Emmanuel para la profundización
evangélico-doctrinaria de los miembros del movimiento
espírita. Obviamente, es derecho de cada uno pensar y
expresarse libremente. No obstante, a la luz del
pensamiento espírita, tal actitud no parece una línea de
comportamiento adecuada, principalmente cuando ataques
sin respeto son enunciados.
Algunos autores espíritas alegan que Emmanuel presenta
marcas de su origen católico en sus textos. No negamos
que eso sea verdad. No obstante, consideramos un cobro
desproporcionado en relación específicamente a Emmanuel,
pues tal característica es comum a muchos autores
espíritas que no son rechazados. En rigor, si hiciéramos
una evaluación de forma eximida, tal crítica al lenguaje
tal vez pudiese ser aplicado al proprio Codificador y a
los Espíritus de la falange del Espíritu de Verdad. De
hecho, la obra de Allan Kardec mantuvo los títulos de
santos y figuras de lenguaje de la tradición cristiana
típicas de origen católica.
Muchos llaman a Emmanuel, peyorativamente, “jesuíta”,
pero parecen olvidados de que grandes errores del
Cristianismo tuvieron origen en el pensamiento de San
Agustín, importante Espíritu de la Codificación. Parecen
no incomodarse con eso y ni con el título de “Santo” que
permanece en los textos de Kardec. ¿Será que los
mensajes de San Agustín presentes en la obra de Kardec
deben ser rechazados tales como los mensajes de Emmanuel
han sido por algunos compañeros, simplemente por él
haber sido sacerdote? ¡¿Y los mensajes del cura d´Ars,
de Lacordaire, de Lammenais y otros pensadores con
actuación en medios religiosos ( en sus respectivas
reencarnaciones, en las cuales tuvieron tales nombres),
presentes en la Codificación, también merecen ser
desconsiderados?!
Es
evidente que existe una parcela del ME con fuerte
tendencia “espiritólica”, la cual demuestra una
“lectura” de la Doctrina Espírita contaminada de una
incompleta desvinculación católica. Pero atribuir ese
“espiritolicismo”, basicamente, al benefactor Emmanuel y
sus disertaciones evangélico-doctrinarias, más allá de
aparente injusticia ( o en lo mínimo una gran
exageración en un razonamiento simplista), acaba
atrapando la divulgación de mensajes dignos de valor
doctrinario. En su gran mayoría, los mensajes de
Emmanuel presentan elevado nivel intelecto-moral en sus
disertaciones evangélico-doctrinario, lo que hace de
muchas de esas críticas una incoherencia delante de
nuestra perenne búsqueda por fe razonada.
Emmanuel está pasible de críticas, tal como ocurre con
cualquier autor espírita, encarnado o desencarnado. O
sea, ningún escritor u orador espírita está por encima
de eventuales evaluaciones negativas. Además, buenos
autores y expositores no siempre consiguen mantener el
mismo nivel de excelencia en todas sus obras y
conferencias/seminarios, lo que puede ser causado por
diversos motivos. Entre tanto, los ataques a que
Emmanuel ha sido sometido con cierta frecuencia en el
ME, en su especie de “modismo anti-Emmanuel”, denota una
visión parcial de los respectivos evaluadores.
¿Herculano Pires sería una especie de adversario
doctrinario de Emmanuel?
Muchos de los críticos de Emmanuel alegan estar apoyados
en Herculano Pires, olvidados de que, más allá de
parejas en cinco libros, Herculano Pires dice para quien
quisiera oírle: “Yo soy fan de Emmanuel”. “Acabo de
publicar un libro en el cual apoyo integralmente los
mensajes de Emmanuel” (refiriendose a la obra “Chico
Xavier Pide Permiso”). Vea en la Web lo que Herculano
dice sobre Emmanuel: eis
o link
¿Estamos utilizando el mismo rigor doctrinario en la
evaluación de los diferentes autores?
Sin
una sinceridad mayor tanto del punto de vista
intelectual como del punto de vista moral para leer la
Doctrina Espírita y el Evangelio, crearíamos un subgrupo
dentro del movimiento espírita, supuestamente sincero,
pero más orientado por el “Viejo Testamento” que del
“Nuevo Testamento”. Esa distorsión puede generar muchos
perjuicios al ME.
Si
Emmanuel es leído de forma iglesaria en algunas
reuniones de grupos espíritas, sin análisis lúcido y
comentarios de valor doctrinario, la responsabilidad de
tal procedimiento es de aquellos que así proceden y
principalmente de los liderazgos que fomentan tales
prácticas. Jamás podríamos responsabilizar a Emmanuel
por esas dificultades.
Es
lamentable que muchos pierdan tiempo atacando a un autor
como Emmanuel, cuando constatamos a diversos
divulgadores por varios compañeros, inclusive por
algunos que combaten los textos emmanuelino. Y de esa
forma, cada vez más el movimiento espírita viene siendo
“invadido” por obras muy flojas doctrinariamente. Esa
inversión de valores, incluso que inconscientemente,
vienen bajando el nivel doctrinario medio de nuestro
movimiento espírita, restringiéndolo a una condición de
movimiento religioso con un nivel de discusión
espiritual de un primarismo chocante, en pleno siglo
XXI, ya pasados 161 año desde la publicación de la
primera edición de El Libro de los Espíritus.
Los problemas asociados a admitir una supuesta
“infabilidad” del texto y las actitudes de los Espíritus
de Kardec y Emmanuel
En
plena conmemoración/reflexión sobre los 150 años de la
publicación “La Génesis”, observamos la polémica que se
da actualmente en el ME por el hecho del contenido del
mencionado libro haber, posiblemente, sufrido
modificaciones indebidas después de la muerte de Allan
Kardec.
Que
se sepa, Kardec no “volvió”, en Espíritu, para avisar a
los compañeros cuáles ediciones serían fidedignas y
cuáles no serían adecuadas. Si el supuesto mensaje fue
obtenido por algún médium, aparentemente, no llegó a
tener una amplia divulgación o un reconocimiento como
texto con alta probabilidad de autoria kardecista.
Ahora, los problemas de las obras de Emmanuel, en su
mayoría, están incluidos en los libros publicados en
primera edición en la década de 1930, cuando el poder de
influencia del médium Chico Xavier sobre el proceso de
editoria era prácticamente insignificante.
Si
no exigimos de Kardec-Espíritu que él haya vuelto o
vuelva para alertar sobre posibles adulteraciones de sus
libros o incluso por interpretaciones doctrinarias
equivocadas, ¿por qué razón exigiríamos tan duramente de
Emmanuel por eventuales fallos que no necesariamente
estaban en sus textos originales?
Quien quisiera rechazar al autor Emmanuel, tiene toda
libertad para eso, usando, obviamente, de su
libre-albedrío y de su conciencia doctrinaria. Pero que
haga estudiando una significativa muestra de los libros
del autor para tener un mínimo conocimiento de causa.
Que también tenga en consideración el contenido de los
llamados “Libros de Mensajes”, consagrado por el uso en
nuestro movimiento, normalmente pasa una subentendida
idea de libros de menor valor doctrinario. Eso hace,
inclusive, que tales obras, realmente elevadas del punto
de vista doctrinario, sean niveladas por debajo con
otras obras difundidas en el medio espírita más que se
encuentran mucho del lado de acá del nivel de
disertación emmanuelina.
Fuera de Kardec, ¿cuántos autores espíritas son mejores
que Emmanuel?
Si
Emmanuel tiene un nivel doctrinario insuficiente al
punto de algunos combatirlo, tales compañeros están
invitados a citar obras de valor doctrinario superior y,
si ellas no existen, a producir tales obras.
Obviamente, todos somos iniciadores en la búsqueda por
el conocimiento doctrinario. Por otro lado, ya tenemos
condiciones de analizar criticamente las obras, lo que
es, inclusive, indispensable, a la luz de la Doctrina
Espírita. Si la defensa de la calidad de la obra
emmanuelina no fuera justificada en la opinión de los
eventuales lectores de ese texto, sería el caso de hacer
un estudio comparativo en términos de contenido,
originalidad, alcance, valores morales, informaciones
evangélicas etc. con otras obras del género, tenidas
como excelentes dentro del movimiento espírita (ME).
¡¿Será que son realmente mejores que los textos
emmanuelinos?!
Valdría para los compañeros que combaten el valor de los
textos de Emmanuel una segunda reflexión acompañada de
una simple propuesta. ¿Por qué los compañeros,
adversarios de las ideas de Emmanuel, no intentan
escribir un único libro con 180 artículos originales
sobre versículos evangélicos, que no sean repetitivos, y
que enseñen Evangelio, Doctrina y reforma íntima, de
forma coherente, en un buen portugués, con una cualidad
superior a aquella de los textos de Emmanuel? Si
consiguen tal hecho, a nuestro ver inédito, ciertamente
traeran gran contribución al movimiento espírita, pues
estarán contribuyendo a la mejoría de nuestros estudios
y profundización doctrinarias. Y, por otro lado, si
perciben que no es tan fácil así escribir solamente un
libro de 180 mensajes (recordando que Emmanuel tiene
varios con ese volumen), sería el caso, tal vez, de
repensar algunas exageraciones críticas. Al final, “se
reconoce al verdadero espírita por su transformación
moral y por el esfuerzo que emprende para domar sus
malas inclinaciones.
El reconocimiento del Movimiento Espírita a los libros
de Emmanuel
En
1999, en una investigación realizada por la Editora
Candia, fueron elegidos, por importantes trabajadores
espíritas, los diez mayores libros espíritas del siglo
XX. De entre esos diez libros, tres son de autoria de
Emmanuel: Pablo y Esteban, A Camino de la Luz y Hace
Dos Mil Años. ¿Será que esos compañeros votantes en
esa investigación están completamente equivocados y
obnubilados doctrinariamente? Obviamente, a pesar de
improbable, eso no es imposible. Pero si fuera ese el
caso, sería necesario un amplio estudio de los fallos de
gran parte de exponentes de nuestro movimiento.
Después de Allan Kardec, probablemente ningún otro autor
espírita escribió cuantitativamente y cualitativamente
tan bien sobre el Evangelio a la luz de la Doctrina
Espírita como Emmanuel. Siendo así, sería el caso de
cuestionarse: ¿A caso, todos los adversarios de Emmanuel
rechazarían el carácter religioso y cristiano del
Espiritismo? ¿O considerarían ese aspecto religioso y
cristiano menos relevante? ¿O sólo leen una única obra
religiosa/cristiana, que sería El Evangelio según el
Espiritismo?
Queda las preguntas en pro de nuestro mayor
entendimiento del triple aspecto doctrinario.