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Herculano Pires y las obras de André Luiz
(Parte 2 e final) |
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Herculano
Pires, en el Correo Fraterno, de 1989, prosigue:
Todos los
que militan en el movimiento espírita saben que los
Espíritus participan activamente de los trabajos
doctrinarios. Nada más natural, por tanto, que su
intensiva participación en las conmemoraciones del
centenario. Una prueba concreta de esa participación
acaba de ser dada por la publicación de un libro más
psicografiado por Francisco Cándido Xavier, libro que
trae en el prefácio de Emmanuel, las siguientes frases:
“Un siglo de trabajo, de renovación y de luz. Para
contribuir en los homenajes al memorable acontecimiento,
escribió, André Luiz, las páginas de este libro”.
Como se
ve, “Acción y Reacción”, nuevo libro de André Luiz,
que la Federación Espírita Brasileña acaba de publicar,
es una contribución espiritual para las conmemoraciones
del centenario. ¡Y que excelente contribución! El
título es suficiente para indicar el contenido. André
Luiz hace una amplia exposición del problema de acción
y reacción, a través de ejemplos cogidos directamente
en las zonas umbralinas en que viven los espíritus
sufridores.
Los
libros de André Luiz, que ya constituyen voluminosa
colección, valen por un verdadero trabajo de
ilustracción de los principios espíritas, por medio de
relatos de episodios vividos en los planos espirituales.
En Nuestro Hogar, primer volumen de la serie, tenemos la
descripción pormenorizada de una ciudad espiritual,
destinada a la preparación de las criaturas para la
espiritualidad superior. En Los Mensajeros, la
descripción dantesca de las zonas de sufrimiento,
regiones purgatoriales o infernales. – como quieran
-, en que se arrastran las almas de los que no supieron
comprender las oportunidades de la encarnación terrena.
Los Mensajeros son los Espíritus superiores, que
descienden a las zonas sombrias o a la propia faz de la
Tierra para traer socorro a las criaturas entregadas a
la desesperación, a la angustia, al remordimiento y a
todas las formas de sufrimiento espiritual.
En
“Acción y Reacción” los hechos pasan, también, en una
zona espiritual densamente cargada de influencias
materiales. En medio de una región aparentemente
abandonada, en que las “almas brutas y bárbaras”, a que
se refiere Dante, rugen, lloran, gritan y gimen,
perdidas en las sombras y rescatadas por el vendaval de
sus propias iniquidades, se yergue un conjunto
arquitectónico que ofrece asilo, bienestar y cura a los
que se pusieron en condiciones de ser socorridos, o sea
a los Espíritus que comenzaron a arrepentirse de sus
errores.
“El
establecimiento – dice André Luiz – situado en las
regiones inferiores, era bien una especie de Monasterio
San Bernardo, en una zona castigada por la naturaleza
hostil, con diferencia de que la nieve, casi constante
en torno del celebre convento enclavado en los
desfiladeros, entre Suiza e Italia, era allí substituído
por la sombra espesa, que, en aquella hora, se adensaba
alrededor de la institución, como si fuese tocada por un
vendaval incesante.”
Para los
que no conocen los principios de la Doctrina Espírita y
no están familiarizados con descripciones de las zonas
espirituales más próximas de la superficie terrestre,
tudo eso puede parecer ilusorio, imagiario, poco
probable. Pero los que saben que los Espíritus no son
más que hombres desencarnados y que, como los hombres
terrenos, viven su vida, ejecutan sus trabajos y
realizan sus construcciones, comprenden bien las
descripciones de André Luiz.
Hay quien
no admita la existencia de cosas tan concretas en el
plano espiritual. André Luiz se refiere, sin embargo, a
las zonas inferiores, aquellas en que los Espíritus, aun
demasiado apegados a las formas de la vida material, no
consiguieron “liberarse en espíritu”. Es edificante
ver, en “Acción y Reacción”, como los Espíritus
Superiores trabajan en esas regiones, prestando su
asistencia caritativa a los hermanos que se desviaron en
las sendas egoístas de la vida terrena. (PIRES,
1992, p. 72-74, resalte nuestro).
7) El
infinito y el finito, Correo Fraterno, 1989.
Mensajes espíritas en el exterior confirman los
recibidos en Brasil
Libros
de Chico Xavier en comparación con obras francesas e
inglesas – “La Vida en los Mundos Invisibles”, del
reverendo anglicano Robert Hugh Benson, publicado en
portugués.
Muchas
personas encuentran dificultades en aceptar las
descripciones de la vida del más allá de la tumba, de
los libros de André Luiz, psicografiados por Chico
Xavier. Incluso entre los espíritas, ya habituados a
tratar de los problemas del “otro lado de la vida”, esas
descripciones encontraron en el principio, y aun hoy
encuentran, cierta reticencia. Emmanuel explicó, de
manera bastante clara y feliz, en el prefácio de Los
Mensajeros, que los relatos de André Luiz no deben
ser tomados al pie de la letra, sino como visiones del
mundo espiritual. A pesar de eso, la extrema semejanza
de la vida en el espacio con la vida en la tierra aun
perturba a algunas personas y provoca varias críticas de
religiosos y materialistas.
La
incomprensión al respecto es natural, en virtud
principalmente de dos motivos fundamentales: primero, el
hábito arraigado de considerarse la vida post-mortemcomo
misteriosa, inaccesible a la comprensión de los
mortales; segundo, la confusión habitual entre cuerpo y
espíritu, fuente del materialismo, que impide a mucha
gente a admitir la existencia de vida fuera de la
materia. Este segundo motivo es el reverso del primero y
los dos representan posiciones extremadas delante del
problema de la sobrevivencia. El Espiritismo nos muestra
que la vida más allá de la muerte no es inaccesible a
nuestra comprensión y deshace, al mismo tiempo, la
confusión materialista entre cuerpo y espíritu.
Sir Oliver
Lodge, el gran físico inglés, entendía que el
Espiritismo realiza una nueva revolución copérnica. Esa
revolución consiste exactamente en la modificación de
nuestra actitud en base del problema de la vida. Si
Copérnico destruye la concepción geocéntrica del
universo, el Espiritismo, a su vez, destruye la
concepción geocéntrica del universo, el Espiritismo, a
su vez, destruye la concepción organocéntrica de la
vida. Del punto de vista organocéntrico, que caracteriza
el materialismo, la vida sólo es posible en los
organismos vegetales y animales. El Espiritismo afirma y
prueba lo contrario, o sea, que la vida no depende de
esos organismos y se manifiesta por mil formas y maneras
diferentes, en el universo infinito.
Los
religiosos que critican las descripciones mediúmnicas
del más allá no dejan de aceptar esa descentralización
de la vida, pero no admite su interpretación o
explicación racional. Se apega a dogmas, a principios
rígidos de fe, manteniéndose en el plano del misterio.
Entre tanto, si conviviesen un poco más con los textos
sagrados de sus propias religiones, verían que la
existencia de ciudades espirituales en el más allá de la
tumba, de habitaciones, vegetales y animales, no es,
como suponen, una invención de los espíritas. El Viejo
Testamento y el Nuevo Testamento, por ejemplo, están
llenos de descripciones de ese orden. Basta recordar lo
que dice Isaías (33:17,20,) sobre “la tierra de lejos” y
el “Sion de la solemnidad”, y el Apocalipsis de Juan
sobre la Jerusalén celeste.
En lo
tocante a las revelaciones mediúmnicas, las
descripciones de André Luiz no constituyen novedad, a no
se en cuanto a lo que traen de personal, de la manera de
ver del autor. Ya en el Cielo y el Infierno, Kardec
presenta descripciones semejantes. En la Revue
Spirite el codificador publicó numerosos relatos de
más allá de la tumba en el mismo sentido. Sir Oliver
Lodge presenta cuadros semejantes en Raymon,
Denis Bradley en Rumbo a las Estrellas, y así por
delante. Ahora, la Editora El Pensamiento, de
esta capital, acaba de lanzar la traducción de Life
in the World Unseen, de Anthony Borgia, con la
versión del título para La Vida en los Mundos
Invisibles. El trabajo de traducción fue confiado a
J. Escobar Faria, que realizó un excelente trabajo.
Tenemos
en ese libro una nueva versión de la vida en el más
allá, con pormenores que confirman plenamente las
descripciones de André Luiz. El autor espiritual es el
reverendo Robert Hugh Benson, hijo de un ex-arzobispo de
Cantuária, que a la manera de André Luiz, relata su
pasaje para el lado de allá y describe ese lado. La
segunda parte del libro nos ofrece una especie de
geografía de los planos espirituales más próximos de la
cara de la Tierra. Benson, que en la vida terrena
escribió a propósito de asuntos espirituales, dando
interpretación capciosa a algunas de sus experiencias
psíquicas, procura corregir en ese libro sus errores
dogmáticos de entonces. Los religiosos en general, y los
espíritas en particular, encontraron en La Vida en
los Mundos Invisible mucho material para la
comparación con las descripciones de los textos sagrados
y de las comunicaciones mediúmnicas obtenidas en nuestro
país. Esa comparación, para la aceptación de las
informaciones espirituales: el del consenso universal,
establecido por el codificador. (PIRES, 1989, P.
105-110, resalte nuestro.
8) Por
Jorge Rizzini: J. Herculano Pires y el Apóstol de
Kardec, Paideia, 2001.
¿Hay
una revelación luisina?
Comenzaremos transcribiendo una crónica suya firmada con
el pseudónimo “Hermano Saulo” titulada “¿Hay una
revelación luisina?”, la cual refuta un artículo de
Salvador Gentile (director del “Anuario Espírita”,
editado en Araras, Estado de São Paulo), a propósito de
la obra “Nuestro Hogar”, psicografiada por Chico Xavier.
La crónica de Herculano Pires estampada en el “Diario de
São Paulo” se reviste de importancia porque al surgir las
primeras obras del Espíritu André Luiz algunos líderes,
demostraron inmadurez doctrinaria, proclamaron en las
tribunas y por los periódicos que ellas eran la “Cuarta
Revelación”...
Leiamos
las consideraciones de Herculano Pires:
“El
aparecimiento en Tokio de una edición japonesa del libro
`Nuestro Hogar’, de André Luiz, lleva al compañero
Salvador Gentile a revivir, en el `Anuario Espírita
1969’, la tesis de la `revelación andreluisiana´.
Esa tesis conquistó cierta novedad en el medio espírita
(algunos dicen fueron los primeros a echar agua en el
hervor. Gentile la resucita en términos de
revisionismo doctrinario, de `superación´ de Kardec,
no olvidándose de criticar `a los ortodoxos que hacen de
Kardec un dogma intangible´. Respetar la codificación es
ser dogmático, según las acusaciones de los divinistas y
otros renovadores.
“Gentile
parte de la suposición de que la obra de Kardec quedó en
generalidades. Desea informaciones particulares, más
concretas, que André Luiz ofrece sobre la vida de los
Espíritus. Pero si hubiesen recurrido al prefácio de
Emmanuel en el libro `Los Mensajeros´vería que esa
concreción es simbólica y, por tanto, abstracta. La
obra de André Luiz es ilustrativa de la revelación
espírita, y no propiamente complementaria, en el sentido
de superación que el articulista pretende. Es una gran y
bella contribución en los estudios espíritas, pero
su piedra de toque es la codificación.
“Lo que
más impresionó a Gentile fue la `revelación´de
ciudades espirituales en el espacio. Pero la Biblia
ya nos hablaba de la Jerusalén Celeste y las
revelaciones antiguas están llenas de ideas semejantes. Se
trata de planos aun materializados de la vida espiritual
y no de los planos superiores. La `Revista
Espírita´presenta numerosos relatos de esa vida que se
asemeja a la terrena. Pero Gentile va más lejos y
afirma que ciertos conceptos de Kardec son reformulados
en `Nuestro Hogar´, por ejemplo: el concepto de espíritus
errantes, o de acampados, o de periespíritu
sin órganos de tipo material.
“La
crítica de Gentile a esos conceptos no tienen razón.
Kardec explica en el ítem 226 de El Libro de los
Espíritus que son errantestodos los espíritus
que aun tendrán que reencarnarse, incluso los más
evolucionados. La erraticidad no implica apenas
la permanencia en planos inferiores, sino una condición
de espíritu en su proceso evolutivo. Se trata de un
concepto relativo, o sea, que dice respecto a la
relación del espíritu con su pasaje por las fases
inferiores de encarnación terrena. El concepto o la
noción de campamento no tiene en Kardec la
aplicación que Gentile le dio. Se refiere a los mundos
transitorios y no a los planos espirituales. El del
periespíritu sin órganos físicos, que no necesita de
restauración de sus fuerzas, es también relativo y está
bien explicado en el ítem 254, donde se lee esto, en
letras de forma: `La especie de fatiga que los espíritus
pueden probar está en la razón de su inferioridad, pues
cuanto más se elevan, de menos reposo necesitan´.
“Partiendo
de premisas falsas, el articulista sólo podría llegar a
conclusiones falsas. No hay ninguna razón para hablar de
`revelación luisina´, incluso porque la propia tesis de
Kardec es la de la revelación continua a partir de la
aceptación y del conocimiento de la mediumnidad. Antes
de pensar en `nuevas revelaciones´, lo que precisamos
con urgencia es de estudio sistemático y más
profundizado de la obra de Kardec, incluyendo no sólo
los tomos de la Codificación, sino también la `Revista
Espírita´, por él mismo indicada como indispensable al
buen conocimiento de la doctrina.” (RIZZINI, 2001, P.
244-246, destaque nuestro)
Conclusión
Lo que
vimos fue exactamente lo contrario de lo que se insinua,
pues Herculano Pires fue, en verdad, un defensor de las
obras de André Luiz; combatió, es hecho, a los que en su
época querían transformarlas en la “Cuarta Revelación”,
lo que significaba dejar totalmente en segundo plano (o
hasta incluso renegar) las obras de Kardec,
reconocidamente, la “Tercera Revelación”; y, ahí,
querido lector amigo, “el apóstol de Kardec”, como diría
Rizzini, no ahorró críticas a ellos.
Por otro
lado, Herculano no se mostró tan intransigente al punto
de considerar todas las informaciones provenientes de la
literatura de André Luiz como verdades absolutas; tenía,
como se vio, serios cuestionamientos como, por ejemplo,
la cuestión de la existencia de los “ovoides”, conforme
se ve en uno de los cinco textos de arriba. Al principio
hasta pensamos que Herculano había entendido mal las
informaciones de André Luiz, pero no; por este autor
espiritual, los espíritus que se encuentran en la
condición de ovoides perdieron el cuerpo periespiritual,
lo que, ciertamente, es contrario a lo que podemos
desprender de la Codificación kardecista. Entre tanto,
debemos comprender que todos nosotros, por no ser aun
Espíritus Puros, somos susceptibles de errores, incluso,
el proprio Herculano Pires, en la misma obra en cuestión
– Vampirismo -, acabó por cometer este:
El homosexualismo,
en los dos sexos, por su intensidad en las
civilizaciones antiguas y su renacer brutal en nuestro
tiempo es, la más grave de esas anormalidades que
hoy se pretende declarar normales. [...]. cualquier
justificación de esas anormalidades no pasa de sofisma atentadora
de la propia existencia de la especie. [...]. (PIRES,
1980, p. 29 y 30, resalte nuestro)
Herculano
Pires, ciertamente, no sólo se acordo de ese decir de
Kardec, constante del artículo “¿Las mujeres tienen
alma?”, publicado em la Revista Espírita1866:
[...]
puede ocurrir que el Espíritu recorra una serie de
existencias en un mismo sexo, lo que hace que, durante
mucho tiempo, el pueda conservar, en el estado de
Espíritu, el carácter de hombre o de mujer del cual la
marca permaneció en el. [...].
Si esa
influencia repercute de la vida corpórea a la vida
espiritual, ocurre lo mismo cuando el Espíritu pasa de
la vida espiritual a la vida corpórea. En una nueva
encarnación, el traerá el carácter y las inclinaciones
que tenía como Espíritu; si fuera avanzado, hará un
hombre avanzado; si fuera atrasado, hará um hombre
atrasado. Cambiando de sexo, podrá, pues, bajo esa
impresión y en su nueva encarnación, conservar los
gustos, las tendencias y el carácter inherentes al sexo
que acaba de dejar. Así se explican ciertas anomalias
aparentes que se notan en el carácter de ciertos hombres
y de ciertas mujeres. (KARDEC, 1993, p. 4)
A seguir a
rigor lo que dice Herculano, se podría decir que Kardec
utilizó de sofismas para explicar algunos casos de
homosexualismo.
Creemos
que la forma un tanto cuanto peyorativa con que
Herculano Pires trató a André Luiz en la obra Vampirismo,
incluso sin conseguir precisar cuándo tomó de la pluma
para escribirla, nosotros lo consideramos plenamente
rehabilitado, por todo cuanto dice en sus otras obras al
respecto de aquel que ejerció la función de “reportero
del más allá”.
En J.
Herculano Pires, el apóstol de Kardec, el autor,
Jorge Rizzini (1994-2008), hace una biografía de
Herculano y no habla absolutamente nada sobre un posible
cambio de pensamiento de él en relación a las obras de
André Luiz, o que haya pasado a considerarlo, en todos
los puntos como “neófito usurpador por la doctrina”, ya
que sus anotaciones son circunstaciales a la tesis de
Salvador Gentile, publicada en el Anuario Espírita
1969, de que ese autor espiritual es portador de la“Cuarta
Revelación”. Retomamos el trecho: “André Luiz se
manifiesta como un neófito usurpador por la
doctrina, empleando a veces términos que desentonan
de la terminología doctrinaria y conceptos que no
siempre se ajustan a los principios espíritas”.
Es bueno
resaltemos que de eso no se puede generalizar, pues
Herculano Pires deja claro que solamente “a veces” es
que André Luiz empleaba términos que desentonaban de la
terminología doctrinaria, y no que “todo” lo que él
produjo desentonaba, como parece ser el entendimiento
de algunos compañeros.
Referência
bibliográfica:
KARDEC, A. Revista
Espírita 1866. Araras, SP: IDE, 1993.
PIRES, H. J. Mediumnidad:
conceptuación de la mediumnidad y análisis general de
sus problemas actuales. São Paulo: Edicel, 1987.
PIRES, J. H. e XAVIER, F.
Na hora do testemunho. São Paulo: Paideia, 1978.
PIRES, J. H. O Espírito
e o tempo. São Paulo: Edicel, 2003.
PIRES, J. H. O infinito
e o finito. São Bernardo do Campo, SP: Correio
Fraterno, 1989.
PIRES, J. H. O mistério
do bem e do mal. S. Bernardo do Campo: Correio
Fraterno, 1992.
PIRES, J. H. Vampirismo.
São Paulo: Paideia, 1980.
RIZZINI, J. J.
Herculano Pires, o apóstolo de Kardec. São Paulo:
Paideia, 2001.
XAVIER, F. C. E PIRES, J.
H. Diálogo dos vivos. São Bernardo do Campo, SP:
GEEM, 2011.