Tema: Navidad
Navidad espiritual
El señor Haroldo estaba aprovechando las horas de
descanso del fin de semana para leer, como le gustaba
hacer, cuando su hijo José entró, entusiasmado, en la
sala.
- ¡Papá, mira qué genial! ¡La
familia de Daniel va a pasar la Navidad en la playa y él
me invitó a ir con ellos!
- ¡Es verdad, hijo! Daniel parecer ser un gran amigo,
para haberte hecho esa invitación.
- ¡Qué bueno que estés de acuerdo, papá! ¡Va a ser muy
divertido!
- Espera un momento. Pensar que es bueno que tengas un
amigo no es lo mismo que esté de acuerdo en que pases
Navidad con su familia, en vez de la nuestra.
El niño, dándose cuenta del rumbo que la conversación
tomaba, se molestó:
- No puedo creer que no voy a poder ir a la playa con
Daniel solo porque es Navidad. ¡Eso no es justo!
El papá, sin perturbarse ante la reacción del niño,
ponderó:
- Hijo, la Navidad no es un feriado cualquiera. Tiene un
significado espiritual importante. Tú sabes bien lo que
nosotros hacemos y lo que se conmemorado en esa fecha.
Pero el niño, sin conformarse, se refutó:
- Es el nacimiento de Jesús, pero nadie sabe en realidad
qué día nació. Además, ni sé si Papá Noel existe. ¡Hay
gente que dice que no! Sería difícil que alguien visite
todas las casas del mundo, y además cargando encima
regalos, en solo una noche. La Navidad es algo que las
personas inventaron para que las tiendas vendan más, eso
sí. A las personas les gusta la Navidad porque reciben
regalos. ¡Y el regalo que yo quiero este año es ir a la
playa!
Todavía bastante calmado, el señor Haroldo explicó:
- José, hijo mío, ¿cuántas veces tu cumpleaños cayó en
un día de semana y nosotros hicimos la fiesta el fin de
semana, o sea, días antes o después de la verdadera
fecha? Si el cumpleaños de Jesús no fue exactamente el
día 25 de diciembre, no hay problema, es al menos el día
en que conmemoramos su nacimiento, que fue el hecho más
importante que ha sucedido para la humanidad.
El hijo no tuvo cómo discrepar y solo continuó
escuchando.
- Sabes, hijo, nuestra condición, aquí en la Tierra,
todavía es de espíritus poco evolucionados. La gran
mayoría de las personas solo percibe las cosas
materiales y no las espirituales. Ellos saben que la
venida de Jesús entre nosotros debe ser festejada, pero
hacen eso lidiando más con cosas materiales, que son las
que ellos conocen más.
José escuchaba a su papá, con atención, y éste continuó:
- Muchas veces, la Navidad transcurre sin que las
personas siquiera se acuerden de Jesús. Lo más
importante para ellos son las comidas, bebidas y los
regalos que van a recibir. Las casas son decoradas con
decoraciones típicas y luces de colores. La visita
esperada es la de Papá Noel, que es una persona buena,
que vive en el Polo Norte y que tiene muchos duendes
ayudantes, que lo ayudan a preparar los regalos para ser
llevados a todas las casas en la noche de Navidad.
El señor Haroldo continuó:
- Las personas que ya tienen la espiritualidad más
despierta también acostumbran a mandar tarjetas de
Navidad o mensajes para los demás, deseando buenos
deseos. Algunos hacen donaciones o acciones en favor del
prójimo. El sentimiento de amor, de caridad y de
solidaridad afloran en ellas y a eso se le llama el
“espíritu de la Navidad”.
- Ya sé eso, papá – dijo el niño.
- Pues sí, hijo, pero vamos a pensar, entonces, en la
Navidad espiritual – insistió el señor Haroldo. – Jesús,
el gobernador de la Tierra, hermano, amigo y maestro,
siempre vela por nosotros. En esta fecha, las personas
que sintonizan con él y su mensaje logran sentir más su
influencia amorosa y tienen el corazón lleno de ese
“espíritu de la Navidad”, para vivenciar un poco las
virtudes que él nos enseñó.
El señor Haroldo continuó explicando:
- Esas personas adornas sus casas, pero embellecen
también sus corazones. Encienden las luces
intermitentes, pero se iluminan por dentro también,
purificando sus pensamientos, sentimientos y actos. La
visita que esperan es la del Maestro Jesús. Y él si
tiene el don de visitar todas las casas, en solo una
noche. Es el don de la ubicuidad. Él tiene ayudantes,
que son menores que él en evolución espiritual, pero
trabajan en su nombre, llevando el bien a todas partes.
Él tiene muchos regalos para darnos, em forma de
bendiciones de ayuda, amor, paz y felicidad.
José, que prestaba atención, logró comprender lo que el
señor Haroldo explicaba. Pensó
un poco y preguntó:
- Papá, ¿es por eso que la gente, todo el año, ayuda a
preparar las cestas de Navidad en el centro espírita y
después vamos a entregarlas en ese barrio pobre?
- ¡Sí, hijo! Es por eso, también, que la gente se reúne
en familia, trae a la abuela, invita a su tía y sus
primos, leemos el evangelio y hacemos la oración de
Navidad. Buscamos vivenciar la Navidad espiritual, que
es mucho más que comer y recibir regalos.
- Yo sé, entendí... – dijo José, conforme.
Los dos se levantaron y se abrazaron con cariño. El
“espíritu de la Navidad” ya estaba comenzando en ellos…
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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