Tema: Acción y Reacción
Dios y el espíritu
Allá en el centro espírita, una nueva clase de
evangelización iba a comenzar. Después de la oración
inicial, Vania, la evangelizadora, llamó a sus alumnos y
habló:
- Todos, vamos a jugar un juego.
Vania distribuyó textos a los niños y dijo:
- Como introducción a nuestro estudio de hoy, vamos a
leer juntos este texto. Voy a necesitar tres
voluntarios: uno para representar a Dios, otro para ser
el espíritu en evolución y otro para leer la parte del
narrador.
Después de haber escogido a los participantes, el
narrador comenzó:
“Un día, Dios creó el espíritu.
- ¡Hijo mío, Yo te amo! –
leyó el niño que representaba a Dios.
- ¡Yo también te amo, Padre! Pero ¿por qué me creaste? –
leyó quien interpretaba al espíritu.
- ¡Para ser feliz! Vas a aprender todas las cosas y vas
a poder colaborar conmigo en mi creación. ¡Estaremos siempre juntos!
- ¿De verdad? Pero yo no me siento capaz de todo esto.
- No te preocupes. Vas a evolucionar y descubrir esas
cualidades en ti.
- ¿Y qué debo hacer?
- ¡Vivir! Eres libre para hacer lo que quieras. Yo te
creé con libre albedrío, con libertad para escoger.
- ¡Bravo! ¿Puedo hacer cualquier cosa?
- Sí.”
El narrador
continuó, diciendo:
“El espíritu, entonces, salió por ahí experimentando
todo. Sintió el viento, el perfume de las flores,
observó la naturaleza… Cuando vio el fuego, se quedó
maravillado con su calor y con su luz.
- ¡Qué lindo! ¡Yo lo quiero para mí!
Él, entonces, quiso coger el fuego. Sintió que estaba
muy caliente, sintió que no sería bueno acercarse al
fuego, pero aun así insistió.
- ¡Aaaaayyyyy! ¡Me lastimó!
El espíritu entonces buscó a Dios.
- ¡Papáaaaa!
- Sí, hijo mío, estoy aquí.
- ¡Yo no estoy feliz!
- ¿Por qué no, hijo mío?
- ¿No me dijiste que podía hacer cualquier cosa?
¡Intenté sostener el fuego, pero no pude, y ahora estoy
lastimado!
- Tú puedes hacer cualquier cosa, pero no todo te
conviene.
- ¿Cómo así?
Dios, entonces, explicó:
- Según mi ley de Acción y Reacción, cada actitud tiene
una consecuencia. Hoy aprendiste la consecuencia de
acercarse al fuego: te quemaste.
- Pero, entonces, ¿voy a ir por ahí lastimándome? ¿Cómo
voy a saber qué hacer y qué no hacer?
- Recibiste el libre albedrío, pero también recibiste el
instinto, para guiarte en las primeras fases de su
evolución. Poco a poco, ya no lo vas a necesitar. Tú
mismo vas a desarrollar tu inteligencia, y vas a poder
discernir, conscientemente, lo que es bueno y lo que es
malo para ti.
- ¿Qué es bueno? Y ¿qué es malo?
- Lo bueno es lo que está de acuerdo con mis leyes, las
leyes que rigen el universo que creé. Lo malo es la
ausencia del bien, es lo que no colabora con la armonía
del universo.
- ¿Entonces existen leyes?
- Claro, son las que mantienen el equilibrio general.
- ¿Y cómo puedo conocer esas leyes?
- Están escritas en un lugar seguro e inviolable: tu
conciencia. Si tú las consultas y actúas conforme a
ellas, estarás en el camino correcto.
- Creo que entendí: tengo libre albedrío, instinto e
inteligencia, y debo respetar la ley de Acción y
Reacción y las demás leyes del universo. Pienso que voy
a lograr salir bien en mi evolución.
- Claro que sí, hijo mío.
Y así, el espíritu inició su camino evolutivo, siempre
bajo la mirada amorosa de Dios”.
La lectura terminó, pero la clase estaba solo
comenzando.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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