Tema: Naturaleza
El sembrador
Flavio paseaba en el parque con su padre y quedó
encantado con las cosas lindas que vio. Árboles enormes
balanceándose en el viento. Troncos retorcidos, formando
verdaderas esculturas a cielo abierto.
- ¡Esto es fantástico! Parece planeado por un genio. Los
indios eran suertudos, viviendo libres en la naturaleza.
Solo no entiendo cómo se comunicaban sin celular – dijo
Flavio.
- La comunicación era hecha boca a boca. No había esa
presión y urgencia de hoy. Mira cómo la naturaleza se
transforma lentamente. Necesitamos aprender a vivir así,
en calma y en silencio. Vivimos rodeados de sonidos e
imágenes, generalmente demasiado altos, perjudicando la
comunicación con las personas y también nuestra salud –
explicó el padre.
- Pienso que tienes razón, papá. Pero no puedo quedarme
sin celular.
- No necesitamos renunciar a nada, hijo. Basta con
organizar nuestro tiempo, y habrá tiempo para todo –
respondió el padre.
Los dos observaron una ardilla comiendo nueces y Flavio
se lamentó la cantidad de frutas que se perdían, cayendo
al piso. El
padre explicó al hijo que el animalito entierra las
nueces que caen al piso, para alimentarse más tarde. Con
eso muchas semillas son olvidadas, generando nuevos
nogales.
- Pero, entonces, la ardilla es un sembrador… - concluyó
Flavio.
- Puede decirse que sí, hijo. Es un sembrador de la
naturaleza.
Dios hizo la naturaleza perfecta, y tenemos mucho que
aprender de ella. Cada ser vivo, por pequeño que sea,
tiene una función por cumplir en la Tierra. De la misma
manera pasa con nosotros. Nadie nace en vano, todos
tenemos una misión por cumplir.
Texto de Lucia Noll.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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