Tema: Buenos hábitos, pensamientos positivos
¿Qué practicas?
El papá de Gabriel fue a buscarlo después de su clase de
natación. El niño estaba entrenando todos los días, pues
participaría en una competencia el fin de semana.
- ¿Cómo fue el entrenamiento de hoy, hijo? – preguntó el
papá.
- Fue agotador. Me esforcé mucho, pero aun así no sé si
voy a lograr que me vaya
bien – respondió el niño, desanimado.
- ¿Por qué? – preguntó el papá, dándose cuenta de que
había un problema.
- Porque va a ser una gran competencia, y puede que haya
otros niños que naden mejor que yo. Además, si entra
agua en mis lentes de natación y no puedo ver bien, no
voy a poder parar, y luego no voy a nadar bien. Y
también el entrenador nos avisó que a la hora de la
partida solo podemos saltar al agua cuando
escuchemos el pito. Si saltamos antes, somos
descalificados. Como voy a estar nervioso, puede ser que
eso suceda.
- Pero, hijo, no pienses así. Tú estás entrenando mucho.
También tienes buenas posibilidades de salir bien –
reflexionó el papá.
Pero el niño escuchó mal lo que le dijo y refunfuñó:
- Eso si no me resfrío hasta el sábado, pues hoy el agua
de la piscina estaba medio fría. Ya una vez sucedió eso
y al día siguiente me quedé con la nariz congestionada.
El papá, entonces, notando que el hijo necesitaba
examinar su postura mental, dijo:
- Gabriel, cuando practicas algo, lo normal es que te
vaya muy bien en eso. Con el tiempo, si continúas
practicando, hasta puedes volverte un profesional.
- Yo sé, papá, ¿por qué me estás diciendo eso?
- Porque no sé si lo notaste, pero más allá de la
natación, estás practicando la preocupación e inclusive
el pesimismo.
El niño se quedó pensativo y el papá le explicó:
- Tú practicas natación y estoy muy feliz con eso. Es un
excelente deporte, que colabora con la salud de tu
cuerpo, te brinda oportunidades de convivencia con otros
atletas y tener desafíos, que van a traerte experiencias
nuevas, como esa competencia.
Por tanto, la natación es buena para ti.
- Pero – continuó el papá – no es solo el cuerpo que
tiene actividades. ¡Nuestra mente también las tiene! Si
practicamos diariamente la alegría, el optimismo, la
confianza y otros sentimientos buenos, seremos
profesionales en encontrar motivos en nuestra vida
diaria para ser felices. De la misma manera, si
practicamos encontrar situaciones malas, vamos a ser tan
buenos en eso que vamos a creer que tenemos muchos
problemas y muchos motivos para ser infelices.
- ¡Sí! Tiene
sentido – estuvo de acuerdo Gabriel.
- ¡Pues claro! Tengo un compañero de trabajo que se
queja tanto de todo, que logra
ver problemas hasta donde no hay. El otro día se quejó
de que la comida que sirvieron en la cafetería de la
empresa era tan buena que lo estaba haciendo engordar.
¡Imagina lo que diría, entonces, si la comida fuera
mala!
Gabriel se rio y el papá habló para concluir:
- Por lo tanto, hijo, debes pensar siempre: Si alguien
me pregunta “¿qué practicas?”, ¿cuál sería tu respuesta?
¿Has practicado cosas que te dejan feliz o infeliz?
- Está bien, papá, entendí – respondió Gabriel,
comprendiendo la necesidad de vigilar más sus hábitos.
La conversación ya estaba terminando cuando llegaron a
casa.
La mamá de Gabriel los esperaba y, dando un beso al
hijo, preguntó:
- Y, querido, ¿cómo te fue en el entrenamiento de hoy?
- ¡Me fue muy bien, mamá! – respondió el hijo – ¡estoy
entrenando mucho y creo
que el sábado voy a disfrutar mucho de mi primera
competencia! Quiero ganar una medalla. ¡Eso sería lo
máximo! Pero si no gano, esta vez, todo estará bien,
también. ¡Igual lo voy a disfrutar, porque adoro nadar!
Diciendo eso, Gabriel miró a su papá, sonriendo. Su papá
le sonrió de vuelta y, viendo que su hijo había
aprovechado bien la conversación que tuvieron, le dio un
gran abrazo, satisfecho.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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