Tema: Colaboración,
egoísmo
El papel y el lápiz
En el salón de arte, los materiales esperaban a los
alumnos para el inicio de las actividades. El lápiz
inquieto hacía trazos y paseaba por encima de un
cuaderno viejo, cuando reparó en una hoja muy blanca. Al
tocarla, escuchó una voz irritada:
- ¡Eh! No
te acerques. Puedes rayar las hojas ignorantes, pero no
a mí.
- ¿Y por qué no? – preguntó el lápiz.
- Mira lo blanquita que soy, no quiero ensuciarme
participando en tus trazos.
Muy sorprendido, el lápiz explicó que no había nada
sucio y malo en los dibujos. Son la expresión de la
inspiración y de los sentimientos de los niños. Fuimos
hechos con esa finalidad, y ser escogidos para
representar un bello arte es un privilegio. Lo más
importante no es estar limpiecita e intacta, sino ser
útil.
Estaban en esa discusión cuando llegó un grupo de niños
y comenzaron a leer alegremente las instrucciones, antes
del inicio de las actividades.
El lápiz pidió a la hoja que observara cómo los niños
son felices con los dibujos, y cuánto cariño recibían
las otras hojas por ser útiles.
- ¡Si tú supieras qué gratificante es ayudar, sentir el
toque de una mano amiga y recibir un poema cariñoso! Si
lo permitieras, podrías ser tan feliz, pues la vida es
muy corta.
La hoja respondió que estaba muy bien así, blanca y
resguardada, y no quería pasar por las manos sucias de
todo el mundo. E incluso se rio del sentimentalismo del
lápiz.
- ¡No insistas! ¡Asunto cerrado! – finalizó la hoja.
En ese momento, alguien derramó jugo en la mesa y
buscaba algo para limpiarla. A falta de un pañuelo o
trapo, el niño cogió una hoja, y alguien gritó.
- ¡Mi dibujo no!
- ¡Ni el mío!
- ¡Mucho menos el mío!
El niño, entonces, cogió la hoja blanquita y la restregó
sobre el jugo, ante los ojos pasmados del lápiz.
- ¡Pobre hoja! ¡Qué
triste final para quien se preocupaba tanto por su
blancura y pureza! – pensó el lápiz.
Estamos hechos para convivir, amar y ser amados, y el
aislamiento aleja al ser humano de todo eso. Sumergirse
en la vida, plantar sonrisas, enseñar y aprender,
exponerse y correr riesgos con los sentimientos y las
ideas es necesario, pues la vida está hecha de reflexión
y aprendizaje constantes.
Texto de Lúcia Noll.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
Material de apoio para evangelizadores:
Clique para baixar:
Atividades
marcelapradacontato@gmail.com