Tema: Perdón
El prestamista piadoso
Hace mucho tiempo, en una pequeña ciudad, un hombre
llamado Jonás caminaba apresurado por la calle.
Preocupado, pensaba en cómo conseguir dinero. Le debía
mil monedas al rey.
De repente, Jonás avistó a
Lino, una persona conocida que le debía diez monedas.
Jonás le había prestado esa cantidad cuando sus negocios
todavía iban bien. Lino, sin embargo, siempre con muchas
necesidades financieras, no había logrado pagar la
deuda, aunque hubiese querido hacerlo.
A Jonás nunca le había importado, pero ahora él
realmente lo necesitaba. Por eso, fue corriendo al
encuentro de Lino, para preguntarle sobre el dinero. Pero
Lino no tenía cómo
pagarle.
- Piedad, Jonás – le dijo. – Ten paciencia conmigo, que
soy pobre y estoy enfermo. Voy a pagarte todo lo que te
debo. Al final del día tendré tu dinero – prometió Lino.
Jonás se compadeció y lo dejó ir. Sin embargo, algunas
horas después de lo ocurrido, Jonás fue buscado por los
empleados del rey y llevado a su presencia.
El rey, entonces, le cobró la deuda. El plazo para el
pago se había agotado y él quería que le devuelvan las
mil monedas que se le debían.
- ¡Piedad, señor! ¡Tuve muchas pérdidas! No tengo
todavía el dinero, pero le voy a pagar todo lo que le
debo si me concede más tiempo – pidió Jonás.
El rey, sin embargo, no aceptó la propuesta. Mandó que
sus empleados dejaran a Jonás en la cárcel hasta que su
familia vendiera sus pertenencias y le entregaran las
mil monedas que él le debía.
Jonás era un hombre bueno y honesto. Nunca había pensado
que eso podría
sucederle. Lloró de tristeza, pero tuvo que conformarse.
Los empleados del rey, sujetándolo por los brazos,
fueron llevándolo por la calle hasta la cárcel.
En el camino, Lino, que estaba buscando conseguir
trabajo extra para ganar las diez monedas, vio a Jonás y
preguntó a los que lo llevaban:
- ¿Qué pasó? Este hombre es muy bueno. ¿Por qué lo
tratan como criminal?
Fue el mismo Jonás quien respondió:
- Lino, amigo mío, debo mucho dinero al rey. Ese fue el
motivo por el que te había cobrado las diez monedas hoy,
cuando nos encontramos. Voy preso por culpa de mi deuda.
Pero quiero que tú sigas tu vida en paz. Olvida las
monedas que me debes, ya no necesitas pagarme.
Lino agradeció su bondad, y Jonás fue preso por las
órdenes del rey.
Al día siguiente, sin embargo, Jonás tuvo una gran
sorpresa. Los empleados fueron a buscarlo. Fue llevado
nuevamente ante la presencia del rey, que dijo:
- Jonás, mis servidores me contaron lo que pasó ayer, en
la calle, cuando te llevaban a la cárcel. Si fuiste
capaz de perdonar la deuda de alguien que te debía,
también mereces que tu deuda sea perdonada. No me debes
nada a partir de ahora. ¡Eres libre! Vuelve con tu
familia y vive tu vida en paz.
Jonás cayó de rodillas. Entre lágrimas, agradeció al rey
que lo perdonó.
Saliendo del castillo, ya en la calle, Jonás miró hacia
el cielo y agradeció también a Dios. Su Ley de Justicia
es precisa y nunca falla.
Texto inspirado en la Parábola del Prestamista
Incompasivo.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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