Tema: Honestidad
Las tres hachas
Una vez un leñador, que cortaba leña cerca de un río, se
sentó a la orilla de este y en un movimiento imprudente
dejó que su hacha cayera al agua. El hacha era su
instrumento de trabajo y se quedó muy triste al verla
hundirse en el río y desaparecer.
Había un espíritu muy bondadoso, que cuidada de ese río
ayudando a la naturaleza. Conmovido por la situación, el
ayudante divino sacó de las aguas un hacha de oro y
preguntó al hombre si le pertenecía.
El leñador era un hombre honesto y solo deseaba
recuperar su hacha para poder
trabajar. Por
eso, dijo la verdad. Dijo que no.
En seguida, el espíritu trajo de las aguas una segunda
hacha, esta vez de plata. El
hombre una vez más negó que fuera suya.
Finalmente, el espíritu sacó de las aguas una tercera
hacha, de hierro, y el hombre confirmó que esa era suya.
Entonces, por su honestidad, el espíritu dejó que se
quedara con las tres hachas.
El leñador se puso muy contento y agradeció. Al regresar
a su lugar de trabajo contó a sus compañeros lo que
había pasado.
Uno de sus compañeros, queriendo repetir la experiencia
de su amigo, fue también al río y lanzó su hacha al
agua. Sentándose en la orilla, fingió estar triste e
incluso lloró.
Al poco tiempo surgió, frente a él, el espíritu
benefactor. El segundo leñador, entonces, le contó que
su hacha había caído al río y le pidió que lo ayudara.
El espíritu, que además de bondadoso era también muy
sabio, recuperó el hacha lanzada al río y se la entregó
al hombre. Este, sin embargo, decepcionado, no quiso
aceptarla alegando que ésa no era suya, pues la suya era
de oro.
El espíritu lamentó la respuesta del hombre y le dijo
que esa era la única hacha que había en el río, pero, si
no era la suya, la devolvería al fondo del río.
El espíritu se fue y el leñador mentiroso se quedó sin
ningún hacha.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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