Tema: Gentileza
El par del zapato
Una vez, en una estación de tren, dos niños se
encontraron.
Uno de ellos era Ronaldo, que trabajaba en esa estación
todos los días, lustrando los zapatos caros y bonitos de
los viajeros. A pesar de conocer todo sobre zapatos, él
mismo no tenía ninguno. Solo usaba unas zapatillas
viejas, que, además de gastadas, ya le estaban quedando
más pequeñas que sus pies.
Por estar acostumbrado a mirar para abajo, en búsqueda
de zapatos para lustrar, Ronaldo reparó en los bellos y
ya lustrados zapatos de Henrique, acercándose. Sus ojos
acompañaron todo el trayecto que esos zapatos negros y
brillantes hicieron, pasando justo frente a él y después
distanciándose rumbo al andén del tren.
Eran zapatos de buena marca, que además de bonitos
también debían ser cómodos. Ronaldo ni siquiera podría
soñar en comprar uno de esos. Todo el dinero que
conseguía se lo daba a su mamá al final del día, para
que ella comprara comida para la familia, que era muy
pobre.
Henrique iba de la mano de su mamá. Iban apresurados,
pues el tren ya iba a partir. El andén estaba lleno de
gente. Así que cuando la puerta del tren se abrió para
que los pasajeros se embarcaran, todos quisieron entrar
al mismo tiempo, empujándose para conseguir los mejores
asientos.
Ronaldo había seguido a Henrique, todavía encantado con
sus zapatos, y observaba de lejos la escena del
embarque. En esa confusión que se había formado, no pudo
ver al niño por algunos instantes.
Cuando todos ya habían entrado, el tren comenzó a
moverse. Sin embargo, para sorpresa de Ronaldo, vio a
Henrique sujetándose de la puerta abierta del tren,
gritando afligido.
A la hora del embarque, empujado por las personas y
arrastrado por su mamá, Henrique no pudo evitar que uno
de sus zapatos saliera de su pie y cayera al piso del
andén.
Ronaldo, al darse cuenta de lo que había pasado, corrió,
cogió el zapato y sin dejar de correr, acompañando el
tren, estiraba el brazo, intentando entregárselo a
Henrique.
Henrique, esperanzado en alcanzarlo, se estiraba cuanto
podía, pero era en vano. El tren, aumentando la
velocidad, se distanciaba cada vez más. Ronaldo, todavía
esforzándose, pero dándose cuenta de que no lo iba a
conseguir, lanzó el zapato en dirección de la puerta del
tren, en el último intento de devolvérselo a su dueño.
El zapato, sin embargo, golpeó el lateral del tren y
cayó en el piso del andén.
Fue entonces que Henrique, impresionado por el esfuerzo
de ese niño, pobre y desconocido, por ayudarlo, sacó el
pie del zapato que todavía calzaba y lo lanzó a Ronaldo.
Así, por lo menos uno de ellos podría usarlo.
Ronaldo apenas podía creerlo. Sonrió y saludó a Henrique
en agradecimiento.
Henrique hizo lo mismo. También se sentía feliz por
poder agradecer y ayudar a Ronaldo.
Y fue así como la gentileza de los dos niños hizo que
ese fuera un día muy especial.
Texto inspirado en el cortometraje “The Other Pair”.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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