|
Recuerdos de la infancia traen de regreso a
Cairbar Schutel |
|
Natural de Matão (SP), donde también reside, Ana Beatriz
Perche Bonini Baldan (foto) vivió con su madre
espírita y padre católico, pero se declara espírita
desde 1985. Pedagoga, trabajó durante tres años como
evangelizadora en el Centro
Espírita O Clarim, fundado
por Cairbar Schutel en 1905. Sus respuestas a la
entrevista traen detalles de la convivencia familiar de
sus antepasados con el conocido benefactor, que vivió la
mayor parte de su existencia en Matão.
¿Cuál es su vínculo con la notable personalidad de
Cairbar Schutel?
No sabría decirle cuándo o a qué edad escuché por
primera vez el nombre de Cairbar Schutel. De hecho, mi
familia materna mantuvo estrechos lazos de amistad,
compañerismo e ideal con este ilustre y notable
misionero, desde su llegada a estas tierras, cuando aquí
sólo había haciendas de café y un pequeño pueblo, que
comenzó a formarse y con la llegada del ferrocarril, que
trajo consigo a nuestro querido y estimado Cairbar,
primero a la vecina ciudad de Araraquara y poco después
a nuestro humilde e incipiente pueblo, donde todo estaba
por hacerse. Ese gigante del Espiritismo tuvo mucha
cercanía con mis antepasados y esta cercanía se reflejó
en la vida de toda nuestra familia durante generaciones.
Por esta razón, muchos descendientes de la familia
Perche han tenido contacto y conocen los preceptos de la
doctrina espirita y, la mayoría de ellos, la siguen como
norte en sus vidas hasta la actualidad.
¿Esos recuerdos marcaron su vida?
Sí, la personalidad inolvidable, fuerte y algunos
ejemplos de su vida cotidiana, que se fueron contando
oralmente dentro de mi familia, permanecen hasta hoy y
se vienen pasando a varias generaciones. Y no puede ser
de otra manera, porque son ejemplos de vida. De un
hombre fuerte, decidido, con una apariencia siempre
impecable, reflejando seriedad y al mismo tiempo
trayendo cotidianamente costumbres
sencillas, humildad en sus acciones y mucha firmeza y
cohesión en las ideas y seguro de sus ideales y en lo
que realmente creía. Estos
adjetivos son modelos y espejo para todos nosotros.
¿Qué destacaba en las descripciones de esos familiares
sobre su convivencia con Schutel?
Un hombre intrépido y la manera en que se enfrentó a
todo y a todos para perseguir sus ideales y en lo que él
creía que era correcto. Cuando Schutel comenzó con los
estudios sobre la doctrina espírita, se hicieron
reuniones para el estudio de los materiales, porque todo
era una novedad. De las personas que formaban parte de
ese selecto grupo, estaba mi bisabuelo Gregorio Perche
de Menezes, quien al principio no contó lo que estaba
haciendo con Cairbar y sus compañeros de jornada. Mi
bisabuela, Elvira da Silveira Perche, no entendía lo que
ocurría, porque todo se hacía en secreto, hasta que un
día encontró un ejemplar de El Evangelio según
el Espiritismo en el cajón de la mesita de noche de
mi bisabuelo; y como la curiosidad fue más fuerte,
comenzó a leerlo sin que mi bisabuelo se dieron cuenta,
y la curiosidad se agudizó y aumentó cada vez más, a
pesar de que todavía no se sentía cómoda para
confesárselo, hasta que un día mi bisabuelo le preguntó
si había encontrado y leído su libro. Ella le dijo que
sí: "Encontré el libro y también mi tesoro:
aquél que el ladrón no roba y la polilla no destruye”.
En ese momento mi bisabuelo
tuvo la certeza de que tenía a su lado no sólo a una
compañera de viaje, sino de ideal en la creencia, y esto
en una época en que tendrían que luchar contra toda una
sociedad. Después, con todos sus hijos, ayudaron a
Cairbar Schutel como pudieron para la implantación y
divulgación de la doctrina en la ciudad de Matão.
Partieron de los sueños y la ideología para la lucha, el
comienzo de todo. Junto con otros compañeros del ideal,
estuvieron lado a lado desde el primer Centro
Espírita “Amantes da Pobreza”, la
imprenta, los estudios, los trabajos. Fueron tiempos
difíciles, de incomprensión, intolerancia, prejuicios,
pero que ellos enfrentaron juntos. Muchas de mis tías
abuelas desarrollaron la mediumnidad y ayudaron a
nuestro Pionero en su glorioso propósito, cosiendo los
libros del Clarim a mano, en la casa de la bisabuela
Elvira, porque las encuadernaciones eran hechas a mano
en esa época.
¿Cuál de esas historias es para usted la más
significativa?
Es difícil contar cuál de las historias es la más
importante, porque todas son un pequeño grupo de perlas
que pido a Dios para que no se apaguen de mi memoria,
porque me hacen recordar la dulce voz de mi madre
contándome, como si me estuviera diciendo secretos para
que nunca los olvide, para guardarlos en lo más profundo
del alma. Mi madre perdió a sus padres en la primera
infancia y fue criada por los abuelos Gregorio y Elvira
y, de una manera especial, por una tía llamada Zélia da
Silveira Perche, que trabajó en la farmacia con el Sr.
Schutel, y que terminó vendiéndole la farmacia a ella,
cuando decidió dedicarse por completo a las actividades
de divulgación de la doctrina. Pienso que por el hecho
de que mi madre se quedaba buen parte del tiempo con mi
tía en la farmacia, el Sr. Schutel, que en esa época
tenía un Ford, solía invitarla a acompañarlo a la
estación del ferrocarril, donde entregaba copias del
periódico O Clarim a los pasajeros. Ella contaba que él
entraba a los vagones y colocaba los periódicos en los
asientos vacíos y ofrecía un ejemplar a los demás
pasajeros; unos lo aceptaban, otros lo trataban con
aspereza, otros incluso lo aceptaban, pero cuando veían
de qué se trataba, lo rechazaban. Estos episodios, sin
embargo, nunca le hicieron cambiar de actitud noble y
respetuosa con todos. Ella decía que observaba sus
actitudes y, aunque era muy joven en esa época, esos
gestos la marcaron profundamente y siempre nos lo contó
como un ejemplo de vida.
De sus recuerdos sobre los relatos oídos, ¿cuál le llama
más la atención?
Otro pasaje pintoresco que veo como una gran enseñanza y
ejemplo de desapego y fraternidad, que ocurrió entre los
seres queridos de mi añorada familia, fue en relación a
un hecho que ocurrió en la farmacia, donde el Sr.
Schutel, con toda su generosidad y siempre deseando
ayudar al prójimo, compraba frascos vacíos de un señor
muy humilde, en los que envasaba los medicamentos
homeopáticos que él mismo manipulaba y distribuía
gratuitamente a los menos favorecidos que no tenían
condiciones para pagar los medicamentos alopáticos. Un
día, ese señor llegó a la farmacia trayendo, como de
costumbre, muchos frascos de vidrio vacíos con la
intención de venderlos al señor Schutel. Debido a que mi
tío abuelo José Perche (Zeca) en esa época trabajaba
como empleado en la farmacia, buscó al Sr. Schutel y le
dijo que no había manera de comprar los frascos, porque
el stock de la farmacia estaba completamente lleno de
los frascos vacíos. Sin más preámbulos, Schutel le dijo
a Zeca que comprara los frascos. Mi tío inocentemente
intentó argumentar y el Schutel insistió en que los
comprara todos. Después que los frascos fueron
comprados, al día siguiente, Schutel le pidió a mi tío
que le hiciera un gran favor, que tomara una azada e
hiciera un hueco al lado de la farmacia. Después de que
el hueco estuvo listo, el Sr. Schutel fue llamado para
verificar el trabajo y le dijo que estaba poco profundo.
Cuando el hueco estuvo como el Sr. Schutel lo quería,
dijo: "Ahora, Zeca, entierra todos los frascos que
tenemos aquí en la Botica". Después de enterrar los
frascos dijo: "Cuando “él” regrese para vendernos más
frascos, cómpralos todos, porque necesitamos muchos, ya
no tenemos ninguno".
En su visión, ¿cuál es la contribución más expresiva de
Schutel a favor de la ciudad y también del Espiritismo?
Cairbar fue un hito en el surgimiento de la ciudad y en
varios aspectos, ya sea en el ámbito político, porque
fue nuestro primer Prefecto Intendente, comenzando
nuestra línea histórica, dándonos este honor y, en la
parte social, participó en la fundación del Hospital de
Matão y nos dejó ejemplos de cómo ser ciudadanos del
BIEN. Nos dejó un ejemplo de amor, a través de obras
sociales que realizaba desde esa época. Muchas de ellas
las conocí por mi querida y añorada madre, que nos
presentaba esas perlas al tono de su voz amorosa y
dulce. Nos contaba que al principio de todo, en su casa,
en la parte de atrás, servía comida a los más
necesitados, comenzó el trabajo social en su forma más
plena y noble, porque quien la buscaba, para lo que
fuera, era atendido.
¿Cómo fue la influencia de Schutel en la formación y
vivencia de esos contemporáneos, según puede evaluar en
sus observaciones?
Él era muy estimado y respetado por todos, que hablaban
de él con mucha estima y como un ejemplo de persona, por
su nobleza de espíritu y conducta recta, en fin, un
hombre de inconmensurable valor ético.
De las historias escuchadas, cuéntenos una que pueda ser
útil para los lectores.
Oí que el Sr. Schutel dormía muy poco, y cuando se
despertaba, estaba trabajando. Le gustaba mucho vestir
traje de lino blanco, que por cierto era muy usado en
esa época. Tenía el hábito de comer diariamente dos
huevos cocidos suaves en su cáscara a las 10 de la
mañana en punto en la farmacia. Le gustaba ir solo
frecuentemente al cementerio para orar y reflexionar. De
hábitos sencillos, trabajaba duro, reflexionaba mucho
sobre la vida, vivía rodeado de amistades sinceras,
ayudaba al prójimo, desprendido de las cosas materiales,
pero al mismo tiempo siempre estaba bien arreglado, lo
que mostraba que cuidaba bien su cuerpo y su salud.
¿Algo más que le gustaría añadir?
En este momento quisiera hacer un breve agradecimiento a
este ilustre y magnífico hombre y a todos los que le
ayudaron en su jornada, porque, escribiendo estas breves
líneas, pude recordar algunos hechos que ocurrieron
durante la batalla, en la que fueron incomprendidos y
sufrieron humillaciones, pero no se desanimaron en sus
ideales y nos dejaron, al final de todo, ejemplos de
superación por el amor, conscientes de que cuando
estamos seguros de nuestros ideales, nunca estamos solos
y siempre somos amparados y fortalecidos con una fuerza
que proviene de nuestro querido y amado Jesús a través
de sus abnegados e incansables trabajadores. Sin duda
Cairbar Schutel está muy feliz por toda esa caminata y
por todos los puntos de luz que la imprenta y editorial
de Matão viene disipando por el camino, continuando así
el trabajo de nuestro querido y amado Cairbar Schutel.
Sus palabras finales.
Doy gracias a Dios por este momento tan especial de
poder expresar estas palabras tan sencillas sobre
alguien tan especial para mí, y espero haber logrado
registrar dentro de mi pequeñez algo que pueda
transmitirles a ustedes; en verdad, es un poco de lo que
quedó dentro de mi corazón, a lo largo de historias que
ocurrieron hace tanto tiempo y vienen siendo contadas a
lo largo del tiempo.