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La Política y el Espiritismo |
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Actualmente, el movimiento espírita está viviendo un
momento de gran agitación. Destacaremos em este artículo
una de las polémicas que vienen atrayendo la atención de
numerosos compañeros, que consiste en la llamada
“cuestión política”. Las “discusiones
político-partidárias”, que se sepa, nunca estuvieron en
la pauta de discusiones docutrinarias, por lo menos no
da manera como
viene aconteciendo en el movimiento espírita brasileño
en los últimos tiempos. Sorprendentemente, la discusión
sobre la orientación política de compañeros, sectores o
hasta incluso de la Doctrina Espírita propriamente
considerada pasó a ser considerada como relevante “ítem
de la pauta” de significativa parcela del movimento
actual.
Algunos articulistas espíritas llegan a proponer o, por
lo menos, divulgar expresiones que denotan orientación
política explícita y directamente relacionada al momento
político brasileño, tales como “espíritas de izquierda”,
“médium de derecha”, “espíritas progresistas”,
“espíritas conservadores” etc.
Si consideramos el momento de profunda rivalidad (para
no decir odio) político que ostenta en Brasil,
constataremos la inconveniencia de contaminar debates
doctrinarios con temas de la política partidaria
brasileña.
Podríamos citar las bellas reflexiones de José Raul
Teixeira en conferencias como “El Centro Espírita y la
dinámica del Amor” y la COMEERJ de 1994, entre otras,
cuando el notable orador y médium de Niterói reflexiona
sobre el debate político, abarcando temas como la
reforma agrária, que ya aquella época amenazaba
atravesar el movimiento espírita: “Cuestiones
relevantes, sí, más que no son de la apelación del
Espiritismo”.
¿Será que el Espiritismo, tanto entendido como doctrina,
como en cuanto movimiento, no tiene problemas y
cuestiones más urgentes para tratar?
¿Si el Espiritismo deja de priorizar la discusión sobre
pases, agua magnetizada, tratamiento espiritual,
obsesión, mediumnidad, inmortalidad del alma,
comprobaciones de la inmortalidad, del alma,
periespíritu, reencarnación, sufrimientos físico y
moral, comprobaciones de la reencarnación, Ley de
Progreso, Dios, Mundo Espiritual, Universalidad de la
Enseñanza de los Espíritus, Evangelio a la luz de la
Doctrina Espírita, entre diversos otros ítems, alguna
otra doctrina va a discutir esas cuestiones con un
mínimo de cualidad? Y, por otro lado, nosotros queremos
abrir mano de esa tarea principal de los espiritistas?
Si dirigentes y expositores espíritas dejaran de
enfatizar la discusión sobre la calidad de conferencias
espíritas, grupos de estudios, libros publicados
mediúmnicos y no mediúmnicos, eventos espíritas,
reuniones mediúmnicas, trabajo de pases, gratuidad del
trabajo religioso, averiguación de la legitimidad
mediúmnica, entre diversos otros tópicos, algun otro
movimiento desenvolverá tal tarea?
Tanto las cuestiones propriamente doctrinarias como las
cuestiones organizadoras de nuestro movimento están
necesitados de un mayor empeño, buscando una mejor
calidad en sus manifestaciones. ¿Será que traer o
debate/embate político-partidario, muchas veces de
calidad muy baja y comportamiento infeliz, que atraviesa
toda nuestra sociedad, para el ambiente de trabajo
espiritista no constituye un mal servicio a la causa
espírita?
Objetivando encontrar algumas respostas o, al menos,
indícios de respuestas, podríamos recurrir a nuestras
referencias máximas: Jesús de Nazarét y Allan Kardec.
Sería el caso de cuestionar: ¿Jesús fundó un partido
político? Se posicionó, de forma explícita, en relación
a la política de su época, gastando un tiempo excesivo y
volviendo la cuestión política central en sus
directrices?
En los días actuales, algunos espíritas podrán,
infelizmente, responder que sí, pero creo que la
mayoría, coherentemente, respondería que no. De hecho,
para Jesús era muy difícil hacerse entender en función
de nuestras limitaciones en aquel tiempo. En ese
contexto, Jesús no quería ser interpretado como un
político, o que no era blanco fácil de ser alcanzado,
una vez que, en aquel período, los religiosos estaban
totalmente asociados a los políticos. Aun así, el
Maestro de Nazarét hizo un esfuerzo notable para dejar
claro que “Su Reino no era de ese mundo” y que Él no era
y no quería ser interpretado como un político comun.
¿Sería coherente y razonable afirmar que “Jesús era de
derecha” o “Jesús era de izquierda”? ¿Y sería productivo
ese tipo de análisis? Por más increible que eso pueda
parecer, algunos compañeros parecen estar inclinados a
ese tipo de discusión.
Jesús, promotor del “dad al César lo que es de César y a
Dios lo que es de Dios”, elucidó lo mínimo necesario en
relación a la postura ética ideal para un ciudadano que
respeta el estado, las leyes vigentes y las autoridades.
Nada más.
Además, uno de los principales problemas que el Maestro
de Nazarét enfrentó fue justamente dejar claro, y se
hace entender por lo menos por Apóstoles y discípulos
más próximos, que Él no era un “revolucionario o
político común”, y no tenía aspiraciones relacionadas a
cualquier cargos o situaciones de atribución política.
Más allá de eso, enfatizó que no buscaba más dinero,
poder temporal o facilidades para ejercer su ministerio
y conclamaba sus seguidores para que no quedasen con
tales expectativas.
De parte de los discípulos y sus contemporáneos, fue muy
difícil la comprensión de esa propuesta y algunos
intentaron usar, indebidamente, al Maestro para fines
políticos, contribuyendo, hasta incluso, para su
prisión, juicio y condenación.
Sorprendentemente, para varios grupos religiosos
cristianos, esa propuesta del Maestro Jesús continua
incompreendida hasta ahora. Esa cuestión no era un
problema en el movimiento espírita, por lo menos hasta
bien poco tiempo, más algunos están intentando cambiar
eso. Resta preguntar: ¿será un cambio para mejor?
Kardec, a su vez, fue aconsejado por los Espíritus de la
falange de “El Espíritu de la Verdad” a no procesar al
obispo Don Palau por el chamado “auto-de-fe de
Barcelona” y a la consecuente perdida de aproximadamente
300 libros espíritas. El proceso en cuestión no sería
una actitud propriamente política, más podría, y
probablemente generaria, profundas implicaciones
políticas (posiblemente afectando hasta incluso la
mentalidad de los compañeros espíritas) y un impacto en
el cual el Codificador gastaría tiempo, trabajo, dinero,
energía, esfuerzo intelectual y su ya frágil salud en
algo que no era prioritário. Según los Espíritus, que
él, Kardec, emplease todo eso en la elucidación
doctrinaria. Y fue lo que Allan Kardec hizo hasta su
desencarnación.
¿Será que Kardec y/o la falange del Espíritu de Verdad
se habrían equivocado en sus prioridades?
Además, Kardec alertó a los espíritas para que no
llevasen el movimiento para las questiones irritantes,
tales como la política. ¿Habría errado nuevamente el
Codificador?
Algunos pueden alegar que ciertos posicionamientos no
políticos no dejan de ser actitudes políticas. Hasta
cierto punto, isso é verdade. No obstante, usualmente,
tal argumento es empleado falazmente para nivelar todas
las actitudes de ese tipo con comportamientos
exagerados, panfletarios y hasta incluso fanáticos de
política partidaria.
El Espiritismo ya es un movimiento excesivamente
fraccionado sin entrar de cabeza en esos debates
acalorados de política circunstancial de nuestro país.
Lo curioso es que algunos promovedores de esa “nueva
división” (la inédita división política) de nuestro
movimiento apoyan los movimientos de “unión y/o
unificación” del movimiento espírita brasileño. ¿Será
que tal iniciativa ayudará a alcanzar ese objetivo?
El espírita, individualmente considerado, en cuanto el
ciudadano, tiene el derecho de votar, de ser votado y de
no ser votado, según su libre-albedrío. Y tenemos
esperanza de que la eventual participación más efectiva
de algún espírita en la política sea positiva. De ahí,
dividir nuestro movimiento en “espíritas de izquierda” y
“espíritas de derecha” es otra cosa, completamente
diferente. Realmente, un espírita consciente quiere
posicionar y fragmentar el movimiento como un todo con
una orientación político-partidaria, dentro de la
caótica situación partidaria brasileña, es algo de
difícil asimilación.
Algunos alegan que Allan Kardec identificó varios tipos
de espíritas y hasta incluso de Espiritismo. Todavía, el
hecho de haber identificado tales grupos no significa
que Kardec haya fomentado o estimulado la formación de
ellos. Muy por el contrario, diversos pasajes de la obra
kardecista demuestran el esfuerzo que el Codificador
hacía para que las más diversas preguntas fuesen muy
bien esclarecidas a fin de que el movimento espírita de
su tiempo y del futuro tuviese el máximo de unidad. A
propósito, en un texto denominado “Mi Sucesor” (ved
“Obras Póstumas”), el Espíritu comunicante esclarece que
era realmente importante que la obra naciente quedase
concentrada en las manos de un único hombre, esto es,
Allan Kardec, para que la Doctrina tuviese el máximo de
unidad y coherencia. Vale añadir que las
identificaciones de corrientes registradas por Kardec de
manera alguna enfatizan aspectos ideológicos de ámbito
político.
¿En medio al odio político, marcado por variados matices
de insensatez y potencializado por el advenimiento de
los medios sociales, traen esa discusión para dentro del
movimiento espírita generará algún beneficio efectivo en
la lucidez de las criaturas que justifique los evidentes
riesgos de tales iniciativas?
¿Será que el Espiritismo acabará como otros grupos
religiosos creando “partidos políticos espíritas” o
hasta incluso “bancadas espíritas” en el Congreso? Y si
eso ocurre, tendremos la “bancada espírita de izquierda”
y la “bancada espírita de derecha”? Y, por fin, eso
ayudará a la comprensión y la práctica del Evangelio y
de la Doctrina Espírita?
Recordemos a Pablo: “Tudo me es lícito. Más no todo me
conviene”. Y rememoremos también el “El Evangelio según
el Espiritismo: “En la duda, abstente”. Evitemos, por
tanto, que nuestro entusiasmo político-partidario
personal contamine nuestro trabajo doctrinario con
asuntos que, mínimo, no son prioritários para la
divulgación doctrinaria de calidad, que, según Emmanuel,
“es la mayor caridad que podemos hacer por la Doctrina
Espírita”.
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com
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