Tema: Navidad
Navidad con Jesús
Era época de Navidad. Ahí en el mundo espiritual, Jesús
y los buenos espíritus estaban contentos.
En los días cercanos a Navidad, muchas personas se
acordaban del nacimiento de Jesús en la Tierra y de sus
enseñanzas. Por eso, también se acordaban de hacer el
bien.
Algunas personas invitaban a sus parientes a pasar la
noche de Navidad juntos. Otras enviaban mensajes de
felicidad y paz a sus amigos. Y otras, incluso, ayudaban
a distribuir alimentos y juguetes para alegrar la
Navidad de quien no tenía muchas cosas materiales.
Jesús y los Buenos Espíritus iban por todas partes,
trabajando para promover el bien. Se acercaban a las
personas y les transmitían buenos sentimientos, buenos
pensamientos y hasta buenas ideas para que ayudaran a
alguien que lo necesitara. Quien pensara en Jesús o
hiciera el bien podría darse cuenta de estas cosas
buenas y sentir alegría.
Juliano vivía con su mamá en una casa muy simple. No
tenían dinero para comprar adornos, pero el niño hizo un
lindo diseño de un árbol de Navidad, bien colorido, y su
mamá lo pegó en la pared.
La mamá de Juliano era muy religiosa. Todas las noches,
rezaban juntos y, en esos días cerca de Navidad, ella
agradecía a Jesús por haber nacido entre los hombres.
Ella enseñaba a su hijo que ese fue el suceso más
importante de la historia, pues Jesús vino a enseñarnos
sobre el amor.
Juliano sabía que en Navidad lo más importante era
acordarse de Jesús, pero él también quería mucho
conseguir un juguete, aunque le resultaba muy difícil
que pasara.
Resulta que algunas personas voluntarias hicieron una
campaña de Navidad. Pedían donaciones a personas y
tiendas y consiguieron varios juguetes, envueltos en
papel de regalo. Además, hicieron cajas con varias
comidas deliciosas, como dulces, bizcochos, mermelada y
otras cosas y distribuyeron por varias casas de los
barrios pobres de la ciudad.
En la víspera de Navidad, golpearon a la puerta de la
casa de Juliano. Su
mamá fue a atender.
Ella ganó una de las cajas con golosinas y un cariñoso
abrazo. La persona, sonriendo, le deseó:
- ¡Feliz navidad! ¡Que Jesús bendiga su hogar!
La mamá, contenta, agradeció y le devolvió las palabras
gentiles.
Antes de que la voluntaria se fuera, el buen espíritu
que la acompañaba le inspiró un pensamiento: “¡Pregunta
si aquí vive algún niño!”
La persona, entonces, percibiendo la idea del buen
espíritu, se volteó y preguntó:
- ¡Casi me olvido de preguntar! ¿Aquí, en su casa, vive
algún niño?
- Sí, mi hijo, de 7 años – respondió la mamá.
- ¡Qué bueno! ¡Entonces este regalo es para él! – dijo
la persona, atenta, entregando un bello paquete.
La mamá cogió el regalo y con mucha gratitud dijo:
- ¡Gracias, que Dios se lo pague!
La voluntaria se sintió muy feliz de poder hacer ese
trabajo en nombre de Jesús y llevar regalos y felicidad
a las personas.
En la noche, Juliano y su mamá comieron las cosas
deliciosas que vino en la caja. Juliano abrió el regalo.
¡Era un avioncito muy bonito!
En la hora de la oración, madre e hijo se tomaron de las
manos y rezaron agradeciendo a Jesús, una vez más.
Pero, en esa noche de Navidad la mujer se sintió
especialmente feliz. Conmovida, rezaba, mientras algunas
lágrimas caían de sus ojos. Es que el propio Maestro
visitaba su hogar en ese instante, trayéndoles su regalo
espiritual.
Jesús, abrazándolos, los envolvía con las más suaves
vibraciones de amor y paz.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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Atividades
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