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El cuerpo y sus realidades |
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En los primeros años de escuela aprendemos que el Cuerpo
Humano está constituído de cabeza, tronco y miembros.
Vemos que desde pronto estamos excluyendo la Mente de lo
que nos enseñan sobre el cuerpo. Nadie puede negar que
cada uno de nosotros es poseedor de un único y exclusivo
cuerpo, más, considerando la existencia
de la mente, ella nos permite usufructuar y trabajar con
más de un “cuerpo” como veremos en la exposición que
haré.
En principio voy a presentar cuatro “cuerpos”.
El primero de ellos denominado “cuerpo o representación
cerebral”. Wilder Penfield, un neurocirujano de
Montreal, estimulando el córtex motor, en el lóbulo
frontal, de pacientes epilépticos acordados, puede
identificar que nuestros movimentos corporales están “representados”
de manera constante en el cerebro de todos nosotros. Es
curioso, y todo el mundo que estudia ya sabe que
Penfield encontró en las los neuronas correspondientes a
los músculos, más, sí, el grupo de neuronas que
“representan” una determinada actividad motora, o sea,
el movimiento que se encuentra en el córtex y no el
diseño de los músculos. Vale la pena insistir en esa
afirmación: es el movimiento quien construyó el córtex
motor. La configuración anatómica constatada por
Penfield quedó conocida como “Homúnculo” debido a sus
características aberrantes, mostrando proporciones
agigantadas para la cara, la lengua y las manos,
contrastando con la pequena expresión de las piernas y
tórax, por ejemplo.
Cuando ocurre una lesión en ese área motora, el
individuo desarrolla una paralisis típica en el lado
opuesto del cuerpo. Dice típica porque los neurólogos
están capacitados para avalar semiologicamente a esos
pacientes y determinar con exactitud el lugar de la
lesión por las señales clínicos que encuentra. El brazo
queda paralizado y se encuentra en flexión, al paso que
la pierna paraliza y rige estirando los músculos. Siendo
así, la mano paralítica aun se aproxima a la boca y la
pierna estendida le permite andar.
En la infancia puede ocurrir una lesión congénita en ese
área, como es el caso de los quistes porencefálicos.
Comprometiendo la región motora, el niño nace con una
deficiencia que se nota casi de inmediato después del
nacimiento. La paralisis y el desuso desde el inicio de
la vida va a llevar a una atrofia más o menos acentuada
del hemicuerpo comprometido. Se nota que brazo y pierna
del lado comprometido son menores que del lado sano. Ese
niño acostumbra presentar, asociado a su déficit motor,
una dificuldad social y en el aprendizaje. Las funciones
cerebrales y cognitivas acostumbran a acompañar ese
déficit motor ampliando el espectro de dificuldades de
esos niños.
Segundo lugar, convivimos con la “imagen corporal”. El
es función del lóbulo parietal derecho y diversos
estudios han revelado su participación en nuestro día a
día y en situaciones patológicas más o menos graves. A
partir de 3 años de edad el niño comienza a descubrir su
cuerpo. Estira las manos para coger objetos. Pone el
piececito en la boca. Cambia el chupete por el pulgar.
Empuja los objetos con los pies. Viniendo la
adolescencia, se vuelve amigo del espejo y cuida de sí
como una joya. El crecimiento rápido que la adolescencia
promueve deja trazos marcados en el joven desastrado que
tropieza con los muebles por error de cálculo entre su
cuerpo y el espacio.
La anorexia nerviosa y el dismorfismo corporal ya están
popularizados en los medios. Geralmente una joven
insatisfecha con su corpo se tortura en regímenes
perversos que comprometen gravemente su salud. Otros se
vuelven frecuentadores habituales de los consultorios de
cirurgia plástica intentando un modelaje que la natureza
no les proporcionó.
La “imagen corporal” es una representación de
características personales. En esa función del lóbulo
parietal, es el cerebro quien construyó el cuerpo. Un
buen ejemplo para su identificación nosotros podemos
percibirlo cuando estamos delante de una vitrina de
ropas. Principalmente las mujeres saben muy bien cual
ropa de la exposición en la vitrina va a servirle, va a
caer bien en su cuerpo. Es esa imagen corporal que le
anticipa el resultado de un vestido que ni prueba
precisa para percibir si va a vestirle bien o no.
Lesiones parietales (parietal derecho) provocan un
síndrome clásico en la Neurologia. Es la
heminegligencia. El paciente lesionado ignora todo lo
que está a su izquierda, inclusive su hemicuerpo. Tiene
sus miembros izquierdos como pertenecientes a un
extraño.
En tercer lugar quiero anotar la “imagen mental”. Aqui
es la imaginación quien construye el cuerpo. El mejor
ejemplo es de las jóvenes iniciantes que se esfuerzan
para ser modelos. Intentan convencerse mentalmente de
tener un cuerpo deseado y nunca alcanzado. Ellas se
miran de un modo y son vistas de otro. Casi nunca se
admiten en la delgadez que en verdad tienen en exceso.
Las famosas “Giseles” representan el cuerpo “idealizado”
que esas jóvenes interiorizan en el inconsciente para su
realización personal. En los niños, el hecho es
semejante. Los jóvenes adolescentes “sanos” veneran el
cuerpo, viciandose en práticas exageradas y las
academias. Ellos, también, tienen su modelo de corpo
musculoso idealizado en sua mente. La “imagen mental”
que hacen de sí no siempre es la que se refleja en el
espejo o en miradas de los otros.
Finalmente, lo que en mi opinión merece nuestra mayor
reflexión es el cuerpo mental.
El “cuerpo mental”
La neurologia entiende que para todos los fenómenos
psicológicos existe un substrato biológico que se revela
en la actividad cerebral. Neuronas que se despolarizan,
circuitos que organizan redes, áreas cerebrales que
especializan movimientos y sensaciones, y regiones que
se agrupan componiendo funciones más o menos complejas
construyendo el pensamiento, la memoria y componiendo el
linguaje. La mente sería, por tanto, resultado imanente
de esa actividad compleja del cerebro. Sin el cerebro no
existiría la mente.
En mi propuesta la mente está fuera del cerebro, en el
“cuerpo mental”, y eso se confirma en evidencias
clínicas. Ejemplos neurológicos sugieren la existencia
de un cuerpo que compone, construye y expresa los
fenómenos de la mente. Con el título de “metaneurologia”
pretendemos sedimentar la idea de que podemos investigar
y aumentar, paulatinamente, conocimiento sobre la
anatomia y la fisiologia de ese “cuerpo mental”.
La neurología consiguió fragmentar diversas funciones
cerebrales. Sabemos, por ejemplo, donde el cerebro
decodifica las características físicas de un objeto, su
color, su posición, sus movimientos y hasta incluso sus
funciones, más no sabemos como el cerebro hace la
integración de esas informaciones. ¿Cómo el cerebro
mantiene nuestras memorias personales para ofrecernos
una identidad única y permanente? El “cuerpo mental”
puede resolver todas esas preguntas.
La investigación de lo que ocurre en diversos cuadros
clínicos, como en la histeria, en el trance sonambúlico,
en la narcolepsia, en el miembro fantasma, nos permite
identificar la existencia de una “fisiología específica”
que caracteriza ese “cuerpo mental”. Podemos, por
ejemplo, descubrir que el (el cuerpo mental) no se
aprisiona en los límites de nuestro cuerpo físico; no se
restringe a los circuitos y vías de la anatomía cerebral
y “circula” por ambientes que transcienden la realidad
física que conocemos.
Funciones del “cuerpo mental”
La visión –
El ojo humano registra el impulso luminoso que nos
permite identificar los objetos a nuestra alrededor. El
“cuerpo mental” viene sin la necesidad de luz. El se
apodera de las propriedades de los objetos. Vamos a
considerar que estamos delante de una moneda. Con
nuestros ojos vamos a saber de su tamaño, color, forma,
tal vez su procedencia y su valor. Vamos a decir que se
trata de una moneda del tiempo del Imperio. Con el
“cuerpo mental”, independientemente de la luminosidad
que clarea la moneda, vamos a identificar más allá de
las características físicas relatadas, y podemos
registrar todos los acontecimientos relacionados con esa
moneda. El ambiente de su fabricación y las manos por
donde ella fue negociada innumerables veces. El “cuerpo
mental” registra los aspectos físicos y los eventos
psicológicos a ela relacionados.
El ojo humano no es el instrumento de visión del “cuerpo
mental”. Como lo que el detecta es la vibración de los
cuerpos, los objetos son percebidos en cualquier parte
del “cuerpo mental” como, por ejemplo, las puntas de los
dedos que tocan ese objeto.
El lenguaje hablado –
La capacidad para hablar, leer y escribir están
intimamente inter-relacionadas. Para cada una de estas
funciones el cerebro usa un conjunto de módulos que se
unen por vías de asociación. El niño aprende a hablar
oyendo a las personas a su alrededor, aumentando
progresivamente su vocabulario. Para leer y escribir el
tendrá que absorver el significado de los símbolos que
representan las cosas y las ideas traducidas en palabras.
Existen cuadros clínicos en pacientes neurológicos que
ilustran didacticamente el comportamiento de esas
funciones. Tenemos lesiones capaces de producir
incapacidad para reconocer las palabras – agnósia
visual; para escrever – agrafia; para leer – dislexia,
y, para hablar – afasia. En el cuerpo mental esas
capacidades están ligadas a la percepción del contenido
mental de las ideas, independientemente de la forma como
ellas son expresadas.
Vamos ahora a considerar que estamos delante de un
libro. Precisamos leer todo su contenido para enterarnos
de lo que contiene. Con el “cuerpo mental” nos
apoderamos de las ideas expresadas en el libro, de los
eventos con el relacionados y con su autor.
La memoria –
El individuo común es capaz de memorizar una secuencia
de siete números, retienen algunos teléfonos familiares,
sabe la dirección de algunos amigos, se acuerda de sus
nombres y es capaz de relatar lo que hizo en los últimos
días. Cuando hace relatos de eventos antiguos como
fiestas o encuentros con amigos, relatarlos de manera
más o menos incompleta, resaltando que algunos de esos
encuentros quedarán más marcados y son tenidos como
inolvidables. Cada uno de esos relatos, cuando son
confrontados con el testimonio de terceros, tienen
siempre el colorido de otras versiones más o menos
enfáticas. Describir una fiesta de diplomatura tiene
tantas versiones como el número de diplomados.
La memória de un ordenador nos permite abrir un texto ya
escrito y revisado para corregir o añadir detalles. La
memoria del “cuerpo mental” nos permite abrir el
escenario del ambiente vivido durante los
acontecimientos que presenciamos. El nos permite revivir
el pasado como si lo trajésemos para el presente.
Viviendo un hecho por una segunda vez, podemos añadir
elementos de que no nos habíamos dado cuenta en la
primera ocasión en que ocurrió. Un detective podría
revisar un asalto y de esa vez anotar la placa del coche
que vio salir huyendo.
Los sueños –
El “cuerpo mental” no es prisionero del cuerpo físico y,
durante el sueño, el tiene posibilidad de liberarse más
o menos parcialmente. La emancipación del “cuerpo
mental” facilitada por el sueño pone el “cuerpo mental”
delante de otras realidades que el aprende conforme su
nível de conocimiento. Una persona inexperimentada
colocada delante de un ambiente desconocido percibirá
muy poco de lo que está presenciando. Sin experiencia
quedaremos totalmente perdidos en la UCI de un hospital,
en medio de un bosque cerrado, en el comando de un avión
o entre la multitud en un país extraño. Y será así que
esas vivencias tendrá que ser relatadas después de pasar
por el filtro del cerebro físico. Y ese es contenido
extraordinario de los sueños, una percepción espiritual
filtrada por el cerebro físico.
La mente –
Tenemos como hipótesis que la mente es una entidad que
se corporifica en una estrutura organizada que
denominamos “cuerpo mental”. Ese cuerpo tiene existencia
extracerebral y propriedades que se diferencian de las
funciones cerebrales conocidas.
La semiologia neurológica, analizando determinados
cuadros clínicos, puede revelar funciones que confirman
claramente la existencia del “cuerpo mental”. Podemos
percibir que la fisiologia del “cuerpo mental” nos da
informaciones confiables que lo sitúan para más allá del
cerebro físico. Explorando sus memorias podemos revivir
claramente el pasado. Confirmamos que su sensibilidad es
afectada por la vibración de las substancias. Su forma
de percepción nos posibilita contacto con el contenido y
el significado de los objetos, más de lo que con la
forma, y el lenguaje se procesa por la transmisión de
ideas.
El “cuerpo mental”, a mi ver, inaugura un nuevo
paradigma para la neurociencia clínica.