Tema: Cariño; dar para recibir
Copitos de cariño
Había una pequeña aldea donde el dinero no entraba. Todo
lo que las personas compraban, todo lo que era cultivado
y producido por cada uno, era intercambiado.
Lo más importante era el amor.
Quien nada producía, quien no poseía cosas que pudieran
ser intercambiadas por alimentos, o utensilios, daba su
cariño. El cariño era simbolizado por un copito de
algodón.
Muchas veces, era normal que las personas intercambiaran
copitos sin querer nada a cambio. Las personas daban su
cariño, pues sabían que recibirían otros en otro momento
u otro día.
Un día, una mujer muy mayor, que vivía fuera de la
aldea, convenció a un pequeño niño de no dar más sus
copitos. De esa forma, él sería la persona más rica de
la ciudad y tendría lo que quisiera.
Engañado por las palabras de la malvada, el niño, que
era una de las personas más populares y queridas de la
aldea, empezó a juntar cariños y en poquísimo tiempo su
casa estaba tan repleta de copitos, que hasta era
difícil de circular dentro de ella.
Entonces, cuando la ciudad ya estaba prácticamente sin
copitos, las personas comenzaron a guardar el poco
cariño que tenían y toda la armonía de la ciudad
desapareció.
Surgieron la avaricia, la desconfianza, el primer robo,
los odios y las discordias, y las personas se insultaron
por primera vez y se ignoraron por las calles.
Como era el más querido de la ciudad, el niño fue el
primero en sentirse triste y solo, lo que lo llevó a
buscar a la anciana para preguntarle y decirle si eso
era parte de la riqueza que él acumularía.
Al no encontrarla nunca más, tomó una decisión. Cogió
una gran carretilla, colocó todos sus copitos dentro y
caminó por toda la ciudad distribuyendo aleatoriamente
su cariño. A todos los que le daba cariño, solo decía: -
Gracias por recibir mi cariño.
Así, sin miedo de quedarse sin sus copitos, distribuyó
hasta el último cariño sin recibir uno solo a cambio.
Sin que tuviera tiempo de sentirse solo y triste
nuevamente, alguien caminó hacia él y le dio cariño.
Otro hizo lo mismo… Otro más… y otro… hasta que
definitivamente la aldea volvió a la normalidad.
Texto extraído del website www.searadomestre.com.br
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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