Tema: Esfuerzo
Daniel y la mariposa
Daniel estaba haciendo su tarea escolar. Tenía que
responder varias preguntas y no podía hacerlo, pues no
había leído el texto de la guía de estudio.
|
- ¡Mamá! – llamó, irritado. - ¡Necesito tu
ayuda, por favor!
- ¿Qué pasó, querido? – respondió la mamá,
atenta.
- La profesora es muy
|
exigente y mala. |
Estas preguntas son muy difíciles, no sé las respuestas.
Si no me ayudas, no voy a hacer la tarea. Voy a dejar en
blanco las respuestas que no sé, que son casi todas, ¡te
estoy avisando! – dijo Daniel, refunfuñando.
- No te preocupes, mi bien, sí te voy a ayudar -dijo la
mamá.
Ella, entonces, se inclinó sobre las hojas para entender
lo que estaba pasando y, después de unos instantes, dijo
calmadamente:
- Toda la información que necesitas está en el texto,
hijo. Solo
léelo atentamente.
- ¿Solo eso? ¿No vas a darme las respuestas? – se quejó
Daniel.
- Lo siento mucho, hijo mío. No puedo hacer la tarea por
ti. Si no, soy yo quien va a aprender y no tú. Estoy
segura de que lo puedes hacer, ¡vamos!
El niño se quedó decepcionado y molesto. En verdad, no
aceptaba que debía ser
así. Pensaba que su mamá no quería ayudarlo.
La mamá se fue a retomar sus quehaceres. Pero, a los
pocos minutos, volvió entusiasmada, diciendo:
- ¡Daniel, ven al balcón, ven a ver algo muy
interesante!
Al llegar ahí, la mamá señaló un capullo que se estaba
abriendo, con una mariposa todavía encogida que
intentaba salir de él.
- ¡Qué genial, mamá! ¡Nunca había visto nacer a una
mariposa! – exclamó el niño, mirando bien de cerca al
pequeño insecto. - Pero… ¿no vamos a ayudar?
- ¿Cómo así, querido? – preguntó la mamá, acariciando el
cabello de Daniel.
- La mariposa es muy pequeña y delicada, mira cómo se
está retorciendo para salir del capullo. ¡Si no le
abrimos el capullo, ella va a quedar atrapada y no va a
poder volar! – dijo el niño, preocupado.
Para sorpresa de Daniel, su mamá lo abrazó y solo
continuó observando a la pequeña mariposita.
- Vamos a esperar un poquito más, hijo. ¡Sigue
mirando!
Después de un tiempo, Daniel exclamó muy sorprendido:
- ¡Mamá! ¡La mariposa lo está logrando! ¡Se puede ver
sus alitas!
- ¡Es verdad, querido! La fuerza que la mariposa hace
para salir del capullo mueve su cuerpo y con eso logra
estirar perfectamente sus alas. Además, otras partes de
su cuerpo solamente terminan de formarse a la hora de
salir del capullo. Necesita esforzarse para estar
saludable y sobrevivir.
Daniel quedó pensativo. Él pensaba que, siempre que
alguien tuviera alguna dificultad, lo mejor sería
recibir ayuda para no tener que esforzarse o cansarse.
- Pero, mamá, ¿no podíamos ayudarla en nada?
- ¡Claro que sí! Podemos proteger el capullo y cuidar de
las flores, para que ella se alimente después. Pero la
mariposita tiene que superar algunos desafíos sola.
Y las personas también somos así, ¿no crees?
- Sí, claro que sí – dijo Daniel, acordándose de su
tarea escolar. - ¿Puedo leer el texto de la tarea para
ti, mamá?
- ¡Pues claro, querido! – respondo la mamá.
Ella acompañó a su hijo adentro de la casa, sonriendo
satisfecha porque Daniel ya había aprendido una
importante lección.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
Material de apoio para evangelizadores:
Clique para baixar:
Atividades
marcelapradacontato@gmail.com