La dependencia química es uno de aquellos temas
considerados como tabú que, si es posible, se evita
abordar. Razones para eso son várias; van de la
inseguridad y malestar de tocar un asunto tan delicado,
hasta la indiferencia causada por el pensamiento de que eso
sólo ocurre con el vecino o con el otro y que
nosotros, y nuestra familia, estamos libres de tal
problema. Pensar de esta manera es la expresión del
egoísmo que dice: “si no te toca, olvida”.
Pero, infelizmente, no hay nadie que pueda decir que
está o estará libre de vivir esa situación extremamente
difícil, que es la de convivir con alguien que sufre de
ese mal.
La dependencia química es un cuadro muy complejo que
abarca aspectos físico-químicos, psicológicos, sociales
y espirituales, que precisan ser, de alguna manera,
entendidos y ecuacionados tanto por el individuo en la
condición de dependiente, en cuanto a la propia familia
y otros envueltos. Sin embargo, antes de tudo,
necesitamos comenzar a entender bien de lo que estamos
hablando. Tenemos que comprender primeramente lo que es
la dependencia química, para poder abordar los aspectos
de la prevención y del combate a esa verdadera epidemia.
Decimos epidemia, pues según datos de investigaciones
uno en cada diez individuos podrá desenvolver ese
síndrome, o sea, 10% de la población. Si consideramos
solamente nuestro país (220 millones de personas)
podremos tener un total aproximado de 22 millones de
dependientes químicos, lo que es un número extremamente
alarmante.
¿Qué es dependencia química?
La dependencia Química o Síndrome de Dependencia, como
también es conocida, es la perdida del control sobre
el uso de una o más substancias químicas, que son
clasificadas en dos grupos diferentes:
1º. Grupo – Lícitas,
que comprenden el grupo de los derivados del tabaco,
alcohol, medicamentos controlados, entre otras. Ellas
son consideradas lícitas porque no hay represión o
impedimento en su distribución y uso, más allá de eso
son incentivadas socialmente, como es el caso de las
bebidas alcohólicas, largamente anunciadas en
propagandas en los diversos medios de comunicación.
2º. Grupo – Ilícitas,
que son las substancias prohibidas y reprimidas
legalmente, siendo su consumo, porte y tráfico
considerados crimen. Las más conocidas son el cannabis (marihuana),
la cocaína, el crack y otras, que son todas pesadas, con
alto potencial de desenvolvimiento de dependencia y que
causan serios problemas al organismo.
¿Por qué una persona se vuelve dependiente químico?
La dependencia es la necesidad del uso de determinada
substancia química para alcanzar el máximo de la
sensación deseada, que es el PLACER. Algunos estudios
científicos en los campos de la medicina y de la
psicología indican que la substancia química que genera
la dependencia obra en una región del cerebro que desempeña
un papel importante en el sistema de comportamiento
motivado por recompensa.
El cerebro contiene varias vías dopaminérgicas y una
de ellas desempeña ese papel de generar
el sentimiento de placer.
Es en esa región que obra también la mayoría de las
recompensas que un individuo recibe. Cuando
recibimos un premio o una promoción, o un regalo, o algo
que deseábamos mucho, cual el alcance de un objetivo,
sentimos el placer de la conquista. Ese placer ocurre en
esa parte del cerebro por la asimilación de la dopamina
que da la sensación de placer por la conquista
alcanzada. De esa forma, la substancia química, lícita o
ilícita, va obrar sobre esa región del cerebro, siendo,
por tanto, muy complejo interrumpir o su uso.
Es una trampa en que el individuo va cayendo sin
percibirlo, tanto que es comun oír de un usuario de
substancias químicas expresiones del tipo: “YO TENGO
CONTROL” o “YO PARO CUANDO QUIERA”, frases que no
representan la verdad de los hechos, pues para
interrumpir ese proceso es necesario un esfuerzo
persistente y conjunto de varios implicados como
médicos, psicólogos, familia etc. y, especialmente, la
voluntad del dependiente.
La dependencia química es considerada una dolencia y
está incluida como tal no CID – Código Internacional de
Dolencias. Su instalación ocurre de manera muy rápida y
es incurable y, en la mayoría de las veces, lleva a la
muerte. Por ser incurable, no se debe pensar que no se
puede buscar su control por los medios disponibles, como
ocurre con otras dolencias crónicas como la diabetes y
la hipertensión. El hipertenso o el diabético precisarán
tomar la medicación indicada por el resto de su vida,
haciendo el debido control de sus efectos, de la misma
forma los que sufren del síndrome de dependencia.
¿Qué son las substancias químicas?
Son substancias naturales o sintéticas que utilizadas
bajo cualquier forma – ingeridas, inyectadas, inhaladas
o absorbidas por la piel – entran directamente en la
corriente sanguínea y alteran funciones del organismo.
Así siendo, no sólo la marihuana o la cocaína deben ser
consideradas como “substancias químicas”, más el cigarro
y las bebidas alcohólicas también, pues contiene
elementos que alterán las funciones del organismo, el
estado de conciencia y perjudican la salud, pudiendo
crear dependencia física y psicológica.
Estas últimas no son reprimidas y, normalmente, son
asociadas, por los medios en general, al éxito, belleza
y glamour. Son consideradas industrias de la muerte y
combatidas por los órganos de salud pública de la
mayoría de los países en el mundo, que luchan contra su
producción y consumo, considerando los altos costos de
las dolencias y de las muertes derivadas del uso del
alcohol y del tabaco.
Con relación al alcohol, se sabe ya por estudios
científicos realizados que el es la primera y
principal puerta de entrada para el uso de otros
elementos viciosos, y su utilización es incentivada
en función de su aceptación tácita de la sociedad. La
mayoría de nosotros no concibe hacer una fiesta de
aniversario, un asador o cualquier evento en nuestras
propias casas, sin la presencia de la cerveza, que no
enfrenta ninguna represión en cuanto a su uso y, muy al
contrario, es estimulada.
Notemos lo que la benefactora espiritual Joanna de
Ângelis, en el libro Después de la Tempestad,
psicografiado por Divaldo Franco, nos dice sobre el
hábito de ingerir bebidas alcohólicas: “la
vinculación alcohólica, por ejemplo, esclaviza la mente
desarmonizándola y envenena el cuerpo deteriorizándolo,
tiene inicio a través del aperitivo inocente, que luego
se convierte en dominación absoluta. A pretexto de
conmemoraciones, fiestas, no te comprometas con el
vicio, en la suposición de que de el te liberarás cuando
quieras, pues que si los viciosos pudiesen querer no
estarían bajo esa violenta dominación”.
Causas de la dependencia
Entre las causas ya identificadas, por medio de varios
estudios y teorías desarrolladas al respecto de como se
adquire la síndrome de la dependencia, están la
psicológica, la sociológica, la hereditaria
y,naturalmente, la espiritual.
Vamos a concentrarnos en esta última considerando el
blanco de nuestros estudios, dentro de la doctrina
espírita, con relación a nuestros hermanos y sus
familiares, que están enfrentando ese desafio.
El hombre como producto del medio sufre las presiones y
las influencias del ambiente en que vive (Ex.: valores
sociales negativos, injusticias sociales,
desestructuración familiar, falta de información etc.).
Así, el Espíritu reencarna en un grupo social en que
encontrará las condiciones para probar su disposición de
probarse y crear la resistencia al mal.
En apoyo a esa información vamos a citar El Libro de
los Espíritus, autoria de Allan Kardec:
- ¿Para ciertos hombres, el medio donde se hayan
colocados no representa la causa primera de muchos
vicios y crímenes?
“Sí, más aun ahí hay una prueba que el Espíritu escogió,
cuando en libertad, llevado por el deseo de exporse a la
tentación para tener el mérito de la resistencia.” (El
Libro de los Espíritus, Parte 3ª – cap. I – pregunta
644.)
¡Para el Espiritismo, la dependencia química es una
dolencia del Espíritu! Ella tiene que ver con la propia
historia espiritual del individuo construída a lo largo
del tiempo. Consecuentemente, todos traemos trazos
reminiscentes de las elecciones equivocadas realizadas
en existencias precedentes, que se expresan actualmente
en las limitaciones de nuestro cuerpo físico, en
nuestras actitudes y hábitos.
Cada encarnación es oportunidad el perfeccionamiento de
los Espíritus, conforme es explicado en la pregunta 132
de El Libro de los Espíritus: “Dios
la impone (encarnación) con el fin de llevarlos a la
perfección: para unos, es una expiación; para otros, una
misión. Más, para llegar a esa perfección, ellos deben
sufrir todas las vicisitudes de la existencia
corpórea; en esto es que está la expiación.”
Enfrentando las situaciones que nos colocan a la prueba
o nos permiten reparar nuestros desajustes, podremos
hacer la revisión de nosotros mismos, modificando el
tenor de nuestros pensamientos, actitudes y
comportamientos, mejorándonos poco a poco, concepto este
totalmente alienado con la enseñanza de Jesús, colocado
por Kardec en el capítulo IV de El Evangelio según el
Espiritismo: “Nadie entrará en el Reino de los
Cielos, si no nace de nuevo”! Jesus, enseña sobre la
necesidad de la reencarnación para que nosotros,
Espíritus inmortales, podamos caminar en el camino de la
evolución moral hasta alcanzar la condición de Espíritus
puros, o sea, perfectos.
Bien, ahora que estamos un poco más esclarecidos sobre
lo que viene a ser la dependencia química y sus causas.
Podremos discutir los otros dos tópicos que son la PREVENCIÓN y
el COMBATE.
Sin duda alguna, como dice la sabiduría del ditado
popular: “Prevenir es mejor que remediar”.
La prevención de la dependencia química pasa por el
proceso de EDUCACIÓN conducido por los padres y
familiares, dentro del proprio hogar. El diálogo, la
conversación franca y amiga, dará espacio para muchos
esclarecimientos de las dudas de nuestros niños,
adolescentes y jóvenes que han sido el blanco predilecto
de aquellos que viven de ese comercio de sangre y de
dolor.
La presión del medio, como vimos, más la ingenuidad y la
falta de información hacen que el individuo, para
demonstrar “coraje”, para ser aceptado por el grupo
social del cual participa (“amigos”), o por sentirse
inseguro y temeroso por las perspectivas de su vida,
decida experimentar una determinada substancia (¡bebidas
alcohólicas son las más comunes!) y poner, así, el pie
en el peligroso camino de la dependencia.
Vemos como es fácil el acesso a la puerta de la
dependencia, cuando el riesgo se encuentra allá en
nuestro hogar, en el propio refrigerador, a la
disposición de nuestros niños.
Me acuerdo, con relación a la participación de la
familia en el desenvolvimiento de las causas de la
dependencia, de un facto relatado por un amigo que,
cierta vez, estando en un restaurante, notó que en la
mesa de al lado había una familia celebrando un
cumpleaños. El padre de un niño de no más de un año de
edad mojaba el chupete del bebé en la caipirinha y
pasaba en la boquita del niño. Decía ese amigo mío que
el niño buscaba el chupete con tal voracidad que daba a
notar que aquello ya era un hábito. La inconsecuencia de
la acción del padre contribuía para un posible
desarrollo del alcoholismo, que, al instalarse, será
motivo de mucho dolor y sufrimiento. En esas ocasiones,
se puede oír, con frecuencia, la pregunta agónica de un
corazón sufrido: “¿Dónde fue que yo erré?”
Contamos ese hecho para que nos entendamos de los
riesgos a que muchas veces exponemos a nuestros niños,
por falta de conocimiento y de entendimiento. Eso no es
solamente una cuestión espiritual, estamos alertando
para ese hecho, fundamentalmente por la visión de la
medicina y de la psicologia, aunque debamos entender,
como ya es expuesto, que nuestros comportamientos
actuales son causados por nuestras decisiones pasadas,
cuyas consecuencias quedaron registradas en nuestras
memorias espirituales y que, sin duda, también, serán
blanco de influencia de Espíritus que traen igualmente
en sí experiencias similares y que se ligan al
dependiente por afinidad y sintonía de gustos.
La prevención sólo podrá ocurrir por la EDUCACIÓN de
nuestros pequeños alertándolos en cuanto a esos riesgos
que no precisan correr, muy al contrario. Incluso si el
Espíritu haya escogido como prueba estar expuesto al
vicio de la bebida, sabemos que eso fue por él
solicitado para probrarse, y, conseguir no embarcarse
en esa canoa pinchada, habrá realizado con éxito su plan
reencarnatorio. Necesitará él de la propria vigilancia,
con el apoyo de los familiares, para que consiga superar
esa prueba.
Con relación al combate a esa dolencia llamada
dependencia química, es preciso que haya un tratamiento
médico-psicológico, exigiendo muchas veces el ingreso
por un certo período, para que posa tener la
desintoxicación del individuo. Tenemos que considerar,
no obstante, que ese tratamiento solamente tendrá
eficiencia si fuera deseado por el dependiente. Él o
ella precisa querer curarse, caso contrario todo el
trabajo y todo el esfuerzo personal en el sentido de
dejar la substancia química podrá ser perdidos.
Vemos así como es difícil el combate a esa dolencia
cuando ella se instala, razón para, una vez más,
reforzarmos la necesidad de conversar con nuestros hijos,
sobrinos, nietos etc., para que puedan estar alertas en
cuanto a los peligros a que pueden estar expuestos.
Joanna de Ângelis viene nuevamente en nuestro auxilio
para mostrar como la contribución espírita puede
aminorar la situación de los muchos que enfrentan ese
doloroso cuadro de la dependencia. La amorosa mentora
apunta para la educación integral de la Humanidad con
base en el Evangelio, llamandonos la atención
para la consciencia de la finalidad de la vida que se
tiene en la faz de la Tierra, en el sentido del progreso
moral y espiritual, aprovechando la existencia física
para crecer y no apenas pensar en crear artifícios y
medios de gozar la vida material, hasta incluso con
perjuicio y sacrificio del organismo físico.
Desmenuzando un pouco más, Joanna de Ângelis recuerda
que “este trabajo de educación moral de la criatura
debe tener inicio en el hogar, proseguir en la escuela,
tener continuidad en la sociedad como un gran todo”. (Después
de la tempestad – Joanna de Ângelis – psicografia de
Divaldo Franco)
Antes de terminar, queremos recordar que muchas casas
espíritas están organizadas para ofrecer asistencia
espiritual especializada para esos casos de dependencia
química, bastando que los interesados busquen
indicaciones junto a las institución organizadoras o
Federaciones en sus estados.
Concluyendo, vamos a rogar las bendiciones de Jesús para
todos esos nuestros hermanos que están trillando esa vía
dolorosa de la dependencia y que los auxilie a liberarse
de ese camino cuanto antes.