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Mecanismos de la
Mediumnidad según el Espiritismo -
Parte 2 |
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II. 2 Periespíritu
Ahora, podemos entender lo que es y cómo se forma el
periespíritu. En la pregunta 93 del LE, Kardec pregunta
a los Espíritus si ellos poseen algún tipo de sustancia
que los cubre o envuelve, a lo que ellos responden que
sí que “Lo envuelve una sustancia, vaporosa para tus
ojos, más aun bastante grosera para nosotros; asaz
vaporosa, entre tanto, para poder elevarse en la
atmósfera y trasportarse adonde quiera.” En nota a
esa pregunta, Kardec propone el término/palabra “periespíritu”.
Si una “sustancia vaporosa” envuelve al Espíritu
y forma su periespíritu, ¿de qué es hecha esa sustancia?
¿Cómo el periespíritu se forma? Volvemos a la obra La
Génesis donde Kardec responde eso en el ítem 7 del
capítulo XIV:
El periespíritu, o cuerpo fluidico de los espíritus, es
uno de los más importantes productos del fluido cósmico.
El es una condensación de ese fluido en torno de un
foco de inteligencia o alma. (Palabras en negrita,
nuestras).
Así, el periespíritu es, simplemente, formado de fluidos que,
a su vez, son modificaciones del FU realizadas por el
propio Espíritu. Isto es, el Espíritu, a través de su
pensamiento, modifica el FU alrededor y forma en torno
de sí, una “cobertura” que Kardec dio el nombre de
periespíritu. Enfatizamos que el periespíritu se forma
apenas en torno de “un foco de inteligencia” y,
por tanto, no existe periespíritu sin Espíritu. El
cuerpo material puede existir separado del Espíritu,
como por ocasión de la muerte y antes de decomponerse.
Pero el periespíritu no puede existir separado del alma.
Ese es otro principio importante de la Doctrina
Espírita.
Las propriedades del periespíritu, de acuerdo con la
Doutrina Espírita, podem ser resumidas assim (todas elas
decorrem de comentários de Kardec presentes no cap. XIV
de GE):
a) Imponderable. Como los fluidos espirituales
son imponderables, y el periespíritu es compuesto por
esos fluidos, naturalmente el periespíritu será
relativamente leve y sutil, no estando sujeto a la
acción de la gravedad. En palabras de Kardec (ítem 7,
cap. XIV da GE): “En el periespíritu, la
transformación molecular ocurre de manera diferente, una
vez que el fluido conserva su imponderabilidad y sus
cualidades etéreas.” Así como los fluidos
espirituales no pueden ser “presos” por objetos
materiales, o periespíritu igualmente no puede ser
preso.
b)
Plasticidad.
Su forma puede variar conforme el pensamiento y la
voluntad del Espíritu. En las palabras de Kardec (ítem
14, cap. XIV de la GE): “Es así, por ejemplo, que un
Espíritu se presenta a la visión de un encarnado, dotado
de visión espiritual, con la apariencia que tenía cuando
vivo en la época en que el encarnado lo conoció, aunque
el haya vivido, después de esa época, muchas otras
encarnaciones. El se presenta con las ropas, las señales
exteriores, enfermedades, cicatrices, miembros
amputados, etc., que tenía entonces. Un decapitado se
presentará sin la cabeza. Eso no quiere decir que el
haya conservado esa apariencia, claro que no, una vez
que, como Espíritu, el no es cojo, ni manco, ni tuerto,
ni decapitado. Lo que ocurre es que su pensamiento se
reporta a la época en que era así, su periespíritu toma
instantáneamente aquella apariencia, que el deja, del
mismo modo, luego que el pensamiento deja de obrar en
aquel sentido.” Se hace, entre tanto, una reseña que
de modo general, la forma humana es la forma natural de
los Espíritus presentarse.
c) Expansible. Por tener plasticidad, o
periespíritu puede expandirse. En el encarnado, eso
significa que su periespíritu puede expandirse para más
allá de las percepciones localizadas en los órganos. En
las palabras de Kardec (ítem 17, cap. XIV de la GE): “Por
su unión íntima con el cuerpo, el periespíritu desempeña
un papel preponderante en el organismo; por su
expansión, el coloca el Espíritu encarnado en relación
más directa con los Espíritus libres.”
c) Asimila fluidos con facilidad. En las palabras
de Kardec (ítem 18, cap. XIV de la GE): “Como el
periespíritu de los encarnados es de una natureza
idéntica a la de los fluidos espirituales, el los
asimila con facilidad, como una esponja que se embebe de
líquido. Esos fluidos tienen sobre el periespíritu una
acción tanto más directa como, por su expansión y su
irradiación, el periespíritu se confunde con ellos.”
e) En su estado normal, es invisible e intangible
para los sentidos humanos. En las palabras de Kardec
(ítem 35, cap. XIV da GE): “El periespíritu es
invisible para nosotros en su estado normal, más, como
es formado de materia etérea, el Espíritu puede, en
ciertos casos, por un acto de su voluntad, hacer sufrir
una modificación molecular que lo torne momentáneamente
visible. (...) Conforme el grado de condensación del
fluido periespiritual, la aparición, a veces, es vaga y
vaporosa; otras veces es más nitidamente definida; otras,
en fin, tienen todas las apariencias de la materia
tangible. Puede, incluso, llegar hasta la tangibilidad
real, al punto de que el observador se engañar sobre la
natureza del ser que tiene delante de sí.”
f) Irradiación. En las palabras de Kardec (ítem
17, cap. XIV de la GE): “El Espíritu, al encarnar,
conserva su periespíritu con las cualidades que le son
proprias, y que, como se sabe, no es circunscrito por el
cuerpo, más irradia en torno de el y lo envuelve como en
una atmósfera fluidica.”
g) Evolucionar con el Espíritu. En las palabras
de Kardec (ítem 10, cap. XIV de la GE): “De ahí
también resulta que el envoltorio periespiritual de un
mismo Espíritu se modifica con el progreso moral que él
realiza en cada encarnación, aunque este encarnando en
el mismo medio;” y (ítem 9, cap. XIV de la GE): “La
natureza del envoltorio fluidico está siempre de acuerdo
con el grado de adelantamiento moral del Espíritu.”
h) Densidad relativa. Por la razón de la
propriedad del ítem f), el periespíritu de los Espíritus
no es igual para todo el Espíritu. En las palabras de
Kardec (ítem 7, cap. XIV de la GE): “Existen algunos
cuyo envoltorio fluidico, incluso siendo etéreo e
imponderable en relación a la materia tangible, aun es
muy pesado, si así podemos decir, en relación al mundo
espiritual, para permitir que ellos salgan del medio
donde se encuentran.” Y también (ítem 10, cap. XIV
de la GE): “... conforme el proprio Espíritu sea más
o menos depurado, su periespíritu se forma de las partes
más puras o de las más groseras de ese medio.”
Las propriedades del periespíritu, arriba descritas,
combinadas con las propriedades de los fluidos permiten
resumir, a seguir, las funciones del periespíritu, según
la Doctrina Espírita, como siendo:
i) El agente de las sensaciones exteriores (Pregunta 257
del LE e ítem 22, cap. XIV de la GE);
ii) El vehículo de transmisión del pensamiento, como el
hilo eléctrico (Pregunta 455 del LE);
iii) Comprueba la existencia del Espíritu y vuelve
reconocida su individualidad. (ítems 4 y 17 del cap. XI
de la GE, y preguntas 150 y 284 del LE);
iv) Influencia en la formación del cuerpo físico (en los
ítems 11, 16 y 29 del cap. XI de la GE, Kardec habla
sobre la influencia del Espíritu en la evolución de la
forma física).
A seguir, veremos como esas propriedades y funciones del
periespíritu y de los fluidos permiten entender
los mecanismos de la mediumnidad según la Doctrina
Espírita.
III. Percepciones de los Espíritus
La pregunta que deseamos responder en ese artículo es: ¿cómo
ocurre la mediumnidad según el Espiritismo? ¿Cómo la
persona que tiene la facultad mediúmnica, el médium,
consigue sentir esa influencia de los
Espíritus a tal punto de poder transmitir un mensaje o
información de ellos a otras personas? La respuesta a
esas preguntas consiste de los mecanismos por
detrás de la mediumnidad.
Para descubrir tales mecanismos, es preciso verificar,
primero, cómo la Doctrina Espírita enseña la forma por
la cual los Espíritus sienten las cosas. ¿En
otras palabras, como son las percepciones en los o de
los Espíritus? Encontramos en las preguntas de 245
en adelante del LE, las primeras informaciones sobre eso.
Los Espíritus afirmaron que el sentido de la visión
reside en todo el Espíritu, y no de modo
circunscrito como a través de un órgano de visión (los
ojos y la retina) en los encarnados. Kardec, al
preguntar si ocurre de la misma forma con la percepción
de la audición de los Espíritus, recibe como respuesta
no apenas la información sobre la audición en sí, más
también el esclarecimiento general sobre la pregunta de
las percepciones de los Espíritus (respuesta a la
pregunta 249a del LE):
“Todas las percepciones constituyen atributos del
Espíritu y le son inherentes al ser. Quando lo
reviste un cuerpo material, ellas sólo le llegan por el
conducto de los órganos. Dejan, sin embargo, de
estar localizadas, en encontrándose él en la condición
de Espírito libre.” (Palabras en negrita, nuestras).
La respuesta de arriba esclarece la pregunta de modo
general pues los Espíritus afirman que “todas las
percepciones” son atributos del Espíritu. Eso
significa dos cosas importantes:
A) Todo
Espíritu posee percepciones. Encarnado o desencarnado,
simples e ignorante o puro, todos los Espíritus tienen
capacidad de percibir las cosas. Diciendo de otra forma,
no existe Espíritu sin percepciones o incapaces de tener
percepciones.
B) Si
el Espíritu estuviera encarnado, las sensaciones le
llegan por los órganos del sentido presente en el cuerpo
físico. Si el Espíritu estuviera en la condición “libre”,
esto es, emancipado como, por ejemplo, a través del
sueño, o desencarnado, las sensaciones no son
localizadas, esto es, no le llegan a través de órganos
similares a los de los sentidos (los cinco sentidos).
La combinación de los contenidos de las respuestas dadas
a las preguntas de 245 e 249 forma más uno de los
fundamentos de la Doctrina Espírita: el mecanismo de
las percepciones en los Espíritus. Cuando encarnado
(esto es, cuando un Espíritu está revestido de un cuerpo
material) las percepciones le llegan a través de los
órganos de los sentidos que son: la visión, audición,
paladar, olfato y tacto.
Los órganos son los ojos, los oídos, la lengua, la nariz
y la piel, respectivamente. Se incluye el sistema
nervioso que es responsable por permitir que los
estímulos externos sean encaminados al cerebro. En la
condición de Espíritu libre, las percepciones
dejan de estar localizadas, lo que significa que
ellas dejan de depender de los órganos de los sentidos.
Ellas, las percepciones, residen en todo el Espíritu, “en
todo el” como respondieron los Espíritus a Kardec en
la pregunta 245 del LE. Esa palabra “localizada” es muy
importante. Ella dice respecto a la correspondencia que
nuestra mente hace entre la percepción y la parte del
cuerpo que recibe el estímulo que la produce. Aunque la
ciencia ya haya mostrado que los sentidos son percebidos
por el cerebro, por los estímulos luminosos llegaran a
través de los ojos, por ejemplo, pensamos o tenemos la
impresión de que la visión se localiza en nuestro
frente, en la cabeza. Similarmente, pensamos o tenemos
la impresión de que el olfato ocurre en la nariz, la
audición en los oídos, el paladar en la lengua y la piel
localiza la percepción del tacto y temperatura.
Note que los estímulos de la visión, audición, paladar,
olfato y tacto son todos de natureza material. La luz
que adentra los ojos y forman la imagen en la retina, o
sonido que llega hasta los tímpanos en el oído, las
sustancias que generan sabores en los alimentos y olores
en los aromas, y los estímulos del tacto y temperatura
son todos fenómenos materiales que envuelven objetos y
sistemas materiales conocidos. En el caso de los
Espíritus en estado libre, no existen órganos en
el periespíritu que reciben esos estímulos de percepción.
Según los Espíritus, ellos pueden percibir directamente
en el periespíritu algunas de esas impresiones. En las
palabras de Kardec (pregunta 257 del LE): “Otro tanto
no ocurre con los del periespíritu más denso, los cuales
perciben nuestros sonidos y olores, no, sin embargo,
apenas por una parte limitada de sus individualidades,
conforme les sucedia cuando estaban vivos. Se puede
decir que, en ellos, las vibraciones moleculares se
hacen sentir en todo el ser y les llegan así al
sensorium commune, que es el propio Espíritu, aunque de
modo diverso y tal vez, también, dando una impresión
diferente, lo que modifica la percepción.” En el
ítem 22 del cap. XIV de la GE, Kardec dice: “Por los
órganos del cuerpo, la visión, la audición y las
diversas sensaciones son localizadas y limitadas a la
percepción de las cosas materiales; por el sentido
espiritual, ellas son generalizadas; el Espíritu ve, oye
y siente por todo su ser que se encuentra en la esfera
de irradiación de su fluido periespiritual.” En caso
de las percepciones de los Espíritus, son los fluidos
espirituales que ellos perciben a través de su
periespíritu. En las palabras de Kardec (ítem 24 del
cap. XIV de la GE): “... para el mundo espiritual
existe una luz especial cuya natureza nos es desconocida,
más que, sin duda, es una de las propriedades del fluido
etéreo, adecuada a las percepciones visuales del alma.”
A partir de eso podemos concluir que aunque una persona
que haya nacido con alguna deficiencia en algun(ns)
órgao(s) del sentido, o lo(s) haya herido en algún
accidente, y esté perjudicada la percepción
correspondiente, eso vale apenas en cuanto ella
estuviera encarnada. En estado emancipado, por tanto
libre, la persona permanece con su capacidad de tener
percepciones espirituales intactas.
Volvamos al significado de Espírito libre o en estado libre.
Ya comentamos que hay dos situaciones generales al
respecto: a) por Espírito libre, se entiende el
Espíritu desencarnado y, por tanto, libre de un cuerpo
físico material; y b) por Espíritu libre, puede
entenderse el Espíritu encarnado en algún estado de emancipación
del alma como el sonido, por ejemplo, ya citado
arriba. En ese caso, el estado libre del Espíritu
es momentáneo y parcial pues que momentáneo es el estado
alterado de consciencia y parcial la emancipación (total
apenas en el caso de desencarnación). El cuerpo físico,
en ese segundo caso, está con sus actividades de vigilia
suspendidas, reducidas o adormecidas, y el Espíritu goza
de estado relativamente libre. En ese estado, el
Espíritu puede apartarse de su cuerpo físico,
relacionarse con otros Espíritus en el mundo espiritual
y dislocarse a lugares de su interés. Sus percepciones
en ese estado, son similares a la de un Espíritu
completamente libre o desencarnado, esto es, no son
localizadas.
El punto que nos interesa aquí es el estado de Espíritu
libre o relativamente libre que un encarnado
puede tener. Estando, por tanto, un encarnado en un
estado de emancipación del alma, la Doctrina Espírita
garantiza que su Espíritu tiene todas sus percepciones,
visión, audición y otras sensaciones, ocurriendo a
través de su periespíritu, como un todo, y no a través
de los órganos en el cuerpo. En las palabras de Kardec,
al hablar sobre la visión espiritual, es esclarecido que
(ítem 26, cap. XIV de la GE): “La visión espiritual,
por tanto, ofrece percepciones especiales que, no
teniendo por sede los órganos materiales, ocurren en
condiciones muy diversas de las de la visión corporal.”
(Palabras en negrita, nuestras). En el ítem 22, cap. XIV
de la GE, dice: “Por los órganos del cuerpo, la
visión, la audición y las diversas sensaciones son
localizadas y limitadas a la percepción de las cosas
materiales; por el sentido espiritual, ellas
son generalizadas; el Espírito ve, oye y siente
por todo su ser...” (Palabras en negrita,
nuestras).
Aprovechamos el tema para presentar un esclarecimento.
¿No existirían órganos del sentido en el
periespíritu? ¡No! La cuestión 257 del LE afirma
claramente que no existen órganos sensitivos en el
periespíritu. Como ya es citado en los varios trechos de
Kardec arriba, los Espíritus en el estado libre tiene
sus percepciones ocurriendo a través de todo el
periespíritu. Por tanto, los Espíritus no ven con los
“ojos del periespíritu”, ni oyen con los “oídos del
periespíritu”, y así por delante, más simplemente sienten las
imágenes o los sonidos, o perciben los pensamientos de
los otros Espíritus a través de su periespíritu. En lo
máximo, se puede decir, con Kardec (ítem 22, cap. XIV de
la GE) que “El periespíritu es el órgano sensitivo
del Espíritu...” Otros estudios demuestran eso
presentando más argumentos con base en Kardec (MASSI,
2018).
(Continua em la próxima edición.)