Especial

por Guaraci de Lima Silveira

Devenir del alma

Habrá un tiempo en que el alma alcanzará un lugar dentro de la evolución que nada será impedimento para sus avances. Ella caminará sobre un suelo de estrellas, aprendiendo y participando de la Creación no más como un ser rastrero que mendiga migajas, sino como un ser airoso que fluctua, estableciendo jornadas donde la velocidad de la luz será tan pequeña que no más la tendrá como patrón para medidas de distancias dentro del Universo.

Es preciso saber de ese tiempo, soñar con el, deseando vivirlo. ¿Y qué nos lo impide? Sin duda, nuestras malas tendencias. Pero en la pregunta 909 de El Libro de los Espíritus encontramos la alabanza propulsora. Indaga Kardec: ¿El hombre podrá siempre vencer sus malas tendencias por sus proprios esfuerzos? Sí, y a veces con poco esfuerzo; lo que le falta es la voluntad. ¡Ah, como son pocos los que se esfuerzan!

En la tercera parte del libro El Problema del Ser, del Destino y del Dolor, Léon Denis trata de las potencias del alma. La primera por él estudiada es la voluntad. Nos dice ser ella la mayor de las potencias del alma: “La voluntad puede actuar con intensidad sobre el cuerpo fluidico, activarle las vibraciones y, por esta forma, apropriarlo a un modo cada vez mas elevado de sensaciones, prepararlo para un grado más alto de existencia”. Mas adelante aun comenta: “Lo que importa, por encima de todo, es comprender que podemos realizar todo en el dominio psíquico, ninguna fuerza queda estéril, cuando se ejerce de manera constante, en vista de alcanzar un desígnio conforme al Derecho y la Justicia”.

El término individualización proviene del latín "individuus" (indivisible) y describe la manera por la cual una cosa es identificada como distinta de otras cosas. El concepto aparece en numerosos campos y es encontrado en obras de Carl Gustav Jung, Gilbert Simondon, Arthur Schopenhauer y Henri Bergson, entre otros.

La individualización es el concepto central de la Psicologia Analítica con el cual se entiende genericamente el devenir de la personalidad y, en particular, el proceso de transformación continua de una individualidad que viene psiquicamente a constituirse en referencia a una substancia común o colectiva. (1)

Carl Gustav Jung habla de la individualización como una “imprescindible exigencia psicológica” capaz de proteger la individualidad delante de la presión del colectivo o del ambiente, y de hacer salir de la “inconsciencia” y, por tanto, del corazón o unión que subsiste entre el individuo y el ambiente, mostrando la relación circular de estos. Podemos decir que en la individualización, el Yo, retirándose del así llamado colectivo, se pone al margen de el y constituye las bases para cambios con el mismo. En la individualización el individuo se vuelve soberano aislándose de las ideas divergentes para buscar las convergentes posibilidades del alto crecimiento.

Joanna de Ângelis en su libro Triunfo Personal, cap. 5, dice: “La madurez psicológica induce al ser humano a los enfrentamientos sucesivos de su proceso de individualización. Se le hace imperioso sumergirse en el inconsciente individual, a fin de descubrirse y verificar las posibilidades de crecimiento que se le encuentran accesibles para los grandes momentos de transformación interior”.

Y todo, como vimos antes, es movido por la voluntad. Sin ella no será posible realizar ese camino glorioso de transformación del ego inferior para el ego superior perfectamente adaptado al self, lo que volverá al hombre señor de sí mismo y apto a su venir a ser, lejos de las pasiones primitivas.

Según aun la mentora el “Si Profundo es la imagen y semejanza arquetípica de Dios. El alma es portadora de todos los valores profundos que se deben liberar de la argamasa celular para alcanzar el esplendor, la individualización, lo numinoso”.

La palabra numinoso Jung la encontró en el libro La Idea de lo Sagrado, del teólogo alemán Rudolf Otto. El autor la utilizó para traducir la fuerza espiritual, misteriosa, profética, que enseña a cualquier experiencia transpersonal o inmediata con la transcendencia. La palabra numinoso viene de numen, significando genio creativo o energía.

He porque el alma ya trae en sí su propio devenir. Individualidad singular, a ella compete encontrar sus caminos de acceso a Dios a través de esfuerzos y liberaciones de las fuerzas primitivas que fueron validas en cuanto la psique era aun incivilizada, más que, con el proceso de las experiencias adquiridas a lo largo de las encarnaciones, se va dislocando lentamente de aquellos primeros estados, avanzando constantemente.

Buena noticia esta, y el Evangelio de Jesús es el código real para adquirir la propriedad ímpar de alma liberada, en un devenir siempre ascendente.

Confiemos, pues, en nosotros y en nuestras potencias. Hay una fructuosa meta a ser alcanzada.

No vale, pues, quedarnos estáticos delante de tantas acciones innovadoras que construirán en nosotros los edificios importantes de una nueva era. Y no apenas para él mundo en general, más, principalmente, para cada uno de nosotros. He ahí el gran descubrimiento que el hombre necesita hacer. Él participa de la construcción del mundo, más, simultaneamente, se constituye como un artífice elaborando nuevas formas, nuevos lugares, nuevas márgenes que alarguen horizontes.

El devenir del alma está en razón directa de los esfuerzos de cada uno. No hay víctima, hay él héroe cuando este consigue vencer todas las adversidades sin abrazar los murmullos proprios de la infancia espiritual.

Necesita el hombre encontrar en sí la sana relación con el Dios Creador, inherente en él como propuesta permanente de crecimiento. Es bueno que las personas inicien esa jornada gloriosamente consciente, dejando para atrás los tormentos de cada día, muchas veces necesarios para fijar el poste donde se elevará la antena necesaria para la convivencia directa con Dios. Con todo, pocos piensan y obran así, prefiriendo abrazar el muro de las lamentaciones y dejarse llevar por los señuelos de las tristezas, de las depresiones, de los vicios, elementos improprios a los que de hecho desean crecer y tendrán que hacerlo algún día.

Hay el niño que ve más allá de la línea del horizonte y el adulto que para en ella sin al menos intentar alcanzarla. ¿Qué hacer? El niño trae siempre la promesa del joven, el adulto, cansado y muchas veces abatido, prefiere el reposo en un lecho fácil. Pero el alma necesita progresar y esto es Ley. Viene de lejos, viene del inicio guardado en los dobleces de su historia y necesita entender que el hombre no es el fin o la finalidad del alma. Además del hombre hay proyectos nuevos y constantemente renovados por la propria alma. Ella se va construyendo a lo largo del tiempo y de las experiencias personales. Eso es magnífico, significa decir que todos están en todo y todos se construyen dentro de las multivariaciones del todo.

¿Y adónde llegaremos? Bien cerca de Dios, como nos indican los Espíritus Superiores que trabajaron en la elaboración de la Codificación Kardecista. Hay un camino y el caminante. Hay un camino y lo estacionario o fugitivo que posterga las bendiciones de la llegada.

El devenir del alma ya está marcado. Su meta es Dios y la convivencia amplia, gloriosa y sublime con Él. De ahí que nos acordemos del poeta en días de aflicciones cuando dice de sí para sí mismo:

“¡Eh hombre, despierta! Levanta la cabeza y ve en la rueda del tiempo el bien que ya construiste.

¡Despierta, hombre! Es tiempo de caminar, despiertar de los tiempos antiguos, inciertos, sin glorias, sin luz.

Es tiempo de liberarse y amar como el Cristo amó a cada cual sin cesar y proclamar para siempre y por siempre que el Reino de Dios está cerca, cierto y dentro de nosotros.”

 

(1) Devenir, en Filosofia, designa el movimiento permanente por el cual las cosas pasan de un estado a otro, transformándose; lo mismo que mudanza, transformación.

         
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita