Nacida en Sorocaba y residente en Marília, ambos
municipios de São
Paulo, Karina Rafaelli (foto) es
conferencista espírita y secretaria de la junta
ejecutiva del Núcleo
Espírita Amor y Paz, de Marília. Médica Radióloga,
su experiencia en el enfrentamiento del cáncer
de mama relatada en esta entrevista tiene como
objetivo orientar a las
mujeres que enfrentan casos similares. Conozca
esta experiencia.
Con el objetivo de ayudar a
otras mujeres que enfrentan enfermedades propias
de la condición femenina, ¿cómo fue su
experiencia con la enfermedad?
Inicialmente una sorpresa,
principalmente porque siempre fui muy
disciplinada y metódica con el cuidado del
cuerpo (visitas a médicos, exámenes periódicos,
hábitos saludables, no tomo bebidas alcohólicas,
no fumo y practico ejercicios físicos). Perdemos
el piso cuando entramos en contacto "real" con
la posibilidad de desencarnación y esto es
natural, es parte del instinto de
supervivencia. Sin embargo, hay tratamientos
eficaces hoy en día y muchos pacientes se curan,
lo que nos impulsa a continuar. Después del
primer impacto, vamos ajustando las emociones y
los sentimientos, y la doctrina espírita tiene
un papel fundamental en esto, además del apoyo
de los familiares y amigos que ayudan con su
apoyo. La enfermedad tiene repercusiones en los
seres queridos y, por ello, es un proceso de
aprendizaje mutuo.
¿Puede informar a los
lectores el desarrollo de su enfermedad?
El cáncer de mama fue
diagnosticado "por casualidad" – es una manera
de decirlo, porque sabemos por el Espiritismo
que no existe la casualidad. Después que yo
misma identifiqué en mí un pequeño nódulo en la
tiroides a través de ultrasonido, quise hacerme
un Pet Scan y fue entonces cuando verificamos
una pequeña imagen en la mama, que no apareció
en la mamografía de rutina ni en el ultrasonido.
Después de la tiroidectomía, me sometieron a
quimioterapia (mama) y mastectomía bilateral
preventiva (extirpación de mamas), actualmente
estoy recuperada y terminando el tratamiento con
terapia-dirigida. Estoy inmensamente agradecida
por haber sido diagnosticada precozmente y pude
percibir, a lo largo del proceso, un amparo
enorme de los amigos espirituales. Enfatizo la
necesidad de que todos visiten periódicamente a
sus médicos y realicen exámenes de rutina.
Queremos cuidar del Espíritu, pero a menudo no
cuidamos bien el cuerpo físico.
Considerando el conocimiento
espírita, ¿cómo influyó esto en el proceso?
El Espiritismo es nuestro apoyo.
Comprender a Dios y sus leyes perfectas, la
justicia divina, las causas de nuestras
aflicciones, la inmortalidad del alma, la
reencarnación, entre otros pilares doctrinarios,
nos ayudan a pasar por situaciones difíciles de
una manera más serena, entendiendo que es en la
adversidad que consolidamos las virtudes y
evolucionamos.
¿Qué es, en casos como este,
lo más difícil?
Todo el tratamiento desde el
diagnóstico es muy difícil. Los efectos
secundarios de la quimioterapia, que además del
dolor y el malestar causan cambios en el cuerpo,
alcanzan a la autoestima. Es importante no
dejarse desanimar ni abatir, recordar que junto
a la deconstrucción de la imagen corporal está
sucediendo la reconstrucción interna, un proceso
de purificación. Debemos enfrentar la enfermedad
como una oportunidad para la regeneración y
utilizar todos los recursos disponibles
atravesar de la mejor manera este proceso.
¿Cómo actúan la fe y el
conocimiento espírita en estos casos,
considerando su propia experiencia?
La fe, desde la perspectiva
espírita, es razonada, fruto de la comprensión
de los mecanismos de la Ley de Dios. Las
enfermedades tienen causas justas y son parte de
la necesidad evolutiva del ser humano. Todas las
grandes verdades espirituales traídas por la
Doctrina y el Evangelio cambian totalmente el
enfrentamiento de enfermedades y otros
sufrimientos, desarrollando la gratitud, la
resignación, la valentía y la paciencia.
¿Y su conocimiento médico
académico y profesional de qué manera influyó?
No hay duda de que ayudó mucho,
facilitando el diagnóstico, las decisiones y los
caminos a ser recorridos por el tratamiento. Sin
embargo, la comprensión de las enfermedades por
el paradigma médico-espírita fue fundamental
para adoptar una postura proactiva al enfrentar
a las dificultades. Sabemos que la enfermedad es
el camino de la curación del alma y los
aprendizajes han sido muchos.
De sus recuerdos, ¿qué le
gustaría relatar, con el objetivo de que esta
entrevista pueda ayudar a otras mujeres?
Fue muy importante seguir
participando en las actividades en la casa
espírita que frecuento. Sólo me ausenté en los
períodos de mucha debilidad física y
recuperación postquirúrgica. La terapia de pases
y de las vibraciones ayudó mucho para
complementar el tratamiento. Escuchar las
experiencias positivas de otras mujeres que han
pasado por la enfermedad y buscar ayuda
multiprofesional alivian el sufrimiento.
Completamente recuperada
ahora, y mirando las luchas pasadas, ¿qué le
dice su corazón a las mujeres que están en
aflicción, considerando cuadros similares?
Mantengan la expectativa
positiva, la esperanza y la perseverancia sin
caer en la rebeldía, el reclamo o el
desaliento. ¡Tengan la seguridad de que todo
pasa!
Pensando en casos de
desencarnación, ¿qué ofrece su experiencia a los
familiares afectados por estos sucesos?
Recuerden que la vida es una
experiencia transitoria y que pronto nos
reuniremos con nuestros seres queridos en la
verdadera patria, la espiritual. La asimilación
de los conocimientos espíritas nos fortalece
para superar el dolor. Pensemos que sí: el
familiar querido solo ha regresado antes que
nosotros, no desapareció para siempre, sigue
vivo. ¡Somos Espíritus inmortales!
¿Algo más que quisiera
añadir?
Todo proceso doloroso debe ser
visto como un aprendizaje. La pregunta que
debemos hacer es: - ¿Qué quiere construir esta
enfermedad dentro de mí? ¿Qué necesito aprender?
Buscar la reflexión a través del
autoconocimiento, siempre.
Sus palabras finales.
Mi gratitud a la doctrina
espírita será eterna; me salvó en esta
reencarnación. Al Maestro Jesús mi gratitud por
su amor incondicional, que está presente a
través de los amigos espirituales, de los
familiares, amigos y del equipo de agentes de
salud. Muchas veces sólo la presencia amiga y
una mirada cariñosa son suficientes para reunir
fuerzas para seguir adelante. Mucha paz para
todos. |