Tema: Atributos de Dios, diferencias entre Dios y Jesús
La Naturaleza de Dios
Rafael estaba en su cama preparándose para dormir. Todas
las noches, su mamá oraba con él.
Terminando la oración, Cristina dijo:
- ¡Muchas gracias, Dios mío, por el día de hoy! ¡Y que
tengamos una noche bendecida de reposo y paz! ¡Así sea!
Rafael abrió los ojos y preguntó:
- Mamá, siempre oramos a Dios. ¿Será que Él escucha lo
que decimos? ¿Será que Él sabe todo lo que pasa en el
mundo entero?
- Fue Dios el que creó todo, Rafa, no solo nuestro
planeta Tierra, sino también todo el universo. Él conoce
y cuida todo, todo el tiempo. Por eso es que Él escucha
siempre las oraciones de cada uno de nosotros, que somos
sus hijos – respondió Cristina.
- Entonces, él es el hombre más poderoso del mundo, ¿no?
Cristina sonrió y esclareció:
- Dios no es un “hombre”, querido. Las personas son los
hijos de Dios. Él es nuestro creador, pero no es por eso
que es una persona igual a nosotros.
- ¿Cómo es eso, mamá? ¿Dios no es Jesús? – preguntó
Rafael, confundido.
- No, mi bien. Jesús es un Espíritu creado por Dios, así
como nosotros. Jesús fue el Espíritu más evolucionado
que haya nacido en el planeta Tierra y nos trajo muchas
enseñanzas sobre Dios. Por eso, llamamos a Jesús
“nuestro hermano” y a Dios “nuestro Padre”.
- ¿Pero nadie sabe cómo es Dios? ¿Nadie nunca lo ha
visto, mamá?
- No podemos ver a Dios con los ojos, hijo, pues Él no
tiene materia. Toda la materia fue creada por Él, pero
Él no es material. Nosotros estamos lejos de conocer la
naturaleza de Dios, solo podemos saber algunas cosas por
el pensamiento y por el sentimiento.
- ¿Como qué, por ejemplo? – quiso saber Rafael, curioso.
- Bueno, déjame ver... Sabemos que Él es eterno, es
decir, que siempre existió. Dios también es único. Y por
ser solo uno, Él es el creador de todo y conoce todas
las cosas, por eso es todopoderoso. Además, Él es
inmaterial e inmutable. Por último, ¡Él posee la mayor
justicia y el amor más grande del mundo!
Rafael prestó atención a las palabras de su mamá, pero
no comprendió muy bien.
- ¿Pero cómo Dios existió siempre? Él tiene que haber
nacido un día. ¿Y dónde se quedaba, si todavía no
existía el universo? ¿Qué había en lugar del universo,
antes de haber sido creado?
Rafael frunció el ceño pensando.
- Hijo, te voy a contar una historia:
“Érase una vez un hombre muy bueno y sabio que quería
entender los misterios relativos a Dios. Un día, pensó
mucho sobre esas cosas, pero se sintió frustrado, pues
no lograba entender.
Se fue a dormir y soñó que caminaba en la playa, cuando
vio a un niño con un balde en la mano. El niño había
cavado un hueco en la arena y había echado el agua del
balde en él. Cuando el niño estaba volviendo al mar para
recoger más agua, el hombre le preguntó qué estaba
haciendo.
El niño respondió que quería recoger toda el agua del
mar y colocarla en el hueco.
El hombre se sorprendió y dijo:
- ¿Pero no ves que es imposible? ¿Cómo cabría toda la
inmensidad del mar en un pequeño hueco?
El niño, entonces, se transformó en un ser iluminado y
le dijo al hombre:
- ¿Y cómo pretendes comprender toda la naturaliza de
Dios, con la capacidad limitada de un hombre?
El hombre se levantó y se dio cuenta de que ese sueño
fue la explicación que él necesitaba. Entendió que no
tenemos todavía la capacidad para comprender toda la
superioridad de Dios.”
- ¿Entendiste, querido? – continuó Cristina. – Nosotros
somos espíritus en evolución. Un día, vamos a tener las
condiciones de comprender más sobre Dios, así como
Jesús, pero mientras tanto, no podemos.
- Está bien, mamá, ya entendí – dijo Rafael, resignado.
- Pero no te quedes enojado, hijo. Lo que ya sabemos es
lo más importante: que Dios está siempre con nosotros y
nos cuida de cerca, ¡porque nos ama mucho!
Como estaba haciéndose tarde, Cristina le dio un beso a
Rafael y dijo:
- Buenas noches, querido. ¡Duerme con Dios!
Rafael tenía sueño. Apenas sonrió y dijo:
- ¡Buenas noches, mamá!
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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