Tema: Organización, disciplina
Aprendiendo a organizarse
Laura estaba esperando ansiosamente que llegara el fin
de semana. Sería la fiesta de cumpleaños de su amiga
Gabi, y las dos habían planeado hacer muchas cosas
divertidas. Pero, la mañana del sábado, Gabi recibió una
llamada telefónica de Laura, que lloraba.
- Gabi, no sabes lo molesta que estoy. ¡Mis padres me
regañaron! Ayer me olvidé de darle la comida a mi perro,
y se quedó con hambre hasta hoy en la mañana. También
dejé de hacer varias cosas durante la semana. Mi mamá
dijo que necesito aprender a organizarme y tener más
disciplina. Por eso, solo podré ir a tu fiesta si hago
todos mis deberes.
- ¡Entonces aún hay una oportunidad! – dijo la amiga,
esperanzada. – Solo tienes que hacer las tareas, ¿no?
- Sí, pero no voy a lograrlo. Son muchas cosas y todavía
no he hecho nada hasta ahora – respondió Laura, triste.
- Mira, Laura, a veces yo tampoco quiero hacer cosas que
no me gustan. Por eso, mi mamá siempre hace una lista de
mis tareas. Vamos a hacer una lista para ti. Te va a
ayudar a concentrarte.
Laura no creía mucho que el método de su amiga
funcionara, pero decidió intentar y seguir las
instrucciones de Gabi:
- Pon en un papel todo lo que tienes que hacer,
exactamente todo. No solo las cosas principales. Pon
hasta cepillarte los dientes, guardar los zapatos, cosas
así. Piensa en todo lo que tienes que hacer hoy hasta la
hora de la fiesta.
Después, Gabi enseñó:
- Ahora, enumera las cosas, del primero hasta el último,
para que las vayas haciendo en ese orden. Marca también
un horario para terminar cada tarea.
Laura pensó que todo eso
era difícil, pero hizo la lista. Y, por último, escribió
con letras grandes: ¡ir
a la fiesta de Gabi!
Cuando terminó, Laura se dio cuenta de que algunas
tareas eran más fáciles que otras. Quería hacer primero
las más fáciles, pero recordó que debía tener
disciplina. Entonces, siguió la secuencia de la lista y
pronto tachó el primer punto concluido.
Laura guardo su pijama, arregló sus libros, limpió su
pequeño escritorio y fue tachando, con satisfacción,
esos puntos de su lista. Tenía ganas de echarse un
momento en su cama y descansar. Pero, al acordarse de la
fiesta de su amiga, se motivó nuevamente y comenzó a
guardar su ropa esparcida.
Laura quedó sorprendida al darse cuenta de que el orden
no demoró tanto como ella imaginaba.
A mitad de la tarde, Gabi llamó por teléfono a Laura:
- Y bien, ¿cómo te está yendo? ¿Vas a lograr venir a la
fiesta?
- ¡Creo que sí! – respondió Laura, optimista. – Ya hice
casi todo, solo falta las tareas del colegio.
- ¡Qué bueno! – grito Gabi, con alegría. – Entonces,
continúa. ¡Te estaré esperando!
Al final de la tarde, los padres de Laura quedaron
orgullosos.
- Felicidades, hija. Sí
puedes ir a la fiesta. No queríamos castigarte, pero el
trabajo viene antes de la diversión – dijo su padre.
Laura fue a la fiesta y llevó un lindo regalo a Gabi.
Las amigas se divirtieron mucho juntas, y Laura se
sentía especialmente feliz.
Como todas las virtudes, la organización y la disciplina
solo se aprenden con esfuerzo, pero siempre valen mucho
la pena.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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