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La obsesión en la visión espírita |
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Lo que es obsesión
Allan Kardec nos ofrece perfecta definición en el
capítulo 28, ítem 81, de El Evangelio según el
Espiritismo, cuando informa que “la obsesión es
la acción persistente de un mal Espíritu sobre una
persona”.Se trata, por tanto, de verdadera
persecución de un desencarnado sobre un encarnado, y
podemos entender ese proceso, como explica Kardec en ese
mismo texto, porque “los malos Espíritus pululan
alrededor de la Tierra, en consecuencia de la
inferioridad moral de sus habitantes. Su acción malévola
forma parte de los flagelos que la humanidad soporta en
este mundo. La obsesión, como las dolencias, y como
todas las tribulaciones de la vida, debe ser
considerada, pues, como una prueba o una expiación, y
acepta en esa condición”.
En El Libro de los Médiums, en el capítulo 23,
Kardec informa que la obsesión es el “dominio que
algunos Espíritus pueden adquirir sobre ciertas personas”.
En la secuencia del texto el codificador esclarece que “son
siempre los Espíritus inferiores que procuran dominar,
pues los buenos no ejercen ninguna presión. Los buenos
aconsejan, combaten la influencia de los malos, y si no
los escuchan prefieren retirarse. Los malos, por el
contrario, se agarran a los que consiguen prender. Si
llegan a dominar a alguien, se identifican con el
espíritu de la víctima y la conducen como se hace con un
niño”.
En el libro La Génesis, capítulo 14, ítem 45,
encontramos una definición más dada por Kardec, y que
corrobora las que transcribimos arriba: “La obsesión
es la acción persistente que un mal Espíritu ejerce
sobre un individuo. Presenta caracteres muy diferentes,
desde la simple influencia moral sin señales exteriores
sensibles, hasta la perturbación completa del organismo
y de las facultades mentales. Elimina todas las
facultades mediúmnicas”.
Grados de la obsesión
En El Libro de los Médiums, Allan Kardec presenta
tres grados principales de la obsesión: obsesión simple,
fascinación y subyugación. En la continuidad de sus
publicaciones, primeramente en la Revista Espírita y
después en La Génesis, presenta un cuarto grado:
posesión.
Veamos sumariamente las características de cada grado:
Obsesión Simple – “se verifica cuando un Espíritu
malvado se impone a un médium, se entromete contra su
voluntad en las comunicaciones que él recibe, o impide
de comunicarse con otros Espíritus y sustituye a los que
son evocados” (El Libro de los Médiums,
capítulo 23, ítem 238.).
Fascinación – “se trata de una ilusión creada
directamente por el Espíritu en el pensamiento del
médium y que paraliza de cierta manera su capacidad de
juzgar las comunicaciones” (El Libro de los
Médiums, capítulo 23, ítem 239.).
Subyugación – “es un envolvimiento que produce la
paralización de la voluntad de la víctima, haciéndola
obrar de mala voluntad suya. Esta se encuentra, en una
palabra, bajo un verdadero yugo. La subyugación puede
ser moral o corpórea. En el primer caso, el subyugado es
llevado a tomar decisiones frecuentemente absurdas y
comprometedoras que, por una especie de ilusión
considera sensatas. En el segundo caso, el Espíritu obra
sobre los órganos materiales, provocando movimientos
involuntarios” (El Libro de los Médiums,
capítulo 23, ítem 240).
Posesión – “el Espíritu libre se sustituye, por así
decir, al Espíritu encarnado; hace domicilio en su
cuerpo, sin que, todavía, este lo deje definitivamente,
lo que solo puede tener lugar en la muerte. La posesión
es así siempre temporal e intermitente, pues un Espíritu
desencarnado no puede tomar definitivamente el lugar de
un encarnado” (La Génesis, capítulo 14, ítem
47).
Reconociendo la obsesión
El proceso obsesivo posee características distintas que
pueden ser reconocidas por la observación atenta. Con
referencia a los médiums, Kardec da nueve
características, conforme leemos en El Libro de los
Médiums, capítulo 23, ítem 243:
1) Insistencia de un Espíritu en comunicarse quiera o no
el médium.
2) Ilusión que, no obstante la inteligencia del médium,
le impide de reconocer la falsedad y el ridículo de las
comunicaciones recibidas.
3) Creencia en la infalibilidad y en la identidad
absoluta de los Espíritus que se comunican.
4) Aceptación de los elogios que le hacen los Espíritus.
5) Disposición para apartarse de las personas que pueden
esclarecerlo.
6) Llevar a mal la crítica de las comunicaciones que
recibe.
7) Necesidad incesante e inoportuna de escribir.
8) Cualquier forma de presión física, dominándole la
voluntad.
9) Fluidos y transtornos continuos en rededor de él.
En relación a las personas en general, André Luiz, en el
libro Estudie y Viva, capítulo 35, psicografia de
los médiums Chico Xavier y Waldo Vieira, en el mensaje
bajo título Influenciaciones Espirituales Sutiles,
lista igualmente nueve características para reconocer la
obsesión:
1) Dificultades de concentrar ideas en motivos
optimistas.
2) Ausencia de ambiente íntimo para elevar los
sentimentos.
3) Indisposición inexplicable, tristeza sin razón
aparente y presentimientos de desastre inmediato.
4) Disgustos sin manifestar por no encontrar semejantes
o asuntos sobre quien o qué descargarlos.
5) Pesimismos subreptícios, irritaciones sordas, quejas,
exageración de sensibilidad y aptitud a condenar a quien
no tiene culpa.
6) Interpretación forzada de hechos y actitudes suyas o
de los otros.
7) Hiperemotividad o depresión rayando en la inminencia
de llanto.
8) Ansia de colocarse en el papel de víctima o de tomar
una posición absurda de automartirio.
9) Obstinación en no aceptar, para usted mismo, que haya
influenciación espiritual consigo.
Causa de la obsesión
Son variadas las causas o motivaciones de la obsesión.
En el estudio presentado en el capítulo 23 de El
Libro de los Médiums, encontramos en el ítem 245 las
siguientes explicaciones de Kardec: “Los motivos de
la obsesión varían según el carácter del Espíritu. A
veces es la práctica de una venganza contra la persona
que lo lastimó en su vida o en una existencia anterior.
Frecuentemente es apenas el deseo de hacer el mal, pues,
como sufre, desea hacer a los otros sufrir, sintiendo
una especie de placer en atormentarlos y humillarlos.
(…) Esos Espíritus obran a veces por el odio que les
despierta la envidia del bien, y es por eso que lanzan
su maldad sobre criaturas honestas. (…) Otros son
llevados por simples cobardia, aprovechándose de la
flaqueza moral de ciertas personas, que saben incapaces
de ofrecerles resistencia”.
En el ítem 246 del mismo libro, Kardec apunta una causa
más: “Hay Espíritus obsesores sin maldad, que son
hasta incluso buenos, mas dominados por el orgullo del
falso saber: tienen sus ideas, sus sistemas sobre las
ciencias, la economia social, la moral, la religión, la
filosofía. Quieren imponer su opinión y para eso buscan
médiums suficientemente crédulos para aceptarlos con los
ojos cerrados, fascinándolos para impedir cualquier
discernimiento de lo verdadero y de lo falso”.
En El Evangelio según el Espiritismo, capítulo
28, ítem 81, Kardec es taxativo: “La obsesión es casi
siempre la acción vengativa de un Espíritu, y en la
mayoría de las veces tiene su origen en las relaciones
del obsedado con el obsesor, en una existencia anterior”.
Esa misma explicación encontramos en La Génesis,
capítulo 14, ítem 46: “La obsesión es casi siempre el
hecho de una venganza ejercida por un Espíritu, y que
más frecuentemente tiene su origen en las relaciones que
el obsesado tuvo con él en una existencia precedente”.
Acción del Espíritu obsesor
¿Cómo hace el Espíritu para ejercer su influencia sobre
el encarnado? ¿Cómo puede dominarlo y subyugarlo? En el
ítem 81 del capítulo 28 de El Evangelio según el
Espiritismo, Kardec explica: “En los casos de
obsesión grave, el obsedado está como envuelto e
impregnado por un fluido pernicioso, que neutraliza la
acción de los fluidos saludables y los repele”.
En La Génesis, capítulo 14, ítem 47, tenemos: “En
la obsesión, el Espíritu actúa exteriormente por medio
de su periespíritu, que él identifica con el del
encarnado; este último se encuentra entonces enlazado
como en una tela y presionándolo a obrar contra su
voluntad”.
Sobre los fluidos, el periespíritu y la mente, traemos
para nuestro entendimiento las palabras del benefactor
espiritual Bezerra de Menezes, registradas por Yvonne
Pereira en su libro Recuerdos de la Mediumnidad,
capítulo 10: “El
periespíritu, mis amigos, es cuerpo vivo, susceptible no
solo de enfermar si la mente enferma, sino de repercutir
también estados conscienciales deplorables o sublimes, y
los estados conscienciales muy graves podrán ocasionar
dolencias mentales en un ser encarnado, y convengamos
que tal estado hasta incluso se retrata en el aspecto
fisionómico del individuo. Todos esos casos, influyendo
en el sistema nervioso, afectarán, muchas veces, el
cerebro, una vez que el primero es el vehículo natural
del periespíritu, en el estado de encarnación. De ahí el
hecho de que los sistemas glandulares del aparato
cerebral humano sean alcanzados. Ataques, convulsiones,
epilepsia, hipocondria, neurastenia y depresiones tienen
órigenes espirituales y no raro son los casos también
fundamentados en la obsesión, en la sugestión hipnótica
obsesora (la sugestión hipnótica nada más es que
obsesión temporal, cuando no fuera positiva), etc. El
tratamiento psíquico en tales casos será de gran valia,
aunque no dispense el físico. Viciando la mente con
pensamientos inferiores de cualquier naturaleza, una
persona estará sujeta al desequilibrio total y,
posiblemente, provocando asedio obsesor de los afines
desencarnados. Esos son obsesados por sí mismos o por
otros, porque lo desean. (...) No perdamos de vista que
el cuerpo humano es apenas un aparato delicado, cuyas
baterias y sistemas conductores de vida son dirigidos
por las fuerzas del periespíritu, y este, a su vez,
comandado será por la voluntad, esto es, la consciencia,
la mente”.
Tratamiento de la obsesión
Es posible librarse de una obsesión, para eso sigamos
las recomendaciones de Allan Kardec, que mucho estudió,
observó casos y dialogó con los Espíritus para obtener
las informaciones necesarias.
Veamos, de inicio, lo que él recomienda en el ya citado
capítulo e ítem de El Evangelio según el Espiritismo:
“Por una acción semejante la que el médium curador
ejerce en los casos de dolencia, es preciso expulsar el
fluido malo con la ayuda de un fluido mejor, que
produce, de cierto modo, el efecto de un reactivo. Esa
es la que podemos llamar acción mecánica, mas no es lo
suficiente. Se hace también necesario, y por encima de
todo, obrar sobre el ser inteligente, con el cual se
debe hablar con autoridad, siendo que esa autoridad solo
es dada por la superioridad moral. Cuanto mayor fuera
esta, tanto mayor será la autoridad”.
Continua Kardec: “Y aun no es todo, pues para
asegurar la liberación, es preciso convencer al Espíritu
perverso a renunciar a sus malos intentos, despertarle
el arrepentimiento y el deseo del bien, a través de
instrucciones habilmente dirigidas, con la ayuda de
evocaciones particulares, hechas en el interés de su
educación moral. Entonces se puede tener la doble
satisfacción de liberar a un encarnado y convertir a un
Espíritu imperfecto”.
Finalizando sus observaciones, Kardec introduce un
importante elemento más para el tratamiento de la
obsesión: “La tarea se vuelve mas fácil, cuando el
obsedado, comprendiendo su situación, ofrece el concurso
de su voluntad y de sus oraciones. … En todos los casos
de obsesión, la oración es el mas poderoso auxiliar de
la acción contra el Espíritu obsesor”.
En el capítulo 14 de La Génesis, ítem 46, observa
Kardec: “Para garantizar contra la obsesión, será
preciso fortificar el alma; de ahí resulta, para el
obsedado, la necesidad de trabajar para su propia
mejoría, lo que generalmente basta, en la mayor parte de
los casos, para librarse del obsesor, sin el auxilio de
personas extrañas. Tal socorro se vuelve necesario
cuando la obsesión degenera en subyugación y en
posesión, pues entonces el paciente pierde a veces su
voluntad y su libre-albedrío”.
Un poco más sobre obsesión
Recomendamos, más allá de las obras de Allan Kardec y de
otras obras citadas en este texto, la lectura atenta de
otros libros espíritas: Liberación, del Espíritu
André Luiz, a través de la psicografia del médium Chico
Xavier; y el libro En las Fronteras de la
Locura, del Espíritu Manoel Philomeno de Miranda,
por la mediumnidad de Divaldo Franco, más allá de las
obras Obsesión y Desobsesión, de Suely Caldas
Schubert, y Diálogo con la Sombra, de Hermínio
Corrêa de Miranda.
Bibliografia/Referências:
EMMANUEL/LUIZ, André. XAVIER, C./VIEIRA, W. Estude e
Viva. Rio de Janeiro: Feb, 1972.
KARDEC, Allan. Livro dos Médiuns, O.
São Paulo: Lake, 2014.
KARDEC, Allan. Evangelho segundo o
Espiritismo, O. São Paulo: Feesp, 2012.
KARDEC, Allan. Gênese, A. São
Paulo: Lake, 1985.
PEREIRA, Yvonne do Amaral. Recordações da Mediunidade.
Rio de Janeiro: Feb, 1968.
Marcus De Mario es de Rio de Janeiro, donde colabora en
el Grupo Espírita Siembra de Luz, siendo creador y
director del Ibem Educa. Es escritor, educador y
conferenciante.