Tema: Ejercicio del bien
Jugando a ayudar
Tiago y Bruno eran hermanos y pasaban las tardes jugando
juntos. A veces, era Bruno quien invitaba:
- Tiago, ¿vamos a jugar?
El hermano aceptaba:
- Yo soy el policía y tú eres el ladrón. Cuidado, Bruno,
porque estoy armado con esta pistola que me regalaron
por mi cumpleaños.
Otro día, era Tiago quien inventaba:
- ¿Vamos a jugar a los piratas? Voy a robar el tesoro
que tienes enterrado en la isla. ¡Coge tu espada,
guerrero!
Los juegos se iban alternando y los niños vivían
proponiendo:
“Hoy quiero jugar a los héroes. Tú vas a ser el villano,
¿está bien?”
“Yo voy a ser de los buenos y con mi pistola láser te
dispararé, que vas a ser de los malos.”
“¿Qué tal si jugamos a la guerra? Mi ejército contra el
tuyo.”
Y así pasaban las tardes enteras, entrenando a través de
los juegos a ser gente grande.
Solo que ellos nunca estaban del mismo lado. Era siempre
uno contra el otro, compitiendo y queriendo ser mejor
que su hermano.
Por estar siempre jugando “a pelear”, frecuentemente el
juego terminaba mal, con gritos, empujones y quejas.
Un día, los niños recibieron la visita del abuelo
Emilio, que les presentó una caja muy grande.
- ¡Genial, abuelo! ¡Gracias! ¿Qué hay dentro? – dijeron
los niños, abriendo alegremente la caja.
Eran varios juguetes, pero diferentes de los que los
hermanos usaban. Servían para tratar heridas, apagar un
incendio, rescatar a alguien perdido en el bosque o
aislado por una inundación… No había cómo luchar, dar
disparos o competir... La única opción era cooperar para
ayudar a alguien en problemas.
El abuelo Emilio acompañó esperanzado y feliz el
desarrollo de los nuevos juegos de los nietos.
Las tardes de Bruno y Tiago pasaron a ser más
tranquilas, pues los nuevos juegos exigían de ellos el
ejercicio del compañerismo, de la cooperación y de la
solidaridad. En sus juegos, ellos curaban enfermos,
resolvían problemas, construían ciudades y ayudaban a
las personas.
Sin darse cuenta, jugaban a ser hombres de bien,
luchando contra el mal, a través del amor al prójimo.
Fuente:
Adaptación el libro “Jugando a Ayudar”,
de Anabela Sabino.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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