Tema: Planeamiento Reencarnatorio
El mejor lugar
Valeria se fue a encontrar con sus amigas en una plaza
cerca de su casa. Después de muchos juegos, las niñas se
sentaron a descansar y comenzaron a conversar.
- Si pudieran escoger un lugar donde vivir, ¿cuál sería?
– preguntó Ana.
- Yo querría vivir en una ciudad playera. Podría nadar
en el mar todos los días y sería surfista – dijo Clara,
alegremente.
- Yo no, hace mucho calor en la playa. Yo querría vivir
en una hacienda, cerca de una montaña. Mis padres
podrían ser los dueños de la hacienda y ayudaría a
cuidar a los animales. Iría a caballo por todos lados y
tendría un perro para que me acompañara a donde fuera.
Si yo tuviera muchos hermanos, además de Maia y
Victoria, podríamos ser una de esas familias grandes en
la que todos viven en la hacienda y trabajan juntos –
dijo Roberta.
- ¡Yo no, Roberta, Dios no quiera! – replicó Maia, con
otros planes. – La hacienda da mucho trabajo. No puedes
usar tacones altos y no sirve de nada usar maquillaje,
porque no vas a encontrarte con casi nadie. Yo viviría
em una ciudad grande y chic, como Nueva York. ¡O mejor,
París! Iría a los desfiles de moda y usaría ropa de
marca.
Probablemente tendría a Victoria como hermana, ya que a
ti no te gusta el bullicio. ¡O, si no, sería hija única
de una pareja muy rica!
- ¡Creo que me gustaría ser tu hermana, Maia! – dijo
Ana, sonriendo ante las palabras de su amiga. - ¿Y tú,
Valeria?
Valeria pensó un poco, pero no podía decidir:
- ¡No sé! Adoro la playa, pero no sé si me gustaría
vivir ahí. Igual con la hacienda. Una ciudad grande y
genial, pero también tiene muchos problemas… ¡No sé!
La tarde estaba terminando. Las niñas pronto se
despidieron y fueron a sus casas.
Al entrar en casa, Valeria sintió un olor delicioso a
pan que su abuela había terminado de hornear. Su mamá
abrió los brazos al ver que ella estaba llegando, le dio
un abrazo y un beso cariñoso.
En el mundo espiritual, el ángel de la guarda de
Valeria, al ver la escena, sonrió. Él había acompañado
la conversación de las niñas y se acordó de todo el
proceso de decisión de la actual encarnación de Valeria.
Ella, naturalmente, no podía recordar nada. Pero los
espíritus evolucionados que la amaban mucho planearon la
ciudad donde iba a nacer, quiénes serían sus familiares,
cómo sería su cuerpo, el tipo de trabajo que realizaría
y otros detalles de su encarnación. Pensaron en todo eso
con mucho cariño, pues querían darle las mejores
oportunidades para que ella aprovechara mucho esa
reencarnación para su evolución espiritual.
Valeria no se daba cuenta con los sentidos del cuerpo
físico de la presencia de su amigo espiritual. Pero
sintió sus vibraciones de cariño y, acordándose de la
conversación con sus amigas, tuvo la certeza de que,
para ella, ese era el mejor lugar del mundo.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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