Especial

por Jorge Hessen

Huss y Kardec – dos personajes y un fulgurante cristiano

Jan Huss nació en Husinec en el año de 1369, en la antigua Boemia (atualmente República Tcheca) bajo el reinado del emperador Carlos IV y bajo el pontificado de Gregorio XI. Fue hijo de campesinos. Ingresó en la Universidad de Praga, donde se formó en Teologia. En 1400, fue ordenado sacerdote y, en el año seguinte, ocupó el cargo de rector de la misma Universidad.

La Ermita de Belém, donde Jan Huss predicaba, fue instituída a fin de que en ella se hablase en tcheco. Antes de eso solamente podía hablarse en latín. La Iglesia romana ocupaba lugar de relevancia en Bohemia y utilizaba la fe como instrumento de dominación y fue capaz de cometer innombrables atrocidades en nombre de Dios para mantener su poder.

Huss publicó un tratado, donde desenvolvió la tesis de que un cristiano no debería correr detrás de “milagros”. Defendió el ideal de la pobreza sacerdotal y condenó el patrimonio terreno del alto clero de la Iglesia. Exaltava la lengua tcheca y detestaba la imposición del latín, como determinaba la curia. Fue símbolo de la independencia y con el apoyo del rey Venceslao y del pueblo, fue laureado como patriota y héroe nacional.

Como escritor, contribuyó en la fijación de la ortografia y en la reforma de la lengua literaria tcheca.  Se aproximó a las opiniones de John Wycliffe que era profesor de la Universidad de Oxford, pasando a considerarse doctrinariamente su discípulo.

El 6 de julio de 1415 fue anunciada la condenación de Jan Huss que pereció quemado, a los 46 años, en Constanza. El lugar de su muerte es marcado hasta hoy con una piedra memorial; sus cenizas fueron tiradas en las aguas del río Reno.

En la plaza central de Praga erigieron, en su homenage, una imponente estatua, monumento impresionante que hace justicia a su Vida y Obra, a fin de perpetuarle el legado y la memoria a través de los tiempos. Un año después del martirio de Jan Huss, su discípulo Jerónimo de Praga también era inmolado en la hoguera de la Inquisición.

Huss, el primer mártir de la libertad religiosa

Los dos pensadores (Wycliffe y Huss) rechazaban el tráfico de las indulgencias, condenaban la política belicosa de la iglesia de Roma y la superioridad papal. Defendían la supremacia del Cristo – y no la de Pedro – como jefe y cabeza de la Iglesia, consideraban el Evangelio “única ley”.

Las preocupaciones de una reforma religiosa se juntaron a las reivindicaciones nacionales, en base de eso Huss es considerado el primer mártir de la libertad religiosa. Fue uno de los precursores de la Reforma. No acataba el abominable comercio de las indulgencias y defendía el fin del celibato, de la adoración de imágenes y de las misas rezadas en latín. Esos ideales posteriormente fueron abrazados por Martin Lutero. Por tanto, más de cien años antes del teólogo alemán presentara sus famosas 95 Tesis.

A la Reforma Protestante fue necesaria para el advenimiento del Espiritismo, puesto que si la teología cristiana permaneciese bajo los dominios de la iglesia romana, la enseñanza del Cristo estaría aniquilada.  Por tanto, la Reforma luterana y los movimientos que se le seguirían fueron una preparación para la llegada de la Doctrina Espírita. ¡Es hecho! En el periodo pós Reforma protestante algunos Espíritus reencarnaron con la misión especial de desenterrar la letra muerta de los Evangelios, a fin de que, después de tres siglos y mucho esfuerzo, pudiese el Consolador prometido por Jesús, por la voz de los Espíritus, rescatar a los hombres la esencia divina de todas las lecciones del Modelo y Guía de la Humanidad.

El iluminado hijo de Husinec fue antecesor y modelador de la personalidad del notable Allan Kardec, por tanto, fue el pionero de la filosofía espírita. El paralelo entre las dos personalidades es realmente extraordinario. Observemos el periodo exacto de 500 años entre la fecha de nacimiento de Huss y la de desencarnación de Kardec.

Jan Huss y Allan Kardec en una concisa analogía existencial

Jan Huss fue reformador de la lengua de su país, como lexicógrafo emérito, traductor del idioma tcheco. Allan Kardec, también fue educador, fue traductor de libros para diferentes idiomas. Huss tuvo algunas de sus obras quemadas por la Iglesia en una plaza pública, así como Kardec tuvo 300 ejemplares de obras espíritas incineradas en un acto que quedó conocido como el auto de fe de Barcelona. He el mismo Espíritu, en su auténtica vivencia cristiana en ambas  personalidades, tuvo gran intimidad con el mensaje de Jesús y el Nuevo Testamento.

En la Revista Espírita de septiembre de 1869, en el artículo Precursores del Espiritismo – hay una comunicación mediúmnica de Jan Huss, fechada el 14 de agosto de 1869, después de haber sido evocado por uno de los médiums de la Société Parisienne des Études Spirites.

Homenaje a los 138 años de Allan Kardec – una psicografia

Evocamos aquí un arrebatador mensaje psicografiado por Chico Xavier el 22 de septiembre de 1942, dictado por el “Hermano X” (Humberto de Campos) y leída solemnemente el día 03 de octubre de 1942, en homenaje a los 138 años de nacimiento de Allan Kardec, durante la Tercera Concentración Espírita de São Paulo, ocurrida en el Gimnasio del Pacaembu, he la:

Depués de dirigirse a los numerosos misioneros de la Ciencia y de la Filosofía, destinados a la renovación del pensamiento del mundo en el siglo XIX; el Maestro se aproximó al abnegado Jan Huss y habló, generosamente:

—No serás portador de invenciones nuevas, no te detendrás en el problema de comodidad material a la civilización, ni recibirás la regalía del dinero o de la autoridad temporal, mas disponte en las manos la tarea sublime de levantar corazones y conciencias.

La asamblea de orientadores de las actividades terrestres estaba conmovida. Y al paso que el antiguo campeón de la verdad y del bien se sentía alarmado de santas conmociones, Jesús continuaba.

—Prepárense los círculos de la vida planetaria a grandes transformaciones en los dominios del pensamiento. Inmenso número de trabajadores en el mundo, despreciando el sentido evolucionario de la vida, cree en la revolución y en sus principios destruidores, organizándole movimientos homicidas. En breve, no obstante nuestra asistencia desvelada, que neutralizará los desastres mayores, la miseria y la mortandad se levantarán en el seno de colectividades invigilantes. La tirania campeará en la Tierra, en nombre de la libertad, cabezas rodaran en las plazas públicas en nombre de la paz, como si el derecho y la independencia fuesen frutos de la opresión y de la muerte. Algunos conductores del pensamiento, desvariados de personalismo destruidor, convierten la época de transición del orbe en torbellino revolucionario, envenenando el espíritu de los pueblos. El sacerdocio organizado en bases económicas no puede impedir la catastrofe. ¡La Filosofía y la Ciencia intoxicarán las propias fuentes de acción y conocimiento!…

Es indispensable establecer providencias que amparen la fe, preservando los tesoros religiosos de la criatura. Te confío la sublime tarea de reencender las lámparas de la esperanza en el corazón de la humanidad.

¡El Evangelio del Amor permanece eclipsado en el juego de ambiciones desmedidas de los hombres viciosos!… Ve, mi amigo. Abrirás nuevos caminos a la sagrada aspiración de las almas, descerrando la pesada cortina de sombras que viene absorbiendo la mente humana. En la restauración de la verdad, no obstante, no esperes los loores del mundo, ni la comprensión de tus contemporáneos.

Mis enviados no nacen en la Tierra para ser servidos, mas por atender a las necesidades de las criaturas. No reciben palmas y homenajes, facilidades y ventajas terrestres, con todo, mi paz os fortalece y os levanta, cada día… Muchas veces, no conocen sino la dificuldad, el obstáculo, el infortunio, y no encuentran otro refugio más allá del desierto. ¡Es preciso, sin embargo, erigir el santuario de la fe y caminar sin reposo, a pesar de persecuciones, perdidas, cruces y lágrimas!…

Ante la emoción de los trabajadores del progreso cultural del orbe terrestre, el abnegado Jan Huss recibió, la elevada misión que le era otorgada, revelando la nobleza del siervo fiel, entre júbilos de reconocimiento.

De ahí a algún tiempo, en el albor del siglo XIX, nacía Allan Kardec en Lyon, por traer el divino mensaje.

Espírito dedicado, jamás olvidó el compromiso sublime. No encontró escuelas de preparación espiritual, mas nunca menospreció el manantial de recursos que traía en sí mismo. Y, como si quisiera demostrar que las fuentes del profetismo deben manar de todas las regiones de la vida para sustentáculo e iluminación del espíritu eterno, aunque en el cuadro de los grandes hombres del pensamiento, estimó asestar los primeros vuelos de su misión divina en la zona común donde permanece la generalidad de las criaturas. Conforme la previsión del Cristo, la Revolución Francesa preparó con sangre el imperio de las guerras napoleónicas.

En cuanto los trabajadores de la cultura moderna lanzaban nuevas bases al edificio del progreso mundial,el gran misionero, sin cualquier preocupación de recompensa o exhibicionismo, del cumplimiento a la tarea sublime. Y fue así que el siglo XIX, que recibió la navegación a vapor, la locomotora, la electrotipia, el telégrafo, el teléfono, la fotografía, el cable submarino, la anestesia, la turbina a vapor, el fonógrafo, la máquina de escribir, la luz eléctrica, el sismógrafo, la linotipia, el radium, el cinematógrafo y el automóvil, se tornó receptor de la Divina Luz de la reviviscencia del Evangelio.

El discípulo dedicado rasgó los horizontes estrechos del escepticismo y el plano invisible encontró nuevo canal a fin de proyectarse en el mundo, atenuándole las sombras densas y renovando las bases de la fe.

Algunos de los compañeros de lucha espiritual, no obstante enseguida las hostilidades del medio, recibían aplausos del mundo y protección de gobiernos prestigiosos, mas emisario de Jesús, en el desierto de las grandes ciudades, trabajaba en silencio, soportando calumnias y burlas, venciendo dificuldades e incomprensiones.

Al final de la laboriosa tarea, el trabajador fiel triunfará

En breve, la doctrina consoladora de los Espíritus iluminaba corazones y conciencias, en los más diversos puntos del globo.

Es que Allan Kardec, se vino de los círculos más elevados de los procesos educativos del mundo, no olvidó la necesidad de sabiduría espiritual. Discípulo eminente de profesores consagrados, como Pestalozzi, no olvidó la ascendencia del Cristo. Trabajador en el servicio de la redención, comprendió que no vino a la Tierra por atender a caprichos individuales y sí a los poderes superiores de la vida.

Su ejemplificación es un programa y un símbolo. Conquistando la auréola de los misioneros victoriosos, no incorporándose a la galeria de los grandes del mundo, porque apenas indicase el camino salvador a la humanidad terrestre.

Allan Kardec no solamente predicó la doctrina consoladora; la vivió. No “fue un simple codificador de principios, sino un fiel servidor de Jesús y de los hombres.”

En resumen

Huss primero trabajó en defensa del Nuevo Testamento y posteriormente Kardec trabajó en la edificación del cristianismo renacido, en la codificación de la Doctrina Espírita. Recordamos, pues, con gratitud, los 6 siglos transcurridos del martirio de Huss, en pro de la Verdad. Día vendrá en que los pueblos irán a reverenciar el sabio Espíritu Huss/Kardec como uno de los más iluminados misioneros del Cristo que ya pisó el suelo terreno.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita