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La mediumnidad después de Chico Xavier |
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La mayor parte de nuestros textos versan provocaciones
filosóficas al respecto de diversos temas unidos al
Movimiento Espírita. Hoy la temática envuelve la
mediumnidad y desde ya pedimos disculpas por el texto
largo, agradeciendo desde ya la lectura.
El asunto puede ser abordado de diversas formas. La
mediumnidad en la sociedad a partir de los fenómenos
existentes (físicos o intelectuales); la mediumnidad en
la casa espírita; la mediumnidad en las actividades
asistenciales y de promoción del ser humano; la
literatura mediúmnica, de entre otras. La reflexión será
en torno de la literatura mediúmnica.
Lo que nos mueve es una reflexión de Allan Kardec en El
Libro de los Médiums. “Al verdadero espírita
jamás faltarán oportunidades de hacer el bien: corazones
afligidos a aliviar, consuelos a ofrecer, desesperos a
calmar, reformas morales a operar – he ahí su misión, en
la cual encontrará, también, la verdadera satisfacción.” Utilizar
el Espiritismo fuera de ese fin es un error, fruto del
egoísmo del ser humano. El Espiritismo no es una
religión convencional, dogmática, perfecta. Es una
Doctrina evolucionista, que enseña el progreso del
Espíritu desde su creación hasta la plenitud.
El proceso de aprendizaje pasa por las preguntas que
muchas veces hacemos, entre tanto, en la ausencia de un
profesor o instructor directo, perdemos tiempo con
construcciones periféricas en la hora de estudiar el
Espiritismo. Aunque, con el tiempo y la práctica,
aprendamos que “no hay perdida de tiempo”. Hay madurez.
Con relación a la mediumnidad no es diferente. Herculano
Pires, que desencarnó en 1971, en su obra Mediumnidad –
vida y comunicación, dice algo que nos llama mucho
la atención, por la actualidad (escrito probablemente
hace más de 50 años): “la situación actual del
problema mediúmnico, en esta fase de acelerada
transición de la vida terrena, exige nuevos estudios y
actualizadas reflexiones sobre la mediumunidad.”
¿Si en los pasados de 1970, Herculano Pires entendía que
había una transición acelerada en la vida terrena y ya
se preocupaba con la mediumnidad, imagine el amigo
lector, lo que ocurre en la actualidad? La situación
requiere atención.
¿Qué es mediumnidad? La mediumnidad es una
facultad humana que todos poseemos, siendo que algunos
la poseen de forma más ostensiva y otros menos, que
posibilita una mejor comprensión de la relación con el
mundo espiritual, codificando y decodificando el
intercambio entre los dos planos de la vida (material y
espiritual).
Para que la definición no sea apenas subjetiva,
pincelamos el pensamiento de algunos autores al respecto
de la mediumnidad para enriquecer la discusión.
Léon Denis, con su sabiduría aun incomprendida por
muchos, alertaba para la complejidad de la mediumnidad,
cuando discurre, en un capítulo específico en En lo
Invisible, al proponer que “el estudio, pues, de la
mediumnidad se prende íntimamente a todos los problemas
del Espiritismo; es incluso su llave. Lo más importante,
en el examen de los fenómenos, es distinguir la parte
que es precisa atribuir al organismo es a la
personalidad del médium y la que promueven de una
intervención extraña, y determinar enseguida la naturaleza de
esa intervención”. Para Denis, “la mediumnidad
presenta variedades casi infinitas desde las más
vulgares formas hasta las más sublimes manifestaciones.”
Herculano Pires, en la obra citada, trabaja la
mediumnidad como “la manifestación del espíritu a
través del cuerpo.” Existen otras consideraciones,
mas quedaremos con ese recorte.
Para Hermínio C. Miranda, “Se llama mediumnidad la
facultad especial del ser humano encarnado a través de
la cual se produce el fenómeno mediúmnico.” Y
complementa, “ocurre, sin embargo, que la mediumnidad
se presenta bajo muchas maneras, en diferentes personas
o de varias maneras en la misma persona”,
corroborando con las puntuaciones de Léon Denis.
André Luiz en la obra Evolución en dos mundos,
dice que “la mediumnidad, no obstante, es facultad
inherente a la propia vida y, con todas sus deficiencias
y grandezas, aciertos y desaciertos, es cual el don de
la visión común, peculiar a todas las criaturas,
responsable por tantas glorias y tantos infortunios y la
Tierra.” En otro momento, en la misma obra, André
Luiz hace una reflexión importante: “forzoso es
reconocer, todavía, que la mediumnidad, en la esencia,
como la energía eléctrica en sí misma, nada tiene que
ver con los principios morales que rigen los
problemas del destino y del ser.”
Carlos y Vera Campetti ratifican el pensamiento de André
Luiz, en un libro editado por la Federación Espírita
Brasileña, en 2014, cuando dijeron que, “siendo la
mediumnidad neutra en relación a la moral, es
esta (la moral), no obstante, que le da la cualidad
indispensable para que aquella se haga
verdaderamente equilibrada y productiva”.
En la obra La complejidad de la práctica mediúmnica,
de autoría de Waldehir Bezerra de Almeida, también
lanzada por la FEB en 2014, obra que, además,
consideramos muy buena por la investigación histórica
desenvuelta y por los autores investigados (de entre
ellos, Herculano Pires, algo raro, muy raro en cualquier
publicaciones de la Federación, salvo cuando la gestión
de aquella Casa poseía una mente abierta), dos puntos
nos llamaron la atención.
El primero es un cuadro que el autor desenvolvió en la
página 199, cuando distingue lo que es “comunicación
humana” y “comunicación mediúmnica”. Simple, eficaz y
didáctico. El segundo punto es el que más nos interesa,
cuando el autor dice que “la comunicación mediúmnica
no se hace por un proceso mecánico, en que el Espíritu
actúa automáticamente, diciendo lo que piensa con
extrema facilidad, por intermedio del médium del cual el
se sirve.”
Sabemos, entre tanto, que Chico Xavier protagonizó
comunicaciones “automáticas”, lo que daría a entender
que hubo un “error” en el trabajo de Waldehir. Entre
tanto, en la práctica, no hubo error. Históricamente la
escritura mecánica es un fenómeno catalogado. En la
actualidad casi no existen trabajos de análisis de
comunicaciones mediúmnicas, mucho menos vía procesos “mecánicos”.
Por tanto, lo que el autor escribe, en el contexto que
escribe, está correcto. El autor habla de la complejidad
de la comunicación mediúmnica ya que ella no ocurre por
el “habla” y sí por vía “psíquica”.
Por fin, Emmanuel, trata la mediumnidad como “aquella
luz que sería derramada sobre toda carne y prometido por
el divino Maestro en los tiempos del Consolador,
actualmente en curso en la Tierra.” Habla aun, en la
misma obra, al respecto de la misión de la mediumnidad: “si
tiene sus percances y sus luchas dolorosas, es una de
las más bellas oportunidades de progreso y de redención
concedidas por Dios a sus hijos misérrimos”.
¡Mas usted no citó a Kardec! ¡Es el principal! Sí. Es el
principal. Kardec a pesar de haber dedicado un libro
para los médiums, trabaja una definición interesante en El
Evangelio según el Espiritismo, cuando dice que “para
conocer las cosas del mundo visible y descobrir los
secretos de la naturaleza material, Dios concedió al
hombre la vista corpórea, los sentidos e instrumentos
especiales. [...] Para penetrar en el mundo invisible,
Dios le dio la mediumnidad.”
Con base en esas reflexiones, pasaremos a las
provocaciones.
Chico Xavier concedió una seriedad a la práctica
mediúmnica que ningún médium en el Brasil, quizá en el
mundo, fue capaz de hacer igual. ¿Por qué? Porque la
producción mediúmnica de Chico Xavier, tanto en
extensión, como en calidad, es superior a lo que existe
en la actualidad y será por un buen tiempo aun.
Chico Xavier colocó su mediumnidad al servicio del
prójimo. Practicó la renuncia y se dedicó a la caridad.
Disciplinó sus tendencias, al punto de educarse
plenamente. Vivió con desprendimiento. Pasó por luchas y
sufrimientos muy duros – además, eso es una
característica de los misioneros, basta observar en la
historia la biografía de Jesús, Pablo de Tarso,
Francisco de Asís, Gandhi y muchos otros. Legó ejemplo
de comprensión de su papel evolutivo. Un gigante que se
hizo pequeño.
¿Ya observaron que la mayoría de los libros dichos
“mediúmnicos” son reproducciones de los trabajos de
Chico Xavier? Se cambian los escenarios, actores, mas el
enredo continua siendo el mismo. ¡Detalle importante:
la literatura mediúmnica más expresiva de Chico Xavier,
como los romances y las interpretaciones del Evangelio
por Emmanuel y la vida en el mundo espiritual por André
Luiz, es de la primera mitad del siglo XX (en su gran
mayoría)!
¿Qué quiere decir eso? Como dijimos en el inicio: ¡son
provocaciones filosóficas! ¡Momento de reflexión!
Quiere decir algunas cosas y abordaremos dos: la parte
del médium y la de los espíritus. Del punto de vista del
médium, hay una especie de “convención” de que, si
escribiera igual Chico Xavier, existe la posibilidad de
ser aceptado como algo serio. No es una regla, mas como
Chico Xavier fue tan serio en su trabajo, cualquier
tentativa de producir literatura mediúmnica diferente,
puede ser un riesgo para el médium.
Un camino puede sugerir animismo del médium al punto de
controlar la producción e inducirla a ser similar al
trabajo de Chico Xavier. ¿Hasta qué punto esa
intervención anímica turba la esencia del contenido
dictado por los espíritus?
El otro camino es el espíritu comunicante. ¿Será que él
espíritu comunica con base en lo que él vive en el mundo
espiritual? ¿O será que él dicta con base en una
convención que se estableció a partir del trabajo de
Chico Xavier?
Del punto de vista del Espíritu, si hay cambio y
transición en curso en la Tierra, en la erraticidad no
sería diferente, por todo lo que los Espíritus ya
dictaron y que está registrado en la vasta literatura
mediúmnica. ¿Será que los Espíritus piensan todos de la
misma forma? ¿Comunican todos de la misma manera? ¿Ninguno
de ellos estudia en escuela en la erraticidad con
pensamientos y maneras diferentes de hacer que el médium
entienda la actualidad de lo que está siendo comunicado?
Sea como fuera, el médium ha dejado mucho que desear en
la hora de interpretar y ser el instrumento para recibir
los mensajes de los espíritus. Falta humildad,
comprensión de su papel, dedicación a la vida mediúmnica,
en fin, la mediumnidad exije del médium situaciones que
lo vuelven diferentes, incluso que él quiera llevar una
vida “mundana”.
Con eso no decimos que el médium tiene que ser celibato,
que no pueda tomar un vino, ni jugar carnaval u otras
prácticas sociales. Muy lejos de eso: esa “educación
religiosa” es coercitiva, arbitraria, contraria a todo
lo que es propuesto por las Leyes Divinas que respetan
el tiempo de cada uno. Entre tanto, es hecho que el
médium es más susceptible a las influencias espirituales
y es fundamental que él eduque su facultad para
conseguir encarar todo con madurez.
La “copia” mal hecha de las obras de Chico Xavier puede
servir de seguridad para el intercambio del médium. Con
el tiempo y la práctica, sobre todo conciliando con el
estudio, el médium puede flexibilizar la forma de
recibir los mensajes y con eso ser más fiel a lo que es
dictado por los espíritus.
Otro punto que “pesa” en la actualidad del médium es que
Chico Xavier ponía en práctica los mensajes que él
recibía. Él supo beneficiarse de los mensajes, sea
porque creía realmente en aquellas comunicaciones, o por
que las comunicaciones calaban hondo en su intimidad,
tenían sentido y si eran aplicadas auxiliarían a que él
fuese un ser humano mejor.
Médium que escribe apenas para los otros no entendió su
papel. Médium que es referente de una “disciplina”
exterior, con preocupaciones apenas en “horarios” de
intercambio y no se esfuerza para ser un fiel traductor
del pensamiento de los espíritus, presta un mal servicio
al movimiento espírita legando libros planos, difusos,
vacios.
Siendo así, entendemos que, si los espíritus están
presentes, intentando comunicarse, abrir nuestros ojos
para reflexiones y otras maneras de encarar la vida, es
preciso un esfuerzo mayor para intentar comprender los
aspectos del cambio, traduciendo, con fidelidad, el
pensamiento del espíritu, dejando al dirigente o a los
demás encarnados al análisis de la cualidad de la
comunicación.
Se percibe, volviendo al texto de Herculano Pires, que
la mediumnidad exige “nuevos estudios”, y esa
exigencia pasa por nuevas formas de comprender el mundo
espiritual.
¿Los espíritus ofrecen apertura para el diálogo? Si sí,
sería oportuno entablar nuevos cuestionamientos al
respecto de los cambios que están ocurriendo en el
mundo, el avance de la tecnología y como ese avance
impacta en la relación de los desencarnados con los
encarnados, de entre otros temas urgentes.
Todo Espíritu Superior abre oportunidad para el diálogo,
al final, si él se aproximó e inició diálogo es porque
hay potencial. Ese potencial exige del médium
entendimiento de su papel y su papel de “pasivo” debería
ocurrir apenas en el acto del trabajo de intercambio.
Hay diferencia entre pasividad y rebajamiento. Espíritu
que gusta de un médium rebajado no es espíritu superior.
La construcción de cómo será la literatura podría ser
acordada entre el espíritu y el médium, lo que ocurre en
la mayoría de las veces.
Leon Tolstoi utilizó la memoria de Yvonne Pereira,
cuando reencarnó en Rusia, para facilitar la traducción
de su pensamiento delante de las particulares sobre
Rusia. Emmanuel llevó a Chico Xavier a la Roma Antiga.
¿Los espíritus han llevado a usted, médium, para dónde?
¿Cómo usted se ha preparado para la mediumnidad? ¿Cómo
usted se ha dedicado para traducir el pensamiento de los
espíritus?
Esas preguntas, respetuosas de nuestra parte, siguen el
pensamiento de Léon Denis, cuando dice que el médium no
tiene motivo ninguno para envanecerse, porque su papel
es el de ser intermediario entre dos planos. El
protagonista es el Espíritu. Y este, si fuera vanidoso,
no tiene nada de superior, cabiendo al médium no dar
apertura para ese tipo de influencia, que sabemos no es
fácil.
Cabe siempre recordar que, aquellos médiums que escriben
siguiendo una convención a semejanza de Chico Xavier,
muchos trabajos son serios y dignos de ser leídos.
Todavía, ni todo trabajo de un médium es bueno, así como
ni todo es malo. En terminos de mediumnidad, la
generalización es temeraria, como Waldehir trata en su
obra sobre la “complejidad” de la mediumnidad.
Queda la provocación filosófica, en busca de que, como
dice Kardec en El Libro de los Médiums, el
espírita procure siempre hacer el bien, pensando heridas
y ayudando al prójimo, como se ha ayudado al abrazar la
Doctrina Espírita. La mediumnidad es de las facultades
más sublimes que Dios concedió, cabiendo al individuo
moralizarla al punto de ser un haz de luz ante la
oscuridad de la transición.
Sin mediumnidad no hay Espiritismo. Sería utópico
aventurar la posibilidad de un Espiritismo sin
mediumnidad, solo porque su ejercicio es difícil. La
idea es al contrario: cuanto más difícil el intercambio,
más el médium se prepara y se libera, ayudando a liberar
a los demás de las amarras de la ignorancia.
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com
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