Especial

por Vladimir Alexei

La mediumnidad después de Chico Xavier

La mayor parte de nuestros textos versan provocaciones filosóficas al respecto de diversos temas unidos al Movimiento Espírita. Hoy la temática envuelve la mediumnidad y desde ya pedimos disculpas por el texto largo, agradeciendo desde ya la lectura.

El asunto puede ser abordado de diversas formas. La mediumnidad en la sociedad a partir de los fenómenos existentes (físicos o intelectuales); la mediumnidad en la casa espírita; la mediumnidad en las actividades asistenciales y de promoción del ser humano; la literatura mediúmnica, de entre otras. La reflexión será en torno de la literatura mediúmnica.

Lo que nos mueve es una reflexión de Allan Kardec en El Libro de los Médiums. “Al verdadero espírita jamás faltarán oportunidades de hacer el bien: corazones afligidos a aliviar, consuelos a ofrecer, desesperos a calmar, reformas morales a operar – he ahí su misión, en la cual encontrará, también, la verdadera satisfacción.” Utilizar el Espiritismo fuera de ese fin es un error, fruto del egoísmo del ser humano. El Espiritismo no es una religión convencional, dogmática, perfecta. Es una Doctrina evolucionista, que enseña el progreso del Espíritu desde su creación hasta la plenitud.

El proceso de aprendizaje pasa por las preguntas que muchas veces hacemos, entre tanto, en la ausencia de un profesor o instructor directo, perdemos tiempo con construcciones periféricas en la hora de estudiar el Espiritismo. Aunque, con el tiempo y la práctica, aprendamos que “no hay perdida de tiempo”. Hay madurez.

Con relación a la mediumnidad no es diferente. Herculano Pires, que desencarnó en 1971, en su obra Mediumnidad – vida y comunicación, dice algo que nos llama mucho la atención, por la actualidad (escrito probablemente hace más de 50 años): “la situación actual del problema mediúmnico, en esta fase de acelerada transición de la vida terrena, exige nuevos estudios y actualizadas reflexiones sobre la mediumunidad.”

¿Si en los pasados de 1970, Herculano Pires entendía que había una transición acelerada en la vida terrena y ya se preocupaba con la mediumnidad, imagine el amigo lector, lo que ocurre en la actualidad? La situación requiere atención.

¿Qué es mediumnidad? La mediumnidad es una facultad humana que todos poseemos, siendo que algunos la poseen de forma más ostensiva y otros menos, que posibilita una mejor comprensión de la relación con el mundo espiritual, codificando y decodificando el intercambio entre los dos planos de la vida (material y espiritual).

Para que la definición no sea apenas subjetiva, pincelamos el pensamiento de algunos autores al respecto de la mediumnidad para enriquecer la discusión.

Léon Denis, con su sabiduría aun incomprendida por muchos, alertaba para la complejidad de la mediumnidad, cuando discurre, en un capítulo específico en En lo Invisible, al proponer que “el estudio, pues, de la mediumnidad se prende íntimamente a todos los problemas del Espiritismo; es incluso su llave. Lo más importante, en el examen de los fenómenos, es distinguir la parte que es precisa atribuir al organismo es a la personalidad del médium y la que promueven de una intervención extraña, y determinar enseguida la naturaleza de esa intervención”. Para Denis, “la mediumnidad presenta variedades casi infinitas desde las más vulgares formas hasta las más sublimes manifestaciones.”

Herculano Pires, en la obra citada, trabaja la mediumnidad como “la manifestación del espíritu a través del cuerpo.” Existen otras consideraciones, mas quedaremos con ese recorte.

Para Hermínio C. Miranda, “Se llama mediumnidad la facultad especial del ser humano encarnado a través de la cual se produce el fenómeno mediúmnico.” Y complementa, “ocurre, sin embargo, que la mediumnidad se presenta bajo muchas maneras, en diferentes personas o de varias maneras en la misma persona”, corroborando con las puntuaciones de Léon Denis.

André Luiz en la obra Evolución en dos mundos, dice que “la mediumnidad, no obstante, es facultad inherente a la propia vida y, con todas sus deficiencias y grandezas, aciertos y desaciertos, es cual el don de la visión común, peculiar a todas las criaturas, responsable por tantas glorias y tantos infortunios y la Tierra.” En otro momento, en la misma obra, André Luiz hace una reflexión importante: “forzoso es reconocer, todavía, que la mediumnidad, en la esencia, como la energía eléctrica en sí misma, nada tiene que ver con los principios morales que rigen los problemas del destino y del ser.”

Carlos y Vera Campetti ratifican el pensamiento de André Luiz, en un libro editado por la Federación Espírita Brasileña, en 2014, cuando dijeron que, “siendo la mediumnidad neutra en relación a la moral, es esta (la moral), no obstante, que le da la cualidad indispensable para que aquella se haga verdaderamente equilibrada y productiva”.

En la obra La complejidad de la práctica mediúmnica, de autoría de Waldehir Bezerra de Almeida, también lanzada por la FEB en 2014, obra que, además, consideramos muy buena por la investigación histórica desenvuelta y por los autores investigados (de entre ellos, Herculano Pires, algo raro, muy raro en cualquier publicaciones de la Federación, salvo cuando la gestión de aquella Casa poseía una mente abierta), dos puntos nos llamaron la atención.

El primero es un cuadro que el autor desenvolvió en la página 199, cuando distingue lo que es “comunicación humana” y “comunicación mediúmnica”. Simple, eficaz y didáctico. El segundo punto es el que más nos interesa, cuando el autor dice que “la comunicación mediúmnica no se hace por un proceso mecánico, en que el Espíritu actúa automáticamente, diciendo lo que piensa con extrema facilidad, por intermedio del médium del cual el se sirve.” 

Sabemos, entre tanto, que Chico Xavier protagonizó comunicaciones “automáticas”, lo que daría a entender que hubo un “error” en el trabajo de Waldehir. Entre tanto, en la práctica, no hubo error. Históricamente la escritura mecánica es un fenómeno catalogado. En la actualidad casi no existen trabajos de análisis de comunicaciones mediúmnicas, mucho menos vía procesos “mecánicos”. Por tanto, lo que el autor escribe, en el contexto que escribe, está correcto. El autor habla de la complejidad de la comunicación mediúmnica ya que ella no ocurre por el “habla” y sí por vía “psíquica”.

Por fin, Emmanuel, trata la mediumnidad como “aquella luz que sería derramada sobre toda carne y prometido por el divino Maestro en los tiempos del Consolador, actualmente en curso en la Tierra.” Habla aun, en la misma obra, al respecto de la misión de la mediumnidad: “si tiene sus percances y  sus luchas dolorosas, es una de las más bellas oportunidades de progreso y de redención concedidas por Dios a sus hijos misérrimos”.

¡Mas usted no citó a Kardec! ¡Es el principal! Sí. Es el principal. Kardec a pesar de haber dedicado un libro para los médiums, trabaja una definición interesante en El Evangelio según el Espiritismo, cuando dice que “para conocer las cosas del mundo visible y descobrir los secretos de la naturaleza material, Dios concedió al hombre la vista corpórea, los sentidos e instrumentos especiales. [...] Para penetrar en el mundo invisible, Dios le dio la mediumnidad.”

Con base en esas reflexiones, pasaremos a las provocaciones.

Chico Xavier concedió una seriedad a la práctica mediúmnica que ningún médium en el Brasil, quizá en el mundo, fue capaz de hacer igual. ¿Por qué? Porque la producción mediúmnica de Chico Xavier, tanto en extensión, como en calidad, es superior a lo que existe en la actualidad y será por un buen tiempo aun.

Chico Xavier colocó su mediumnidad al servicio del prójimo. Practicó la renuncia y se dedicó a la caridad. Disciplinó sus tendencias, al punto de educarse plenamente. Vivió con desprendimiento. Pasó por luchas y sufrimientos muy duros – además, eso es una característica de los misioneros, basta observar en la historia la biografía de Jesús, Pablo de Tarso, Francisco de Asís, Gandhi y muchos otros. Legó ejemplo de comprensión de su papel evolutivo. Un gigante que se hizo pequeño.

¿Ya observaron que la mayoría de los libros dichos “mediúmnicos” son reproducciones de los trabajos de Chico Xavier? Se cambian los escenarios, actores, mas el enredo continua siendo el mismo. ¡Detalle importante: la literatura mediúmnica más expresiva de Chico Xavier, como los romances y las interpretaciones del Evangelio por Emmanuel y la vida en el mundo espiritual por André Luiz, es de la primera mitad del siglo XX (en su gran mayoría)!

¿Qué quiere decir eso? Como dijimos en el inicio: ¡son provocaciones filosóficas! ¡Momento de reflexión!

Quiere decir algunas cosas y abordaremos dos: la parte del médium y la de los espíritus. Del punto de vista del médium, hay una especie de “convención” de que, si escribiera igual Chico Xavier, existe la posibilidad de ser aceptado como algo serio. No es una regla, mas como Chico Xavier fue tan serio en su trabajo, cualquier tentativa de producir literatura mediúmnica diferente, puede ser un riesgo para el médium.

Un camino puede sugerir animismo del médium al punto de controlar la producción e inducirla a ser similar al trabajo de Chico Xavier. ¿Hasta qué punto esa intervención anímica turba la esencia del contenido dictado por los espíritus?

El otro camino es el espíritu comunicante. ¿Será que él espíritu comunica con base en lo que él vive en el mundo espiritual? ¿O será que él dicta con base en una convención que se estableció a partir del trabajo de Chico Xavier?

Del punto de vista del Espíritu, si hay cambio y transición en curso en la Tierra, en la erraticidad no sería diferente, por todo lo que los Espíritus ya dictaron y que está registrado en la vasta literatura mediúmnica. ¿Será que los Espíritus piensan todos de la misma forma? ¿Comunican todos de la misma manera? ¿Ninguno de ellos estudia en escuela en la erraticidad con pensamientos y maneras diferentes de hacer que el médium entienda la actualidad de lo que está siendo comunicado?

Sea como fuera, el médium ha dejado mucho que desear en la hora de interpretar y ser el instrumento para recibir los mensajes de los espíritus. Falta humildad, comprensión de su papel, dedicación a la vida mediúmnica, en fin, la mediumnidad exije del médium situaciones que lo vuelven diferentes, incluso que él quiera llevar una vida “mundana”.

Con eso no decimos que el médium tiene que ser celibato, que no pueda tomar un vino, ni jugar carnaval u otras prácticas sociales. Muy lejos de eso: esa “educación religiosa” es coercitiva, arbitraria, contraria a todo lo que es propuesto por las Leyes Divinas que respetan el tiempo de cada uno. Entre tanto, es hecho que el médium es más susceptible a las influencias espirituales y es fundamental que él eduque su facultad para conseguir encarar todo con madurez.

La “copia” mal hecha de las obras de Chico Xavier puede servir de seguridad para el intercambio del médium. Con el tiempo y la práctica, sobre todo conciliando con el estudio, el médium puede flexibilizar la forma de recibir los mensajes y con eso ser más fiel a lo que es dictado por los espíritus.

Otro punto que “pesa” en la actualidad del médium es que Chico Xavier ponía en práctica los mensajes que él recibía. Él supo beneficiarse de los mensajes, sea porque creía realmente en aquellas comunicaciones, o por que las comunicaciones calaban hondo en su intimidad, tenían sentido y si eran aplicadas auxiliarían a que él fuese un ser humano mejor.

Médium que escribe apenas para los otros no entendió su papel. Médium que es referente de una “disciplina” exterior, con preocupaciones apenas en “horarios” de intercambio y no se esfuerza para ser un fiel traductor del pensamiento de los espíritus, presta un mal servicio al movimiento espírita legando libros planos, difusos, vacios.

Siendo así, entendemos que, si los espíritus están presentes, intentando  comunicarse, abrir nuestros ojos para reflexiones y otras maneras de encarar la vida, es preciso un esfuerzo mayor para intentar comprender los aspectos del cambio, traduciendo, con fidelidad, el pensamiento del espíritu, dejando al dirigente o a los demás encarnados al análisis de la cualidad de la comunicación.

Se percibe, volviendo al texto de Herculano Pires, que la mediumnidad  exige “nuevos estudios”, y esa exigencia pasa por nuevas formas de comprender el mundo espiritual.

¿Los espíritus ofrecen apertura para el diálogo? Si sí, sería oportuno entablar nuevos cuestionamientos al respecto de los cambios que están ocurriendo en el mundo, el avance de la tecnología y como ese avance impacta en la relación de los desencarnados con los encarnados, de entre otros temas urgentes.

Todo Espíritu Superior abre oportunidad para el diálogo, al final, si él se aproximó e inició diálogo es porque hay potencial. Ese potencial exige del médium entendimiento de su papel y su papel de “pasivo” debería ocurrir apenas en el acto del trabajo de intercambio. Hay diferencia entre pasividad y rebajamiento. Espíritu que gusta de un médium rebajado no es espíritu superior. La construcción de cómo será la literatura podría ser acordada entre el espíritu y el médium, lo que ocurre en la mayoría de las veces.

Leon Tolstoi utilizó la memoria de Yvonne Pereira, cuando reencarnó en  Rusia, para facilitar la traducción de su pensamiento delante de las particulares sobre Rusia. Emmanuel llevó a Chico Xavier a la Roma Antiga.

¿Los espíritus han llevado a usted, médium, para dónde? ¿Cómo usted se ha preparado para la mediumnidad? ¿Cómo usted se ha dedicado para traducir el pensamiento de los espíritus?

Esas preguntas, respetuosas de nuestra parte, siguen el pensamiento de Léon Denis, cuando dice que el médium no tiene motivo ninguno para envanecerse, porque su papel es el de ser intermediario entre dos planos. El protagonista es el Espíritu. Y este, si fuera vanidoso, no tiene nada de superior, cabiendo al médium no dar apertura para ese tipo de influencia, que sabemos no es fácil.

Cabe siempre recordar que, aquellos médiums que escriben siguiendo una convención a semejanza de Chico Xavier, muchos trabajos son serios y dignos de ser leídos. Todavía, ni todo trabajo de un médium es bueno, así como ni todo es malo. En terminos de mediumnidad, la generalización es temeraria, como Waldehir trata en su obra sobre la “complejidad” de la mediumnidad.

Queda la provocación filosófica, en busca de que, como dice Kardec en El Libro de los Médiums, el espírita procure siempre hacer el bien, pensando heridas y ayudando al prójimo, como se ha ayudado al abrazar la Doctrina Espírita. La mediumnidad es de las facultades más sublimes que Dios concedió, cabiendo al individuo moralizarla al punto de ser un haz de luz ante la oscuridad de la transición.

Sin mediumnidad no hay Espiritismo. Sería utópico aventurar la posibilidad de un Espiritismo sin mediumnidad, solo porque su ejercicio es difícil. La idea es al contrario: cuanto más difícil el intercambio, más el médium se prepara y se libera, ayudando a liberar a los demás de las amarras de la ignorancia.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita