Especial

por Lillian Rosendo

¿El funeral es para quien queda o para quien se fue?

“Dejad a los muertos el cuidado de enterrar a sus muertos; en cuanto a ti, ve a anunciar el reino de Dios.” 1


Desde los principios amargamos a esa visitante indeseada que conduce para lejos de nosotros los afectos más amados y a veces disparamos: “Lleva al indeseado miserable o aquel crónico bandido”, mas luego leemos en el Evangelio el pensamiento general: “Si fuese un hombre de bien habría muerto”. 

Personas que en el momento son bandidos o miserables, o aquellos que están consiguiendo ser hombres y mujeres de bien, todos iremos, unos antes que otros, independentemente del tiempo de quedarse en el Planeta.

La comprensión aun limitada sobre la justicia y la bondad de Dios no posibilita al ser a pensar que lo que parece terrible en verdad puede ser algo bueno. Debido a la inmadurez espiritual, el ser no atenta para el todo, entre tanto la madurez puede ser y ciertamente será conquistada a través del esfuerzo y de actitudes que se despojen de la materialidad de la existencia terrestre, vislumbrando que hay algo mayor fuera de ella.

Todo año hay una partida considerable de espíritus que desencarnan, sin embargo este año de 2020 ha sido un marco para la partida en masa de espíritus, especialmente en el mes de mayo aquí en nuestro País 3, en consecuencia de la crisis sanitaria y por otras enfermedades. Estamos entonces teniedo un contacto mayor con esa experiencia de entristecernos por asistir a la partida de muchas personas conocidas a antecedernos en el retorno a la verdadera vida.

Un joven, queriendo seguir a Jesús, dice al Maestro que antes de seguirle tenía que ir a enterrar a su padre. El Cristo, que es todo amor, sin ceremonia le dice que dejase a los muertos el cuidado de enterrar a sus muertos y lo siguiese. La primera vez que tuve contacto con ese versículo fue en la infancia, y quedé muy impresionada, mas nadie conseguía explicarme de forma satisfactoria lo que Jesús quiso realmente enseñar. Entonces, ya que tengo acceso a la doctrina espírita, que me ayudó a entender referido pasaje, transcribo el texto a seguir:

“¿Qué pueden significar estas palabras: ‘Dejad a los muertos el cuidado de enterrar a sus muertos’? Las consideraciones precedentes muestran, en primer lugar, que, en las circunstancias en que fueron proferidas, no podía contener censura a aquel que consideraba un deber de piedad filial ir a sepultar a su padre. Tienen, no obstante, un sentido profundo, que solo el conocimiento más completo de la vida espiritual podía volver perceptible.
La vida espiritual es, en efecto, la verdadera vida, es la vida normal del Espíritu, siéndole transitoria y pasajera la existencia terrestre, especie de muerte, si es comparada al esplendor y a la actividad de la otra. El cuerpo no pasa de simple vestimenta grosera que temporalmente cubre el Espíritu, verdadera cadena que lo prende a la superficie terrena, del cual se siente él feliz en liberarse. El respeto que a los muertos se consagra no es a la materia que lo inspira; es, por el recuerdo, el Espíritu ausente quien lo infunde. Él es análogo a aquel que se dedica a los objetos que le pertenecieron, que él tocó y que las personas que le son amadas guardan como reliquias. Era eso lo que aquel hombre no podía por sí mismo comprender. Jesús lo enseña, diciendo: No te preocupes con el cuerpo, piensa antes en el Espíritu; ve a enseñar el reino de Dios; ve a decir a los hombres que la patria de ellos no es la Tierra, mas el cielo, por cuanto solamente allá transcurre la verdadera vida.” 
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Mas claro imposible y también un alivio. Es como gratificación Jesús enseña que el amor no muere.

En cada cultura que los pueblos sepultan a sus muertos a su manera.

En Alemania la preparación del cuerpo dura días o hasta semanas, hay una confraternización fúnebre con amigos y familiares en un restaurante después de la ceremonia.

En Rusia el funeral es una reunión alegre, con personas vistiendo ropas coloridas.

En Japón los funerales ocurren en casa. Es una ceremonia donde el silencio y el respeto imperan.

En Italia la confraternización es alrededor del funeral. Los funerales ocurren en casa y pueden durar hasta una semana. La intención es que todos puedan  despedirse del fallecido.

Y en Brasil, bien, todos sabemos como es. Fui a casas y capillas y en ambos observé actitudes desfavorables al momento, principalmente por la ignorancia de la vida espiritual.

La literatura espírita nos esclarece lo que ocurre en un velatorio; sabemos que la desencarnación varia de espíritu para espíritu; cuanto más materializado más tiempo el espíritu se conserva preso al envoltorio físico, mas puede ocurrir de el espíritu asista al propio entierro y oír las palabras jocosas y los comentarios infelices de las personas presentes.

Desde marzo del presente año el Ministerio de la Salud6 publicó un protocolo sobre funerales y entierros para muertes causadas por la Covid-19, debido al riesgo de contaminación, con recomendación de acomodación de no máximo 10 personas y con el necesario distanciamiento. Para las familias enlutadas, se trata de un desafio inmenso.

Uno de los casos que André Luiz, a través de la psicografia de Chico Xavier, nos trajo es el de Dimas y el comportamiento de los parientes y amigos durante el velatorio, que influenció directamente en el estado del desencarnante, perjudicándolo varias veces.

Se hace preciso en un velatorio prestar el respeto tanto al desencarnante como a sus familiares, sabiendo que él, que está partiendo para el más allá, no es el envoltorio, el cuerpo, mas sí el espíritu. Nos cabe enviarle los mejores sentimientos para su desenlace, la oración en favor de su desprendimiento y de su llegada en el plano espiritual.

Tratandose de las oraciones por quien desencarna, sigue una que retiré de la codificación kardecista7 que un médium psicografo en Burdeos, en Francia, cuando un desencarnado dentro de un cajón pasaba por su casa:

“– ¡Señor omnipotente, que tu misericordia se extienda sobre nuestros hermanos que acaban de dejar la Tierra! ¡Que tu luz brille para ellos! ¡Sácalos de las tinieblas; ábreles los ojos y los oídos! ¡Que los buenos Espíritus los cerquen y les hagan oír palabras de paz y de esperanza! Señor, aunque muy indignos, osamos implorar tu misericordiosa indulgencia para este hermano nuestro que acaba de ser llamado del exilio. Haz que su regreso sea el del hijo prodigo. Olvida, oh mí Dios, las faltas que haya cometido, para recordar solamente del bien que haya practicado. Inmutable es tu justicia, nosotros lo sabemos; mas, inmenso es tu amor. Te suplicamos que ablandes aquella, en la fuente de bondad que emana de tu seno. ¡Brille la luz para tus ojos, hermano que vienes de dejar la Tierra! ¡Que los buenos Espíritus de ti se aproximen, te cerquen y ayuden a romper las cadenas terrenas! Comprende y ve la grandeza de nuestro Señor: sométete, sin quejas, a su justicia, sin embargo, no desesperes nunca de su misericordia. ¡Hermano! ¡Que un serio retrospecto de tu pasado te abra las puertas del futuro, haciéndote percibir las faltas que dejas para trás y el trabajo cuya ejecución te incumbe para repararlas! Que Dios te perdone y que los buenos Espíritus te amparen y animen. Por ti oraran tus hermanos de la Tierra y piden que por ellos ores.”

He un modelo, lo que no significa que debamos decirla con las mismas palabras, mas sí con el mismo sentido, ya que orar por quien desencarna es también una forma de anunciar el reino de Dios.

La cuestión propuesta en el título de este texto es para usted y todos nosotros responder: ¿El funeral es para quien queda o para quien se fue?

 

Referências bibliográficas:

1 Bíblia: Lucas, 9:59-60.

2 Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o EspiritismoCap. V. IT 22Tradução de Matheus Rodrigues de Camargo. 1° edição. 40° reimpresso. Capivari. São Paulo. Editora EME. 2000.

3 Madeiro, Carlos. Com covid-19, maio se torna o mês com mais mortes na história do Brasil. Disponível em: Link-1 Acesso em 22 set.2020

4 Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o EspiritismoCap. XXIII IT 7,8Tradução de Matheus Rodrigues de Camargo. 1° edição. 40° reimpresso. Capivari. São Paulo. Editora EME. 2000.

5 Luiz, André (Espírito). Obreiros da Vida Eterna. [psicografado por] Francisco Candido Xavier. 29° edição. Rio de Janeiro. Federação Espírita Brasileira. 2004.

Ministério da Saúde publica orientações para velórios e enterros. Disponível em: Link-2  Acesso em 22 set, 2020

7 Kardec, Allan. O Evangelho Segundo o EspiritismoCap. XXVIII. IT 61Tradução de Matheus Rodrigues de Camargo. 1° edição. 40° reimpresso. Capivari. São Paulo. Editora EME. 2000.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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 Revista Semanal de Divulgação Espírita