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¿Nuestra
salvación depende de la fe, del amor o de los
dos actos? |
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Queridos
lectores, después de analizar este sencillo texto, me
posicioné por el motivo que nos lleva a la “salvación o
vida eterna en el lado derecho de Dios, que significa la
misma cosa”.
Quiero también hacer un
pedido: sea cual fuera su parecer, divulguen el referido
a sus amigos.
Notadamente, en toda la Biblia, no hay mejor síntesis
para nuestra llamada salvación de aquella descrita en el
último juicio que tendremos después de la muerte, en que
el Cristo nos habla, simbolicamente, que solamente se
sentará a la derecha de un rey aquellos que obre con
benevolencia en cuanto a su prójimo. (El Altísimo es el
monarca y los otros que con buenas acciones procedieran
junto a sus hermanos. Sean ellos quienes fueran.)[1]
Al
respecto de como debemos comportarnos, otra magnífica
enseñanza del Sublime Rabí nos es pasada a través de la Parábola
del Buen Samaritano.[2]
Para entendernos mejor,
veamos un trecho de esta:
“Jesús,
prosiguiendo, dice: Un hombre descendia de Jerusalén a
Jericó, y cayó en las manos de asaltadores, los cuales
lo despojaron y lo golpearon, se retiraron, dejándolo
medio muerto. Casualmente, descendía por el mismo camino
cierto sacerdote; y viéndolo, pasó de largo. De igual
modo también un levita llegó a aquel lugar, lo vio, y
pasó de largo. Mas un samaritano, que iba de viaje,
llegó cerca de él y, viéndolo, se llenó de compasión.” [3]
El primer hombre, el
sacerdote, representa a los que se dicen delegados de
Dios en la Tierra, conduciendo sus rebaños en las
iglesias, pero no aplican en el día a día lo que
predican en los templos; son líderes religiosos solo de
palabras.
El segundo, el levita, como
igualmente el anterior, era profundo conocedor del
Pentateuco Mosaico, responsable por la lectura de los
textos bíblicos en los cultos y, aunque fuese gran
entendido en la Ley y en las Escrituras Judaicas,
tampoco no observó a aquel que estaba caído. Así como
varios de nosotros que vamos desenvolviendo y acumulando
mucho conocimiento, al punto de enseñar y pasar para los
otros; con todo, quedamos apenas en la teoría.
Ya el tercero, el
samaritano, representa a aquel que practica una religión
considerada condenable por algunos, pero que, incluso
sin conocer a su prójimo, acudió a aquel que estaba
caído en el camino y lo ayudó.
Vale decir
que Jesús pregunta quién fue el prójimo de este y le es
respondido que el tercero. Delante de tal lógica
implacable, no resta al Cristo sino concordar con la
respuesta.[4]
Podemos concluir que el
Divino Jardinero quiso decir en la parábola que muchos
de los que son considerados de mala vida, porque no
siguen el convencionalismo de las creencias
tradicionales, son mejores que los dos primeros. A fin
de cuentas, no se basan en la fe o en las letras
sagradas. Mas se muestran legitimamente buenos. Estos
realmente aman a su prójimo, indistintamente de quien
sea.
El Príncipe de la Paz basó
sus enseñanzas en el amor fraternal y en la humildad.
Jesus nos
narra que serán virtuosos los que fueran pobres por el
Espíritu,[5] puros
de corazón,[6] blandos,
pacíficos y misericordiosos.[7]
Instruyéndonos acerca del Mandamiento Mayor,[8] el
escritor Eliseu Rigonatti nos dice:
“EL GRAN MANDAMIENTO
34 Mas los fariseos, cuando oyeron que Jesús había hecho
callar la boca a los saduceos, se juntaron en consejo.
35 Y uno de ellos, que era doctor de la ley, tentándolo,
le preguntó:
36 Maestro, ¿cual es el gran mandamiento de la ley?
37 Jesús le dice: Amarás al Señor tu Dios, de todo tu
corazón, y de toda tu alma, y de todo tu entendimiento.
38 Este es el máximo y el primer mandamiento.
39 Y el segundo, semejante a este, es: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los
profetas.
Jesús sustituyó el Decálogo, esto es, los diez
mandamientos de Moisés, por los dos simples y explícitos
mandamientos de arriba.
Quien ama a Dios sobre todas las cosas, presta culto en
espíritu y verdad únicamente a él, que es nuestro Padre,
no adorando imágenes de cualquier especie, y respetando
su sagrado nombre. Santifica no solamente uno de los
días de la semana, sino todos los días, todas las horas
y todos los minutos, por medio de un vivir recto y
digno.
Quien ama
al prójimo como a sí mismo, honra a su padre y a su
madre, no mata, no comete adulterio, no levanta falso
testimonio, y no codicia cosa alguna de quien quiera que
sea. Tenía pues razón Jesús, al enseñar al fariseo
orgulloso y tentador, que amar a Dios sobre todas las
cosas y al prójimo como a sí mismo, es un mandamiento
que resume admirablemente toda la ley de Moisés y tudo
lo que dijeron los profetas.”[9]
Debemos
hacer a los otros lo mismo que nos gustaría que a
nosotros fuese hecho.[10]
Amar a los
enemigos[11] y
perdonar indefinidamente.[12]
Practicar
el bien sin ostentación.[13]
Juzgarnos
primero, antes y en vez de hacerlo a los otros.[14]
El Divino Nazareno, nos
muestra en sus palabras, que el amor, es una condición
esencial para que obtengamos grandes venturas.
Pablo
demuestra que comprendió exactamente las palabras del
Cristo, al afirmar que incluso si él hablase con los
ángeles, si conociese toda la ciencia, si consiguiese
transportar las montañas, si repartiese sus bienes o
fuese quemado; cambiando en pequeños: si todo hiciese,
mas no tuviese el amor dentro de sí, no adelantaría
nada.[15] Y
concluye revelándonos que el amor es superior a la tan
propagada fe e incluso a la esperanza.[16]
Así, deducimos
tranquilamente que nuestra llamada salvación, fácilmente
puede ser alcanzada.
Esta depende únicamente de
nosotros, bastando que los actos que hicimos se basen
exclusivamente por el sentimiento amoroso que nutrirmos
en relación a nuestro semejante.
De acuerdo
con el Excelso Maestro, seremos juzgados según nuestras
obras.[17]
¿Ustedes piensan que existió
alguien mayor que él?
Muchas personas se preocupan
demasiado con su "salvación", basándose en escritos
bíblicos que fueron hechos para los Hebreos, donde Dios
era rencoroso, cruel, vengativo y sanguinario.
¡Jesús vino a mostrarnos que
el Padre Altísimo es Soberanamente Justo y Bueno!
Si, en vez de creer
ciegamente en aquello que los líderes religiosos hablan
las personas fuesen verdaderamente buenas, como también
estudiasen la llamada Palabra de Dios a fondo, verían
que la Biblia nos habla que recibiremos según nuestras
obras.
Pablo de
Tarso, entendió bien esas palabras del Divino Maestro
cuando dice: "Porque todos debemos comparecer ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo
que hubiera hecho por medio del cuerpo, o bien, o mal".[18]
Con ese relato, Pablo
ratifica las palabras del Querido Maestro.
¡Jesús que ciertamente es El
Médico de hombres y de almas, también es el detentor de
la verdad!
No es a
tontas que el apóstol Juan en su Evangelio, reproduce
las palabras del Amado Rabi que habla: "y conoceréis la
verdad, y la verdad os liberará".[19]
Visto todo eso, podemos
concluir que el hecho de ser o no "salvados" (como dicen
algunos) depende únicamente de observar atentamente
nuestros sentimentos, nuestros pensamientos, nuestras
palabras y nuestras acciones, pues es por medio de esas
obras que pondremos en práctica el amor al prójimo como
a nosotros mismos. ¡Al final, se hace menester que
evolucionemos y para tal es preciso que ejecutemos el
bien siempre!
Vean como la historieta de
abajo, contradice enormemente las enseñanzas del
Maestro:
“Imaginemos: un individuo, durante toda la vida, roba,
viola, mata, no respeta a nadie, ahí cuando está viejo,
se arrepiente, pasa a frecuentar asiduamente una
religión y muere de repente dentro de la iglesia
cogiendo la Biblia.”
¡Listo! Según unos, su
espíritu va directo para el cielo. Los crímenes que
cometió antes no serán considerados.
En ese
momento, los que quedan, olvidándose de lo dicho de
Jesús que habló: "En verdad te digo que de manera
ninguna saldrás de allí mientras no pagues hasta el
último centil."[20]
Es un absurdo encontrar que
la "fe es más importante que las obras".
¿Los que piensan así se
basan dónde?
¡En la Biblia no es!
Ni siquiera se acuerdan de
Santiago que dice:
¿ "Mis
hermanos, qué aprovecha si alguién dijera que tiene fe,
y no tuviera obras”? ¿Por ventura la fe puede salvarlo?
Así también la fe, si no tuviera obras, es muerta en sí
misma. Pero dirá alguién: Tu tienes la fe, y yo tengo
las obras; me muestras tu fe sin tus obras, y yo te
mostraré mi fe por mis obras. Mas, el hombre vano, ¿quieres
tú saber que la fe sin obras está muerta? Ved entonces
que el hombre es justificado por las obras, y no por la
fe. Porque, así como el cuerpo sin el espíritu está
muerto, la fe sin obras está muerta. "[21]
¿Quién está seguro? Jesús,
Pablo de Tarso y Santiago o los que dicen que la fe es
mayor que las obras?
Preguntamos también: "¿qué
sería más agradable a Dios?" ¿El arrepentimiento de un
hijo visto su gran fe o que esa persona hubiese hecho
buenas obras durante su vida entera?
¡Tenemos certeza de que El
Creador escogería la segunda opción!
Reparemos también que el
Sublime Nazareno no dice: "a cada uno según su fe".
Sabemos que es mucho más
fácil seguir a los que no tienen compromiso, a los que
piensan en el mañana; incluso que este esté lejísimo.
Terminaremos este escrito, con la celebre y verdadera
frase de Allan Kardec que dice: “FUERA DE LA CARIDAD NO
HAY SALVACIÓN.”[22]
[9] E.
RIGONATTI, O Evangelho dos Humildes, FEB.
Cap. 22.
[21] Tiago
2,14.17-18.20.24.26.
[22] A,
KARDEC. O Evangelho Segundo o Espiritismo, cap.
15.
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com
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