Tema: Gratitud y felicidad
Joana y sus compañías
Érase una vez una niña llamada Joana. Un día conoció a
una amiga y comenzaron a andar siempre juntas.
Esa amiga era Queja, que siempre daba su opinión, aunque
fuera desagradable. Todo el tiempo señalaba lo que no le
gustaba, criticaba las cosas, sin importarle nada.
Joana en poco tiempo se acostumbró a la manera de ser de
Queja y pronto empezaron a actuar igualitas.
Joana incluso estaba satisfecha de ser así. Ella y su
mejor amiga Queja reclamaban por todo.
Pero sucedió que, cuando ya eran muy íntimas, Queja le
presentó a Joana otra amiga, llamada Tristeza. A Joana
no le gustó mucho esa nueva amistad, pues se sentía mal
cerca de ella, pero Queja insistió en tener a Tristeza
cerca, explicando que eran viejas compañeras.
Como Joana no quería perder a Queja, pasó a tener que
andar con Tristeza también, para arriba y para abajo.
Joana y su mejor amiga Queja continuaron reclamando por
todo:
“¡Qué pesado tener que ir al colegio!”
“¿Solo tengo esto para el almuerzo? ¡No quiero comer
nada de esto!”
“Toda mi ropa es fea.”
“¡No me gusta este regalo! ¡Yo quería que me regalen un
buen celular!”
Y después de que las dos reclamaban, venía Tristeza y
confirmaba:
“¡Exacto! ¡Todo está mal en tu vida, Joana! ¡No hay
forma! ¡Nada va a estar bien!”
Eso hacía que Joana se sintiera muy mal, creyendo en
Tristeza y quedándose cada vez más infeliz.
La permanencia de Tristeza junto a la niña era muy
desagradable y se hizo cada vez más grande. Joana ya no
veía belleza en nada.
Pero un día Joana se cansó de tanta tristeza y decidió
acabar con esa situación. Decidió terminar su amistad
con Queja y esforzarse por mantenerse lejos de ella.
Joana decidió buscar otra compañía y encontró una nueva
amiga, muy genial, bien diferente a la anterior, llamada
Gratitud.
Con Gratitud, Joana aprendió cosas nuevas. Pasó
a darse cuenta de cuántas cosas buenas
tenía. Con
su nueva compañía, Joana vivía diciendo:
“¡Me alegro de tener una casa, tengo el colegio, tengo
salud, tengo una familia!”
“¡Qué buena comida, que mata mi hambre y me hace bien!”
“¡Qué bueno que tengo una cama limpiecita y cómoda para
dormir!”
“¡Gracias, mamá! ¡Gracias, papá! ¡Gracias, Dios mío!”
Después de un tiempo, cuando la niña ya estaba muy
habituada a andar con Gratitud, esta le presentó a una
amiga muy querida y dijo que ellas eran muy cercanas. Su
nombre era Felicidad.
A Joana le gustó mucho conocer a Felicidad. Al lado de
ella se sentía muy bien.
Felicidad vivía diciendo cosas como:
“Eres muy bendecida. Eres muy cuidada y amada.”
“Todo va a salir bien, tienes muchos recursos.”
“Eso no es un problema tan grande, si esto no es bueno,
muchas otras cosas lo son.”
“Tu vida es grandiosa.”
Joana se dio cuenta de que ahora había escogido a las
compañías adecuadas. Cuando Queja quería acercarse, ella
la apartaba con fuerza y pronto llamaba a Gratitud para
quedarse a su lado.
Y fue así como Joana logró ser siempre muy feliz.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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