|
El Espiritismo aun no tiene punto
final |
|
“El espírita esclarecido repele ese entusiasmo ciego,
observa con frialdad y calma, y, así, evita ser víctima
de ilusiones y mistificaciones.” (ALLAN KARDEC)
En el medio espírita encontramos compañeros que ven las
obras de la Codificación Espírita, que Allan Kardec
(1804-1869) publicó, como conteniendo todo sobre el
Espiritismo, para ellos es como si el Maestro de Lyon ya
le hubiese colocado un punto final, por tanto, nada más
habría de ser añadido.
Amigos de la Asociación
de Divulgadores del Espiritismo de São Paulo nos
informan ([1])
que, en la “Investigación para Espíritas 2019”,
emprendida por el compañero Ivan Franzolim, 81,5% de los
presentes dijeron que el Espiritismo tiene todas las
explicaciones sobre el espíritu, reencarnación y las
Leyes Naturales, por tanto, la situación es bien más
grave de lo que, inicialmente, pensabámos.
Esa visión superficial, que evidencia tener poco
conocimiento doctrinario, es fácilmente derrumbada con
algunas consideraciones hechas por el Codificador, a lo
largo de sus obras. Vamos a mencionar algunas de ellas
por orden cronológico.
1) El
Libro de los Médiums, enero de 1861:
[…] Más allá de eso, muchas
personas piensan que El Libro de los Espíritus agotó
la serie de las preguntas de moral y filosofía. Es un
error. Por eso juzgamos útil indicar la fuente de la
cual se puede coger asuntos de estudio, por así decir
ilimitados. ([2])
(resalte nuestro)
Las fuentes a que se refiere Allan Kardec son los
Espíritus Superiores y los vulgares, aquí en el sentido
de comunes, con los cuales aun tenemos mucho que
aprender.
2)Revista Espírita 1864, mes de abril:
Los Espíritus superiores proceden,
en sus revelaciones, con una extrema sabiduría; no
abordan las grandes cuestiones de la Doctrina sino
gradualmente, a medida que la inteligencia está apta
para comprender las verdades de orden más elevado, y
que las circunstancias son propicias para la emisión de
una idea nueva. Es por eso que, desde el comienzo, no
dijeron todo, y aun no dijeron todo hoy, no cediendo
jamás a la impaciencia de las personas muy apresuradas,
que quieren coger los frutos antes de su madurez. […]. ([3])
(resalte nuestro)
3)Revista Espírita 1865, mes de febrero
(de las primeras transcripciones) y mes de octubre
(última transcripción):
Mas, se diría, al lado de estos hechos [refiriéndose a
las manifestaciones espíritas] tenéis una teoría, una
doctrina; ¿quién os dice que esa teoría no sufrirá
variaciones; que la de hoy será la misma en algunos
años?
Sin duda, ella puede sufrir modificaciones en sus
detalles, en consecuencia de nuevas observaciones. Más
estando el principio en adelante adquirido, no puede
variar y aun menos ser anulado; ahí está lo esencial.
Desde Copérnico y Galileo, se calculó mejor el
movimiento de la Tierra y de los astros, más el hecho
del movimiento permaneció con el principio. [4] (resalte
nuestro)
[…] Las lagunas que la
teoría actual puede aun cerrarse se llenarán del mismo
modo. El Espiritismo está lejos de haber dicho la
última palabra, en cuanto a sus consecuencias, mas es
inquebrantable en su base, porque esta base se asienta
sobre los hechos. ([5])
(resalte nuestro)
[…] Esa enseñanza no
está aun completa, y no se debe considerar lo que dirán
hasta este día sino como los primeros grados de la
ciencia; se puede compararlo a las cuatro reglas por
relación a los matemáticos, y no estamos en el aun sino
en las ecuaciones del primer grado; es porque muchas
personas no le comprenden aun ni la importancia ni el
alcance. […]. [6] (resalte
nuestro)
4)Revista Espírita 1866, mes de julio:
El Libro de los Espíritus no
es un tratado completo del Espiritismo;
no hace sino colocarle las bases y los puntos
fundamentales, que deben sí desenvolver sucesivamente
por el estudio y por la observación. [7] (resalte
nuestro)
5)Revista Espírita 1867, mes de abril:
[…] El Espiritismo no
dice aun su última palabra, muy lejos de eso, no más
sobre las cosas físicas que sobre las cosas espirituales.
Muchos de los descubrimientos serán el fruto de
observaciones ulteriores. El Espiritismo no hizo, de
alguna suerte, hasta el presente, sino colocar los
primeros escalones de una ciencia cuya importancia es
desconocida. Con la ayuda de lo que ya descubrió, el
abre aquellos que vendrán después de nosotros el camino
de las investigaciones en un orden especial de ideas. No
procede sino por observaciones y deduciones. Si un hecho
es constatado, se dice que el debe tener una causa, y
que esta causa no puede ser sino natural, y entonces el
la busca. En la falta de una demostración categórica,
puede dar una hipótesis, más hasta la confirmación, no
la da sino como hipótesis, y no como verdad absoluta.
[…]. ([8])
(resalte nuestro)
6)La Genésis, publicada en enero de 1868:
Más de eso, se debe señalar que, en ninguna parte la
enseñanza espírita fue dada de manera completa.
Abarca una cantidad tan grande de observaciones, de
asuntos tan diversos, que requieren conocimientos y
aptitudes mediúmnicas especiales, de modo que sería
imposible estar reunidas en el mismo punto todas las
condiciones necesarias. […].
De ese modo, la
revelación es hecha parcialmente, en diversos lugares y
por una multitud de intermediarios. De esa manera,
prosigue aun ahora, ya que no todo fue revelado.
[…]. [9] (resalte
nuestro)
[…] Avanzando con
el progreso, el Espiritismo jamás será superado, pues,
si nuevos descubrimientos demostraran estar en error en
un determinado punto, el se modificará sobre ese punto.
Si una nueva verdad se revela, el la aceptará. [10] (cursiva
del original, resalte nuestro)
7) Revista Espírita 1868, mes de
diciembre:
Si bien que el
Espiritismo no haya dicho aun su última palabra sobre
todos los puntos, el se aproxima a su complemento, y el
momento no está lejos en que le será necesario dar una
base fuerte y duradera, susceptible, no obstante, de
recibir todos los desenvolvimientos que las
circunstancias ulteriores comportaran, y dando toda
seguridad a aquellos que se preguntan quién le tomará
las riendas después de nosotros. [11] (resalte
nuestro)
El programa de la Doctrina no será, pues, invariable
sino sobre los principios pasados al estado de verdades
constatadas;
para los otros, ella no los admitirá, como siempre lo
hizo, sino a título de hipótesis hasta la
confirmación. Si le fuera demonstrado que ella está
en el error sobre un punto, ella se modificará sobre ese
punto. [12] (resalte
nuestro)
Observe, querido lector, que cerca de cuatro meses antes
de desencarnar Allan Kardec aun afirmaba que el
Espiritismo no estaba completo, que podría “recibir
todos los desenvolvimentos que las circunstancias
ulteriores comportaran.”
En Después de la Muerte, de autoria de
Léon Denis (1846-2027), encontramos un párrafo que
corrobora todo eso:
La doctrina de Allan Kardec,
nacida – no sería demás repetirlo, de la observación
metódica, la experiencia rigurosa, no puede tornarse
un sistema definitivo, inmutable, fuera y arriba de las
futuras conquistas de la Ciencia. Resultado
combinado de los conocimientos de dos mundos, de dos
humanidades penetrándose una en la otra, pero que son
todas dos imperfectas y todas dos en marcha para la
verdad y para lo desconocido, la Doctrina de los
espíritus se transforma, incesantemente, por el trabajo
y el progreso y, aunque superior a todos los sistemas, a
todas las filosofías del pasado, permanece abierta a las
rectificaciones, a los esclarecimientos del futuro. [13] (resalte
nuestro)
Ese argumento de Léon Denis fue para nosotros una gran
sorpresa, una vez que demuestra que desde 1889, fecha de
la publicación de la obra, ya tenemos la alerta para no
tener el Espiritismo como producto listo y acabado.
Presumimos que queda bien claro, para todos nosotros,
que no debemos y no podemos cerrar la Codificación de
forma a tenerse como punto doctrinario solamente lo que
allá consta, pues obrando así no seguiremos las
orientaciones de Allan Kardec, y también nos estaremos
comportando tal y cual los cristianos tradicionales que
cerraron la revelación divina a lo que consta en la
Biblia, incluso delante de la claridad de esta hablar de
Jesús: “Tengo aun mucho que deciros, más no podeis
ahora soportar. Cuando viniera el Espírito de Verdad, el
os conducirá a la verdad plena, […].” (Juan
16,12-13)
Tenemos plena convicción de que los estudiosos espíritas
saben que para aceptar algo nuevo debemos seguir la
orientación de Allan Kardec en cuanto a pasar todo por
la criba de la concordancia universal, conforme se puede
desprender del artículo Control Universal de la
Enseñanza de los Espíritus, publicado en la Revista
Espírita 1864:
[…] las instrucciones
dadas por los Espíritus sobre los puntos de la Doctrina
no aclarados aun, no podrían hacer ley, en cuanto
estuviesen aislados; que ellas no deben, por
consecuencia ser aceptadas sino bajo todas las reservas
y a título de información. ([14])
(resalte nuestro)
La opinión universal, he ahí, pues, el juez supremo,
aquel que decide en última instancia;
ella se forma de todas las opiniones individuales; si
una de ellas es verdadera, no tiene sino su peso
relativo en la balanza; si es falsa, no se puede imponer
sobre todas las otras. En ese inmenso concurso, las
individualidades se apagan, y está ahí un nuevo fracaso
para el orgullo humano. ([15])
(resalte nuestro)
Para efectos didácticos podemos resumir el Control
Universal de la Enseñanza de los Espíritus – CUEE en
tres puntos fundamentales, que son:
1º control: el de la
lógica y de la razón ([16]);
2º control: el de la
unanimidad de opinión de la mayoría de los Espíritus ([17]);
3º control: concordancia
de las revelaciones hechas espontáneamente por un gran
número de médiums, extraños unos a los otros y en
diversos países ([18]).
Así, si somos partidarios del buen sentido y de la
lógica, debemos tener la mente abierta para nuevas
revelaciones, obviamente, sin apartarnos del
indispensable criterio de evaluación ofrecido por Allan
Kardec como base para considerarse algo como nuevo
principio doctrinario, cual sea, o de todo pasar por la
criba del Control Universal de la Enseñanza de los
Espíritus.
En El Espíritu y el Tiempo, José Herculano
Pires (1914-1979), detalla de una forma diferente los
puntos del Control Universal que deben ser observados en
nuevas revelaciones:
[…] Es bueno recordar la regla del “consenso
universal”, según la cual ningún espíritu o
criatura humana dispone, solos, por sí mismos, de
recursos y conocimientos para hacernos revelaciones
personales. Ese tipo de revelaciones individuales
pertenece al pasado, a los tiempos anteriores al
advenimiento de la Doctrina. Una nueva enseñanza, la
revelación de una “verdad nueva” depende de las
exigencias doctrinarias de:
a) Concordancia universal de manifestaciones al
respecto;
b) Concordancia de la cuestión con los principios
básicos de la Doctrina;
c) Concordancia con los principios culturales del estado
de conocimiento alcanzado por nuestro mundo;
d) Concordancia con los
principios racionales, lógicos y logísticos de nuestro
tiempo. [19] (resalte
nuestro)
No podemos dejar de tener en cuenta nuevas revelaciones,
hasta incluso porque, como vimos, el propio Jesús dice a
sus discípulos: “Aun tengo mucho que deciros; más
vosotros no lo podéis soportar ahora.” (Juan 16,12),
con eso sabemos que la revelación divina es
esencialmente progresiva. Luego el Espiritismo no debe
ser incluso considerado una revelación que contiene
punto final, pues, ciertamente, habrá otras revelaciones
que, en el tiempo y en el espacio, serán compatibles con
el progreso conquistado por la humanidad.