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Ciencia, Religión y Espiritismo |
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A
partir de la constitución de un campo de conocimiento
denominado Ciencia, sus conflictos con la Religión,
sobre la vida y el universo, se vuelven frecuentes y
compartidos ahora más, ahora menos, por parte del mundo
letrado. Esos embates no siempre ocurrieron de forma
pacífica incluso cuando, por precaución, algunos
científicos hacían pública su fidelidad a las
autoridades religiosas. La historia registra varios
casos emblemáticos, con todo, seleccionamos apenas dos,
considerando: (a) la importancia de las cuestiones
envueltas; (b) la duración temporal de los conflictos;
(c) y deshecho en largo plazo de los resultados de las
posiciones de la Ciencia y de la Religión. Pretendemos
presentar así, un paralelo entre esos casos, con los
embates también vividos cuando la presentación de las
ideas espíritas por Allan Kardec.
1. Geocentrismo versus Heliocentrismo. Al
principio, la divergencia ocurrió en el ámbito de la
Ciencia, una vez que el primer paradigma entró en
contradicción con nuevos descubrimientos, que ya no más
podrían ser contestados. Esa crisis de posiciones
explicativas se prolongó y fortaleció una nueva
Astronomía, con el Sol en el centro del sistema. La
localización de la Tierra en la posición central del
cosmo conocido, formaba parte del sistema elaborado por
Claudio Ptolomeo, filósofo y matemático griego (90 a 100
a/C). Su obra principal, conocida por Almagesto, es
considerada “el más valioso conocimiento astronómico
de la época”(1). En ese tratado, hartamente
ilustrado, Ptolomeo situó la Tierra inmovible en el
centro del cosmo, teniendo el Sol y la Luna a
circundarla. El geocentrismo, en gran parte basado en
Aristóteles, constituyó uno de los primeros “mapas” del
cosmo elaborado en la Astronomía(2). Por
extensión, ofreció recurso para la consolidación de la
Teología Cristiana sobre la creación del hombre a parte
de los demás organismos, su destino, pecado original,
paraíso, purgatorio, espacio de los ángeles en los
varios cielos etc., etc. Algunas de las ilustraciones
del Almagesto sobre la posición de la Tierra y la
teología subsecuente, en gran parte poblaron el
imaginario popular, considerando que el Sol es percibido
surgiendo en el horizonte, “recorrer una extensión hasta
mostrarse al zenit para, entonces, declinarse en el
lado opuesto”. El heliocentrismo, sistema iniciado por
Nicolas Copérnico, recibió la contribución de otros
investigadores como Tycho Brahe, Giordano Bruno,
Johannes Kepler y Galileo Galilei, que contribuyeron en
su consolidación. Es interesante recordar que Copérnico
era canónigo y dudó mucho en publicar su obra Las
revoluciones, cuya primera impresión ocurrió en el
día de su muerte(3). El hecho es que la
iglesia demoró a opornerse al nuevo paradigma, lo que
solo ocurrió en 1616. Todavía, la reacción clerical se
hizo contra Galileo, condenado por la inquisición a
prisión perpetua, amenizada posteriormente por reclusión
domiciliaria. Ese conflicto, que perduró mucho tiempo,
tiene un valor histórico importante en la búsqueda de la
verdad.
2. La teoría de la evolución. Darwin, el autor de
“El Origen de las especies” tuvo fuertes uniones
con la iglesia anglicana. Familiares, principalmente su
padre, lo presionaron para seguir la carrera
eclesiástica. Entre tanto, lo que determinó de hecho su
destino como científico fue una invitación inesperada
para un largo viaje en el navío Beagle, una embarcación
de su majestad, equipado para investigar. El viaje, una
vuelta al mundo, permitió a Darwin una oportunidad ímpar
de observación, colección de espécimenes de la flora,
fauna y también de fósiles. Todavía, no hay evidencias
de que, en ese periodo, él ya estuviese pensando en el
proceso de la transformación de las especies(4).
Solamente después de su llegada, describiendo,
clasificando y categorizando todo el acervo obtenido,
fue que, al poco, la idea de la transformación continua
comenzó a volverse evidente. Darwin(5) era un
observador disciplinado, paciente y cauteloso en las
inducciones. Había, en la época, un clima propicio para
una amplia teoría de la evolución. Varios científicos no
aceptaban que los seres vivos fuesen apenas los
descritos en la Biblia. La estimación de la edad de la
Tierra también era cuestionada y, más allá de todo, los
fósiles traían informaciones que no podían ser
ignoradas. De cualquier manera, incluso con gran apoyo
de científicos notables, Darwin demoró mucho tiempo para
publicar El origens de las especies, hasta
recibir de un joven investigador, Alfred Russell
Wallace, en 1858(6), un informe con contenido
semejante al que había preparado. Según Browne(7)
a partir de ahí, presionado por colegas y amigos
resolvió por publicar “El origen de las especies”,
donde el término evolución fue omitido. Hubo una
reacción notable, en términos editoriales, habiendo la
primera edición agotada en el mismo día del lanzamiento.
El tema despertó a la sociedad londinense, con todo las
objecciones vinieron tanto de religiosos, como de
algunos investigadores. A partir de ahí Darwin, incluso
bastante enfermo, no dejó de responder por escrito a sus
críticos, sin embargo evitaba los debates. En cuanto a
estos, el biólogo Thomas Huxley (1825-1895) hacía
cuestión de participar. Un debate que fue famoso ocurrió
entre Huxley y el obispo Samuel Owen, en el Museo de
Historia Natural, bajo el patrocinio de la Sociedad
Británica para el Progreso de la Ciencia en Oxford(8,
p.103). En un momento dado, el obispo habría
provocado al biólogo: “¿El señor es pariente de un
macaco por parte de su abuelo o de su abuela? Huxley
habría respondido: “Preferiría tener un misero macaco
como abuelo que un hombre que introduce la burla en una
importante discusión científica”. Incluso con todos
esos desacuerdos con los prelados, Darwin fue enterrado
con todas las honras en la Abadía de Westminster, en
Londres, lugar reservado para grandes personajes
históricos. Ya en el siglo siguiente la teoría de la
evolución de Darwin, gracias a los nuevos
descubrimientos, especialmente venidos de la genética y
paleontología pasó por enormes transformaciones,
manteniendo, con todo, la premisa inicial de retirar del
hombre el privilegio de criatura especial, semejante a
lo que el heliocentrismo hizo con nuestro planeta. Como
la teoría de la evolución de Darwin, y su actualización
posterior a partir de mediados del siglo 19, niega la
versión bíblica de la historia del mundo y de la
aparición del hombre en el planeta, un movimiento
religioso, denominado fundamentalismo, se inició en los
Estados Unidos y se esparció, notadamente por occidente.
Ese movimiento pretende un retorno a las creencias,
tales como aparecen en la biblia, sin concepciones
interpretativas. En la actualidad, ahora de manera más
explicita, la controversia entre evolucionismo y
creacionismo gana gran visibilidad, observándose que
muchos descubrimientos científicos son negados, como la
edad de la Tierra, la existencia de especies
pre-diluvianos etc.
3. Teorías espíritas y Allan Kardec. Los
fenómenos espíritas son tan antiguos como la presencia
del hombre en el planeta. Los contactos con tales
fenómenos llevaron a diferentes creencias que, de alguna
manera, influenciaron la vida y costumbres. Son varias
las teorías espíritas, algunas de las cuales basadas por
investigaciones empíricas. En resumen, algunos de los
temas se refieren a: (a) existencia previa del espíritu
al cuerpo; (b) pluralidad de las encarnaciones (o
reencarnaciones); (c) habitabilidad de muchos orbes del
cosmo; (d) comunicabilidad entre desencarnados y
encarnados; (e) evolución espiritual continua. Algunos
de esos temas son, originalmente, anteriores al
Espiritismo, por ejemplo, la reencarnación. Entre tanto
la doctrina espírita tiene una visión propia sobre ellas.
En el caso de la reencarnación, las antiguas doctrinas
establecían que el retorno de un espíritu a un nuevo
cuerpo físico tenía, como fin, el castigo de faltas en
vidas anteriores. Además de negar la reencarnación como
instrumento punitivo, en los propuestos kardecistas, el
espíritu no retroacciona evolutivamente, por tanto no
puede reencarnar en cuerpos de animales, como supone el
judaísmo(8). Con base en la definición actual
de Ciencia, el Espiritismo no puede ser entendido como
una de ellas, por ejemplo, Biología, Física, Química,
Psicología, Sociología y otras, incluso considerando que
muchos de los fenómenos espíritas hayan sido objeto de
investigación científica. Por ejemplo, apariciones
tangibles fueron estudiadas por William Crookes, físico
inglés y miembro de la Sociedad Real de Ciencia(9).
La reencarnación también viene siendo objeto de
investigaciones descriptivas(10).con
metodología científica.
Allan Kardec(11) se interesó por el contacto
con el mundo espiritual cuando percibió que los
fenómenos denominados como “mesas giratorias” eran
dirigidos por inteligencias que se auto denominaban
espíritus. Los contenidos traídos por tales entidades,
espontáneamente o en atendimiento a las evocaciones
hechas, fueron diversificándose y favoreciendo una
selección en relación a los temas. Kardec percibió que
se le abría un mundo nuevo y que precisaba de un método
investigativo para mejor comprenderlo. El método que
creó establecía que: (a) el aceptar de una información
nueva solamente podría ocurrir si la misma coincidiese
en su contenido con las de varios espíritus, por medio
de diferentes médiums, en diferentes lugares; (b) todas
las informaciones provenidas de los espíritus, deberían
ser sometidas a un análisis racional cuidadoso, pudiendo
permanecer aguardando el momento adecuado para su
aceptación, independientemente de sus múltiples
procedencias. Kardec mantuvo un contacto regular con el
mundo espiritual durante varios años, aplicando ese
método. En esa jornada, publicó varios libros que se
hicieron conocidos como obras básicas, fundó una
sociedad espírita, creó un periódico mensual, la Revista
Espírita, respondía personalmente toda la
correspondencia recibida y realizó viajes atendiendo
invitaciones de orientaciones a los nuevos grupos
espíritas. Aunque haya seleccionado preguntas, ordenado
y categorizado las respuestas y los mensajes provenidos
del mundo espiritual, Kardec no fue simplemente un
organizador de las publicaciones, tarea, sin duda, de
las más importantes. Su trabajo fue más allá. Y en ese
sentido, nos mueve el interés de resaltar que la
designación de codificador del Espiritismo no se adecua
enteramente a las actividades de que él se ocupó. Aunque
eso no sea novedad, recordamos que el término
codificador del Espiritismo sugiere actividades de
reunir en códigos, normas o leyes, en el caso espírita,
organizar un conjunto esparcido de informaciones de
carácter transcendental, clasificándolas y
categorizando. Entre tanto, a menudo su quehacer
superaba lo que esa denominación comunica, incluyendo :
(a) análisis y clasificación temática de las
informaciones (mensajes) traídos por los espíritus; (b)
elaboración de nuevas preguntas, presentándolas a los
espíritus en sesiones con diferentes médiums: (c)
confrontación de posibles distorsiones de espíritus
informantes y compañeros de estudios; (d) creación de
método de investigación para análisis de los mensajes de
los espíritus, conforme es presentado; (e) elaboración
de textos de síntesis temática como, “Libro de los
Espíritus, “El Libro de los Médiums“; El Evangelio Según
El Espiritismo, “ El cielo y el infierno” “La Génesis”
“Qué es Espiritismo”, (f) organización de la
Sociedad Espírita de París; (g) lanzamiento y dirección
de la Revista de Estudios Espíritas etc. Los productos
en términos de los libros, la colección de la Revista
Espírita y principalmente su modus operandi,
aproximan sus actividades a las de un investigador de la
Antropología, aun no establecida en la época como
Ciencia, o de la Sociología y de la Psicología. Camille
Flammarion, en un discurso en la ceremonia fúnebre de
Allan Kardec, realza su actuación en el ámbito de la
investigación, denominándolo de “El buen sentido
encarnado”(12). Conviene recordar que el
periódico de divulgación del Espiritismo, fundado por
Kardec en París, recibió la denominación de: Revista
Espírita: Periódico de Estudios Psicológicos.
Con alguna semejanza a la saga de los demás
investigadores aquí relacionados, Kardec inicialmente
tuvo poco apoyo, solamente recibiendo colaboración más
directa después de la formación de la Sociedad Espírita
y la creación de la Revista Espírita. También como
Copérnico y Darwin, los dos investigadores citados, las
producciones escritas fueron duramente contestadas por
el clero. Aunque en la época de la aparición del
Espiritismo no más se justificase una reacción clerical
más allá de los límites de la discusión doctrinaria.
Algunos clérigos, entre tanto, adoptaron posiciones nada
amistosas y obras espíritas enviadas por Allan Kardec
para Barcelona, fueron quemadas en una plaza pública,
pasando para la historia como “Auto de fe de Barcelona”.
A guisa de conclusión
Dos grandes premisas del Espiritismo nos remiten a
Copérnico y a Darwin. La primera se relaciona a la
comprensión del Sol, como estrella que agrega otros
planetas en su sistema, entre esos la Tierra. El nuevo
mapa del cosmo en la época, y los desdoblamientos que se
seguirán, servirán de base para que la teoría espírita
sobre la habitabilidad en diferentes mundos fuese
aceptable. Ya en la época, astrónomos de posición
respetables como, por ejemplo, Camille Flammarion,
defendían la teoría de la pluralidad de los mundos
habitados(13). Esa concordancia sobre la vida
extraterrestre inteligente es aceptada en la actualidad,
por diversos científicos de entre los cuales los
norte-americanos Carl Sagan y Frank Drake que sugirieron
incluir en las naves Voyager 1 y 2 “un disco-mensaje con
informaciones técnico-científicas, músicas y frases en
todas las lenguas habladas en la Tierra” en la búsqueda
de otras civilizaciones(15).
La otra premisa, se refiere a la teoría de la evolución.
Al oponerse al criacionismo bíblico, un número
considerable de científicos niega, por principio, un
propósito en la evolución, suponiendo que ella ocurra
como resultado de la lucha por la sobrevivencia. Tampoco
el Espiritismo no acepta la historia de la creación, tal
cual es narrada en el libro del Génesis, considerandola
como un mensaje simbólico, falto de interpretaciones.
Entre tanto, el Espiritismo posee una teoría
evolucionista del espíritu(14). El principio
espiritual tendría pasajes en los tres reinos de la
naturaleza y, en la humanidad, continuaría su ascensión
hasta la condición de espíritu puro. Considerando esa
premisa, es posible suponer que los espíritus
propiamente evolucionados actuarían en la naturaleza en
diferentes níveles de complejidad(15). Nuevos
conocimientos traídos por la Ciencia tiene así un papel
importante para balancear
los pilares de los modelos construidos ofreciendo
subsidios para nuevos modelos que influencian no apenas
el pensamiento científico, mas, también las creencias y
la forma como las sociedades se organizan. Aunque no
pueda ser clasificado estrictamente como Ciencia el
Espiritismo desempeñó y aun desempeña un papel similar,
por su historia e ideas contenidas en sus temas
principales. Entre tanto, cabe mucha cautela para no
resbalar en una metafísica idílica, ni en un pragmatismo
dogmático. En la duda, sigamos a Kardec y estaremos con
la Ciencia.
Agradezco muchísimo la lectura del texto y sugestiones
de André Ricardo de Souza, Lucas Del Prette e Zilda A.
P. Del Prette.