Tema: Comprensión, amistad
Mateus y Antonio
Mateus y Antonio eran amigos y estudiaban juntos en la
misma clase hacía varios años. Uno ya había ido a la
casa del otro y también a las fiestas de cumpleaños.
Pero, en los últimos días, Antonio estaba diferente. En
el recreo, no quería jugar y tomaba su refrigerio solo.
En el salón de clases la profesora le iba pidiendo las
tareas atrasadas. Él decía que las iba a hacer, pero al
día siguiente no las había hecho.
Mateus a veces escuchaba a sus otros amigos quejándose
de algunas actitudes de Antonio. Un día, en clase de
ciencias, la profesora pidió que los alumnos se
acercaran a su mesa, para que observaran de cerca el
experimento que ella iba a hacer.
Todos se levantaron y fueron al frente corriendo para
coger un buen lugar. Mateus, emocionado, también corrió
y se chocó sin querer con Antonio.
El niño gritó con cara enojada:
- ¡Ay, Mateus! ¡Mira por dónde vas!
- ¡Disculpa! – dijo Mateus, con sinceridad. Pero, viendo
que Antonio seguía enojado, replicó:
- ¡En serio! Tampoco necesitas ponerte así. Te quedas
ahí parado en medio, ¿y no quieres que nadie se choque
contigo?
- Si tienes prisa, entonces ve – dijo Antonio, nervioso,
empujando a Mateus con fuerza.
Mateus se cayó de espaldas en medio del salón, entre los
otros compañeros, que acompañaban la escena
sorprendidos.
La profesora, después de ver que Mateus no estaba
lastimado, mandó a Antonio a la sala de la coordinadora
e intentó retomar sus explicaciones. Pero Mateus no lograba
prestar atención a nada. Estaba muy enojado con Antonio.
Su mente solo planeaba lo que iría a hacer para vengarse
de su compañero cuando lo viera
de nuevo.
Al llegar a casa, después del colegio, Mateus fue a
buscar a su mamá. Muy perturbado, le contó lo que había
sucedido. Quería que ella fuera al colegio a quejarse de
Antonio y pedir que fuera expulsado.
La madre de Mateus se mantuvo calmada. Le pidió a su
hijo que se calmara porque necesitaba conversar con él.
- Hijo, lo que hizo Antonio está mal. Él te agredió y tú
podrías haber salido lastimado.
- ¡Pues sí! – dijo Mateus, sintiéndose amparado. - ¡Él
es un estúpido, insoportable!
- ¡Cálmate! – pidió la mamá, continuando: - Él actuó
mal, pero, como sucede muchas veces con las personas, él
reaccionó así porque debe estar sintiéndose mal también.
No sé si tú sabes, hijo, pero el papá de Antonio está
enfermo. Él tiene una enfermedad grave y le están
haciendo un tratamiento lento, con remedios fuertes. Por
eso, él no está trabajando. Ellos tuvieron que mudarse a
una casa más pequeña para pagar un alquiler más barato.
Y la mamá de Antonio está trabajando mucho haciendo
comida para vender. Antonio necesita ayudar a su mamá a
cuidar la casa y su hermanito. Él tiene que levantarse
muy temprano para ver todo y caminar hasta el colegio.
Ni tiene tiempo para estudiar o hacer las tareas del
colegio. Su mamá me contó todo eso cuando me llamó
pidiendo que orara por ellos. También dijo que han
estado rezando juntos todos los días, pero que aun así
Antonio llora a veces, preocupado por la salud de su
padre.
- Por eso, hijo – concluyó la mamá – a pesar de que
Antonio ha actuado mal, quiero que trates de tener
paciencia. La profesora ya tomó las medidas necesarias.
¿Está bien?
Mateus apenas asintió con la cabeza, sin poder decir
nada. Nunca imaginó que Antonio pudiera estar en esa
situación.
Al día siguiente, en el colegio, Antonio fue donde
Mateus y, avergonzado, le pidió disculpas.
- ¡Todo está bien! – dijo Mateus, con una sonrisa.
Toda la rabia de Mateus se había ido. Sus sentimientos
ahora eran de comprensión y de voluntad de ayudar a su
amigo.
El niño empezó a orar por Antonio y su familia, todas
las noches, junto a su madre.
Después de algunos días, quedaron muy contentos, pues
recibieron la noticia de que el padre de Antonio estaba
mejor y que el médico había dicho que estaría curado en
breve.
Al día siguiente, en el colegio, Antonio estaba alegre,
con una sonrisa en el rostro. A la hora del recreo, jugó
a la pelota con sus amigos. Se divirtió y recibió un
abrazo de Mateus cuando marcó un gol.
Y fue así como, poco a poco, las dificultades fueron
superadas y la amistad de los dos niños se volvió aún
más grande.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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