Tema: Aprendiendo con el ejemplo
La oveja descarriada
(Parte 2)
Cuando la oveja Tita fue traída de regreso a casa, las
otras ovejas fueron a recibir a su compañera con cariño.
La llegada de Tita trajo alivio para todas, que habían
quedado muy afligidas con su decisión de aventurarse
lejos del pastor y del rebaño. Ahora, las ovejas veían a
Tita volver, exhausta, congelada y arrepentida, pero
viva y segura.
Pero había una oveja llamada Lola que no estaba feliz.
Hacía algún tiempo que ella tenía las mismas ideas que
Tita. Pensaba en liberarse de la rutina de siempre y
tener nuevas experiencias. A pesar de escuchar lo que
decían de los peligros que podría encontrar, ese
pensamiento insistente no salía de su cabeza.
El día anterior, cuando Tita se alejó del rebaño, Lola
incluso se puso contenta. Parecía que esa era una señal
para que ella hiciera lo mismo. Lola quedó incluso más
inclinada a seguir el ejemplo muy pronto.
La noche pasó. Las
ovejas descansaron y, a la mañana siguiente, comenzaron
a conversar. Querían saber lo que había pasado con Tita.
Ella, entonces, contó a sus compañeras que no había sido
nada como ella esperaba. Contó que se sintió sola,
perdida y con miedo.
- ¿Y los lobos? ¿Encontraste alguno?
- Sí, vi uno muy cerca. Y no fui su comida solo porque
el pastor me salvó – respondió Tita, cabeza gacha,
todavía asustada con lo sucedido.
Las ovejas querían conversar más sobre el tema, pero el
pastor ya había llegado para llevarlas a su paseo
diario. Ellas se pusieron en camino y todo parecía en
paz nuevamente.
Pero Lola todavía insistía con las mismas ideas. A pesar
de haber escuchado la historia de Tita, algo le decía
que con ella podría ser diferente. Ella tendría más
trucos para acercarse a los lobos. Ella sería más
valiente que Tita para enfrentar a la oscuridad y
encontrar nuevos caminos.
En cierto momento del paseo, Lola decidió que había
llegado la hora. Comenzó a caminar en otra dirección,
distanciándose del rebaño. Como había hecho con Tita el
día anterior, el pastor fue atrás de Lola, la llamó y le
señaló el camino. Pero
la oveja no quiso darse la vuelta.
Una vez más, el rebaño se preocupó. Todas
quedaron afligidas, lamentando lo que
estaba pasando. Ellas
veían a Lola alejarse sin poder hacer nada.
Fue entonces que una oveja salió corriendo en dirección
a su amiga. Era
Tita, que gritaba desesperada:
- Lola, por favor, ¡no hagas eso! Estás buscando un
sufrimiento del que no tienes idea. Si te di ese mal
ejemplo, te pido perdón. Yo me arrepentí mucho y no
quiero que tú, ni nadie, pase por lo mismo que yo.
Lola escuchó los gritos de Tita, pero continuó andando.
Se había demorado en tomar esa decisión y no quería
desistir tan fácilmente.
Tita, entonces, volvió junto al rebaño y al pastor. Entristecidas,
todas rezaban íntimamente para que Lola volviera sana y
salva.
Lola fue para un lado, el rebaño fue para el otro, hasta
que no se vieron más.
La oveja miró a todos los lados y solo vio el paisaje.
Escuchó a lo lejos el aullido de un lobo. A veces, las
ovejas oían lobos, pero, junto al pastor que las
protegía, no había qué temer.
Pero ahora Lola estaba sola. Sintió un escalofrío y un
mal presentimiento. En un segundo, todo su valor se fue.
Las súplicas de Tita volvieron a su mente. Se imaginó
cómo estaría ella cuando llegara la oscuridad y pensó:
- ¡Dios mío! ¿Qué
estoy haciendo aquí? ¡Necesito volver cuanto antes!
Lola, entonces, se dio vuelta y comenzó a correr. No
había caminado por mucho tiempo. No avistaba más al
rebaño, pero todavía era de día y podía localizar el
camino de regreso.
Lola corría y gritaba llamado al pastor, que pronto la
escuchó y fue a su encuentro también.
En poco tiempo, Lola se reencontró con el rebaño. Ella
fue recibida con cariño y alegría.
Tita le dio un gran abrazo. Lola estaba asustada, pero
pronto se recompuso
con las palabras afectuosas de sus amigas.
Acordándose de los consejos de Tita, Lola logró evitar
lo peor y volvió a vivir en paz y feliz.
Fue así como la experiencia de Tita sirvió no solo como
enseñanza para ella misma, sino también para ayudar a
Lola a no caer en el mismo error.
Así es como Dios saca un bien, del mal. Es de esa forma
que las cosas malas que suceden pueden servir como
lecciones valiosas para todos nosotros.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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